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16 de septiembre de 2015

LOS PODEMITAS, COMO POLLOS SIN CABEZA

Por Marat

Una serie encadenada de estupideces propias de quien, ya no es que hayan perdido la coherencia política porque nunca la tuvieron, sino que incluso son patéticamente ridículos en su propia incoherencia nos ha regalado la menguante secta podemita en los últimos días.

Tras enseñar Pablo Pablito Pablete su casa a la reina de la casquería fina Ana Rosa Quintana, al estilo Mariano Rajoy o Pedro Sánchez y sus pretensiones de parecer “personas normales”, ese estilo tan poco sobrio y discreto que debe acompañar a cada dirigente político para no banalizar su imagen como mero producto de marketing para consumo en los supermercados electorales, el Señor de la Divina Coleta nos obsequió con la defensa del oligarca e inductor del terrorismo de las guarimbas venezolanas, que llamó a desconocer en su día los resultados de las elecciones democráticas en aquél país –Leopoldo López- y que desencadenaron 43 muertos en la patria del finado Presidente Chávez. Sigue la estela del gatazo gordo Felipe González, asesor de multimillonarios y "empleado" de lujo de Gas Natural.

"A nosotros no nos gusta, venga de quien venga, que se condene a alguien por hacer política. En política las diferencias se tienen que resolver a través de procesos electorales", dijo el sheriff de los podemitas el pasado 11 de Septiembre. No me sorprende que haya quien por otros motivos, seguramente menos justificados, encuentre paralelismos entre Pablo Iglesias y el fascista de las 2000 abdominales José María Aznar.
Muy poco después Juan Carlos Monedero, Don Politologón, en un alarde que lo mismo podía ser de verso libre que de reparto de papeles, al estilo de como hacían en el pasado González y Guerra, para contentar a la despistada dirigencia bolivariana sobre lo que en realidad es Podemos, decidió insultar en una única declaración pública a la izquierda abertzale vasca y a los sectores populares que apoyan al legítimo gobierno venezolano.
A la primera lo hizo –insultar- al comparar al fascista protogolpista, e inductor del crimen político, Leopoldo López y a la ya extinta kale borroka. Se podrá disentir de la estrategia violenta que la izquierda abertzale vasca empleó aquellos años de “socialización del dolor”. Yo lo hago. La mayor parte de la actual izquierda abertzale lo hace tácita, aunque no expresamente. Pero equiparar a la izquierda soberanista vasca con los fascistas asesinos de venezolanos es, como poco, algo propio de un sujeto inmoral, indecente y canalla. Detengo aquí mis epítetos para no descender al nivel de este fascista que llama fascistas a los demás.

Y de paso, Wallet (Monedero-Billetero)  insultó la inteligencia de la dirigencia bolivariana y del pueblo venezolano al tratarlo de imbéciles y desinformados respecto a la identidad política de la izquierda abertzale vasca, que podrá ser más o menos criticada, por ejemplo en la deriva de una parte de ella hacia el reformismo socialdemócrata, pero que fue durante parte de la larga noche del franquismo una punta de lanza contra el fascismo español y por la recuperación de las libertades.   

En un desdoblamiento de personalidad digna del doctor Jekyll y Mr Hyde, el disminuido (electoralmente) Pablito el pasado martes 15 de Septiembre declaraba: "un extremista, no sólo lo digo yo, lo dice la oposición moderada venezolana. Y yo creo que está bien que defienda sus ideas, y sin embargo en Venezuela hemos visto muchas veces a líderes opositores alentar golpes de estado" ¿En qué quedamos, Pablito, López es un condenado “por hacer política” o alguien condenado por “alentar golpes de estado”?

Los oportunistas, los trepas, los populistas son “gente” sin principios ni convicciones que, como el padre ideológico de Pablito, Zapatero, hablan en función de los sondeos preelectorales y, como estos no le van bien ni por su ala derecha (grande) ni por su ala izquierda (mucho menor y menguante a gran velocidad), hacen declaraciones políticas antagónicas en su contenido para contentar a unos y a otros, demostrando finalmente que no sabemos si estamos ante una parodia de político o ante Cantinflas haciendo de político.


Pablito, el mal remedo de Corbyn español, tiene un ego de dimensiones descomunales que, sin duda, debe estar compensando carencias que habrían hecho las delicias del padre del psicoanálisis, Don Sigmund.

Su artículo en El País, diario del régimen al que tanto criticaba el Señor de los Círculos en el pasado, y al que últimamente se está aficionando bastante como columnista del mismo, que en su edición en papel se tituló “El Pablo Iglesias Británico”, siendo cambiado posteriormente en la digital por el titular de “¿Por qué todos hablan del Pablo Iglesias británico?”, tras la queja de Pablito por lo que él consideraba manipulación por parte de este medio del texto con el encabezamiento entregado por él al diario, y finalmente modificado, es una evidente muestra de lo que muchos psiquiatras y psicólogos denominan “delirio narcisista”.

El problema de los políticos con delirio narcisista, patología tan bien retratada por el inigualable Chaplin en la escena del globo terráqueo de “El gran dictador”, es que resultan, además de grotescos, esperpénticos e hilarantes, peligrosos porque carecen de freno en su insana pulsión de alimentar a su Narciso de bolsillo.


Ni el titular manipulado por El País ni el original entregado por Pablo Iglesias que firma como Pablo Iglesias un texto en el que se interroga “¿Por qué todos hablan del Pablo Iglesias británico?”  hacen buen servicio al Pablo Iglesias español. Hace que se delate a sí mismo, es patético al compararse con un político laborista con más de 30 años de trayectoria coherente como parlamentario y pone el burro delante(él)  como elemento con el que supuestamente “todos” comparan a Corbyn.

Corbyn es un socialdemócrata –más de izquierda que Pablo Iglesias y los discípulos de su secta ni de izquierdas ni de derechas pero que nadie se engañe, no va más allá de ser eso, un socialdemócrata-, con conexiones ideológicas y de clase en los sindicatos (Trade Unions), al contrario que Pablito que lo tiene con ese engendro amorfo llamado “la gente” o con ese “escondeclases” sociales llamado los “ciudadanos”. Corbyn hace 30 años que mantiene la misma línea socialdemócrata, a la izquierda del social-liberalismo del Labour Party que instauró Tony Blair (ni Gordon Brown ni Ed Miliband cambiaron esa orientación), mientras que Pablito pasó en menos de dos años de decir que era comunista –decía-, luego bolivariano, después ni de izquierdas ni de derechas, ahora socialdemócrata modelo escandinavo,…¿mañana?

Y llegó la división de los circulines cuando Alexis Tsipras y Syriza evidenciaron los límites ideológicos, de campo de juego dentro de los límites de respeto a las reglas de la institucionalidad que imponen los sistemas políticos burgueses a quienes los respetan y, por supuesto, de coherencia.

Según cuenta el digital progre “El Diario” bajo el titular “Dos diputados autonómicos de Podemos viajan a Atenas para apoyar a Unidad Popular, la escisión de Syriza”, la tribu podemita está dividida en cuanto a qué socios apoyan en Grecia.

Mientras los trotskolights de Anticapitalistas (antes Izquierda Anticapitalista), corriente de opinión-grupo de presión para el logro de sofás de políticos profesionales, apoyan a la escisión de Syriza, Unidad Popular, Pablito y el ínclito Errejón apoyan a Tsipras y Syriza por su “coraje al convocar elecciones”. Mejor le hubiera ido a ese coraje si lo hubieran empleado en defender a la clase trabajadora griega contra sus oligarquías locales y europeas.

Lejos  quedó aquel “Aguanta Alexis” del tuitero Pablito, cuando muy pocos veníamos avisando de que Syriza y el hijo del constructor Tsipras venderían a la clase trabajadora griega y a su país y cuando, poco antes del referéndum y justo después, quedo patente ya para muchos que lo que decíamos muy pocos meses antes se había cumplido.
Según Jesús Rodriguez, de Podemos y Anticapitalistas, "apoyar a Tsipras ahora es una locura. El apoyo a Tsipras nos va a hipotecar, nos va a dificultar que ganemos las elecciones porque lo que ha hecho Tsipras es consolidar el discurso dominante del bipartidismo de que no hay alternativa, de que no hay posibilidad de cambio". El hombre derrota por la herida electoral, antes que por la ideológico. Y aclara ante la pregunta del periodista sobre si Podemos sigue apoyando a Tsipras y Syriza: "que yo sepa no se ha discutido en ningún órgano y lo que se ha expresado son opiniones de dirigentes. Pero la mayoría de los sectores o están con Unidad Popular o se ponen de perfil". Es la incoherencia, el cinismo y la hipocresía de quienes en lugar de ideología y principios tienen ambición.

Yo no sé lo que se meten en vena o por la nariz los podemitas y los miembros de su sanedrín pero no quiero de eso; sienta mal.

Tras ver su recorrido último tengo la tentación de cambiarles el nombre y pasar a denominarles “podeminis”. Minis en expectativas electorales, minis en ideología, minis en coherencia, minis en decencia política, minis en inteligencia personal y colectiva, minis en fin. Y con estos quieren fundirse los claudicantes PCE e IU. Otros que tal bailan.

Mientras tanto, en la campaña de las elecciones catalanas, la derechuza mediática española emplea a los podeminis como ariete en defensa de la españolidad de Cataluña. Quien tenga dudas sobre lo que digo que vea el lenguaje etnicista, lerrouxista y guerracivilista en un mitin preelectoral de Pablito de la semana pasada en Cataluña: "esa gente que no se avergüenza de tener padres andaluces o abuelos extremeños tiene que sacar los dientes". Y los podemitas y su Cristo del Santo Narcisismo no se quejan por el tratamiento que les da la Brunete mediática en esta campaña de Santiago y Cierra Eggggpaña, se dejan querer. Veo a Marhuenderrrrr e Inda cualquier día hablando del ejemplo patriótico de los podeminis y sus líderes, que no dirigentes.
 
Por cierto, aunque considero respetables todos los tipos de juegos sexuales, siempre que sean consensuados, el nivelón político que ha trasladado Pablito a la campaña de las elecciones catalanas con su respuesta a Lluis Llach (seguro que ya no pone "L´estaca" en sus actos), con aquello de "Parece que a Lluis Llach también le interesa el sexo. Pues bien, si quiere le vamos a dar sexo a Mas, le vamos a dar látigo en esta campaña", me ha creado una imagen visual entre el Mesías de la Coleta y el burgués Mas que he tenido que desterrar rápidamente con una inmersión por Internet en un capítulo de "Perdidos", para evitar tener pesadillas nocturnas de las que te despiertan gritando horrorizado y cubierto de sudor fío. 

En cualquier caso, y dado que Pablito parece obsesionado por las "delicias" del BDSM y otras parafilias, le recomiendo este kit de juegos que acabo de encontrar en la red y que tiene el color corporativo de los podeminis.