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12 de mayo de 2021

SOBRE EL PRETENDIDO ANTAGONISMO ENTRE SOCIALISMO/COMUNISMO Y “LIBERTAD”

Por Marat

El socialismo no es lo que hacen los partidos socialistas cuando gobiernan, del mismo modo en que tampoco lo son algunos autodenominados comunistas, o acusados de tal, cuando lo hacen en coaliciones con los autoproclamados socialistas.

Hace pocos meses, ABC, panfleto válido solo para envolver colillas que arrojar a la basura, acusaba a Largo Caballero de comunista. Que el PCE de la guerra civil española le agasajase como el Lenin español solo significó que este partido aupó oportunistamente a quien fue miembro del Consejo de Estado de la dictadura de Primo de Rivera a una categoría que le quedaba demasiado grande

Tanto a Chávez como a Maduro se les ha acusado en repetidas ocasiones de lo mismo, cuando su régimen no se ha apartado del más puro bonapartismo, de matices caudillistas, propio del populismo peronista. Si ustedes quieren saber de verdad lo que el populismo de matriz peronista, que es lo que se encierra dentro de los movimientos latinoamericanos que se han revindicado como del Socialismo del Siglo XXI, decenios después de desaparecido el general argentino, pregúntense por qué hay quienes han hecho lecturas de un peronismo tanto de derechas como de izquierdas y por qué desde esa ideología de corpus tan extraño se reivindican tanto nociones como pueblo y nación y se apelan tan poco a conceptos ligados a la idea de clases sociales y luchas de clases. Dar brochazos gordos de pretendida emancipación de los oprimidos y subalternos a lo que es una ideología profundamente reaccionaria y populista no la convierte en revolucionaria. Pretender hacer pasar las recetas de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe por marxismo es tan coherente como decir que el identitarismo posmoderno tiene algo que ver con el comunismo. Pura bazofia que la alt-right, o derecha alternativa, fascismo sin correaje, para entendernos, ha explotado en su propio beneficio. Ello a pesar de que el gran capital no tenga inconveniente alguno a situar a mujeres en los consejos de administración, en hacer del ecologismo, y la transición hacia la descarbonización, un gran negocio o a promocionar el veganismo en sus medios de comunicación porque abren la puerta a nuevos nichos de mercado. Ellos sí que saben. Saben qué cuestiones no son otra cosa que oportunidades para seguir remozando al capitalismo y que tire para delante unos decenios más, con sus lacras de sobreexplotación laboral, pobreza, muertes y crecientes desigualdad social, vigilancia policial y recortes de libertades, ese término al que tanto se apela desde los defensores de la división de la sociedad en clases sociales. Afirmar que, como te sientes de un sexo diferente a aquél con el que has nacido, eres del que proclamas puede ser una parte de la libertad de cada persona – no entro al debate- pero no quiebra ni las relaciones entre las clases sociales, ni la idea de propiedad de las empresas, ni niega la explotación y la sobreexplotación laborales. Y es ahí, y no en otro lugar dónde se encuentra la negación del orden social y económico del capital y de los sistemas político e ideológico que lo sustentan.

A lo largo de la historia personajes que mantenían un discurso aparentemente radical, aunque bajo una práctica política muy distinta, han sido acusados de ser socialistas o comunistas.

Autodefinirse, o ser calificado por otros, como socialista o comunista no es sinónimo de socialismo o comunismo.

El socialismo y el comunismo son dos estructuras sociales y económicas que, hasta hoy, no se han dado en ningún país. Alguien debiera explicar a quien cuestione estas dos concepciones de sociedad que lo mismo cabría decir de un capitalismo que nada ha tenido que ver con la teoría liberal en la que se asienta, ya que su fundamento, meramente ideológico, no científico, el de la libre competencia ha demostrado ser una falacia cuando los monopolios, la concentración del capital y las grandes empresas acaban con la posibilidad de libre concurrencia del mercado. Y, sin embargo, hemos de soportar cada minuto las impertinencias liberales sobre la libre empresa. 

A una sociedad socialista no la define el porcentaje de control estatal de la economía sino que las empresas pertenezcan a los trabajadores, y ellos decidan sobre el trabajo, la socialización, que no estatización y e incluso sobre lo que es necesario y útil producir. Del mismo modo, el comunismo es una sociedad que ha superado la existencia del Estado porque ya no hay lucha de clases al desaparecer éstas y, en consecuencia, la existencia de un aparato estatal que representa los intereses de una clase concreta, la dominante. Son aspiraciones que en momentos históricos concretos han sido objetivos de gran parte de la humanidad y que poseen características propias que las definen

El socialismo es una etapa de la humanidad en la que se agudizan las luchas de clases pero en ellas es la clase trabajadora la que predomina en la dirección de los objetivos de la economía, de las relaciones que los seres humanos establecen en el trabajo, tomadas éstas como solidaridades en las que cada uno da lo que su capacidad le permite y recibe según sus necesidades.

El comunismo es una etapa en la que la política, entendida como objetivos espurios de los contendientes en una sociedad divida en clases, es superada por el modo en el que los seres humanos logran superar su estado de necesidad material para elevarse a la condición personas que puedan desarrollar todo su potencial y crecer colectivamente más allá del trabajo. Una sociedad en la que los seres humanos estén sujetos a la absoluta dependencia de unas necesidades, que solo una parte de ellos puede satisfacer, no es una sociedad libre.

¿Qué tiene que ver el socialismo, como objetivo por el que luchar, con la libertad? Algunas cosas importantes.

El objetivo del socialismo pretende la protección del ser humano, basándose en el principio de que somos desiguales de partida. Exige que cada uno dé según su trabajo y reciba según su capacidad.

El socialismo como principio de sociedad no niega que somos diferentes, que todos no hemos partido de los mismos niveles educativos y culturales, ni de las mismas clases sociales. Venimos del capitalismo pero cada uno debe de dar al colectivo el trabajo, la inteligencia, la voluntad y ha de recibir según el trabajo que realiza. No pueden ser remunerados del mismo modo la médico o el enfermero que el trabajador de una fábrica de muebles o el transportista de mercancías peligrosas. Hay que valorar cada aportación a lo social en la medida de lo que da y hay que considerar cuánto aporta a la sociedad.

La diferencia frente a una sociedad dividida entre propietarios de las empresas y trabajadores que aportan su trabajo de modo común y solidario es que no se parte de que todos seamos iguales, como si la formación o las capacidades no existiesen, sino en que se contribuye a un fondo común.

En una sociedad socialista todavía encontraríamos rasgos de la capitalista, en cuanto a clases sociales de origen pero el socialismo, que es la cooperación entre los desiguales, ya no partiría de la propiedad de la empresa sino de las diferencias heredadas. Algo significativamente distinto cuando el poder económico ya no es clave porque éste se encuentra en manos de la clase trabajadora. En tiempos a eso lo llamábamos dictadura del proletariado. Ahora parece que a quienes se reclaman de la izquierda radical les avergüenza el concepto por lo de dictadura. Hay quienes se sienten tan tentados de pedir perdón que lo harían hasta por el mero hecho de existir.

Nunca he creído que la dictadura del proletariado pudiera ser la dictadura del Partido, entre otras cosas porque cuando solo hay una voz todas las demás deben enmudecer o cantar la misma letra de la canción; entre otras cosas porque, siguiendo la lógica de la representación concentrada al máximo, uno puede acabar siendo acusado de disidente hasta de aquello en lo que cree firmemente.

Pero sí creo que el socialismo debe sustentarse en en una dictadura de la clase trabajadora, a través de una legislación, una capacidad representar a la mayoría social de acuerdo a su peso y contribución en/a la sociedad, de unas instituciones, de un poder del Estado, de una cultura social que establezca nuevos consensos colectivos hacia la igualdad y la solidaridad, del mismo modo en que el capitalismo, y todas sus variantes ideológicas, desde las más reaccionarias hasta las más progresistas, lo han hecho.

Precisamente por su condición cooperativa, el socialismo estaría marcado por la presión de origen de proteger cuestiones básicas que afectan al ser humano como tal: la protección al nacer, asegurar la vida del recién nacido, la educación, la sanidad, independientemente del coste de la salud de cada persona, la protección laboral y la de la pérdida del puesto de trabajo, siempre bajo la obligación de trabajar como aporte a la sociedad, el resguardo de la vejez, en todo lo que le acontezca.

Parece que un día les contaron a algunos que el capitalismo ofrecía escudos vitales parecidos. Eso duró algo así como un suspiro, entre 1945 y 1973. Desde entonces parece que se fue jodiendo esa fantasía capitalista.

El caso es que como el recorte del salchichón va por rodajas, cada vez menos finas, no nos enteramos mucho de cómo va esto de la evolución del capitalismo. Pero algunos lo vamos notando.

Yo me pregunto cómo se garantiza la libertad de las personas.

¿Será libertad carecer de empleo y de futuro y tener que recurrir a la caridad pública o privada para comer?

¿Será libertad ser desahuciado de la vivienda porque no se puede pagar la hipoteca o el alquiler? Los desahucios, por mucho que cacaree el gobierno progre sobre sus moratorias, siguen produciéndose también en una situación tan terrible como el de las consecuencias económicas de la pandemia sobre la clase trabajadora.

¿Será libertad que seas tan desgraciado que Deliveroo, Uber Eats, Glovo y toda esa criminalidad capitalista te obliguen a reivindicar que quieres ser autónomo, cuando no puedes pagarte el ser autónomo, frente a un intento de legislar la existencia de una relación laboral real?

¿Será libertad que miles de ancianos hayan muerto en las residencias porque comunidades autónomas como la de Madrid estimaron que sus vidas valían menos que las personas de edades inferiores y que ese pensamiento gerontofóbico, extraño cuando todos aspiramos a vivir hasta esas edades, provenga de los períodos en los que los recortes en la sanidad pública española dejaron ésta en mínimos

¿Será libertad que los derechos al amor y a la paternidad/maternidad hayan sido clausurados por salarios de miseria, con empleos basura e hipotecas y alquileres con precios absolutamente criminales? Es libertad de mercado, no del derecho a una vida decente.

¿Será libertad que miles de jóvenes, y no tan jóvenes, se hayan conjurado en una orgía de negación de la pandemia y alcohol para decir que el Madrid de Ayuso era libre? ¿Será libertad el derecho al yo por encima del nosotros?

¿Será libertad que quienes usamos el coche para trabajar nos veamos ante la eventualidad de pagar por usar carreteras que son la única alternativa para ir a nuestros trabajos y que ya pagamos en su día con nuestros impuestos? ¿Será libertad que el gobierno progresista de PSOE- Unidas Podemos piense en esta posibilidad para lograr liquidez para el Estado, tirando de una idea que se le ocurrió al gobierno del PP en 2012? ¿Será libertad que la izquierda se parezca tanto a la derecha cuando busca dinero público?

¿Será libertad que nunca nos haya salido tan cara la electricidad en nuestras casas o la gasolina para ir a nuestros trabajos?

¿Será libertad la ausencia de futuro de los chavales de lugares como Usera, Vallecas, Villaverde, en Madrid, o de barios como el Polígono Sur, los Pajaritos y Amate en Sevilla, por citar solo algunos ejemplos?

¿Será libertad que la diferencia entre la esperanza de vida de los barrios más ricos y los más pobres pueda llegar hasta los 7 años?

¿Será libertad que todas las horas no pagadas a las que nos obligan los capitalistas sean consideradas como la única opción para que la empresa que nos sobreexplota sobreviva? Lo de explicar que toda relación laboral asalariada es explotación es inútil. Nadie está dispuesto a aceptar que su salario es inferior al valor que genera su trabajo porque eso le pondría en el brete de tener que explicar porqué el capitalismo le parece tolerable.

Del comunismo nada más que añadir a lo ya mencionado. Si Marx escribió muy poco sobre cómo sería esta etapa, no me veo yo en condiciones de aportar más que él. El ser humano transita por la historia construyendo su futuro a base de errores y aciertos.

31 de marzo de 2021

LAS EXTREMAS DERECHAS DE AYUSO Y LA COALICIÓN DE GOBIERNO ALEMÁN CON LOS NAZIS

Por Marat

Dice Pablo Iglesias que Díaz Ayuso es la auténtica líder de VOX. Estoy totalmente de acuerdo con él.

A partir de esta frase un sector de mis decrecientes lectores es posible que estén dudando entre que me esté postulando para ver si pillo cacho en Podemos, Unidas Podemos o lo que acabe llamándose la cosa dentro de un tiempo no muy largo, o simplemente me esté haciendo mayor, viniendo de alguien que ha vapuleado al ex coleta y a su partido desde el minuto 0.

Mayor ya soy y las opiniones ajenas me importan tanto como la mirada de la Gioconda o lo que haya dicho Revilla sobre la situación de España.

Pero si algo creo cierto no me importa quien lo haya dicho. Habrá ocasión de volver sobre el señor Iglesias.

Lo que ahora me pregunto es por qué Díaz Ayuso abusa hasta la saciedad de las expresiones socialismo o libertad o, la que ya queda para la historia y la campaña madrileña del 4 de Mayo, comunismo o libertad

Que yo sepa en el gobierno de la nación nadie ha realizado una sola nacionalización, ni siquiera la de la industria de bicicletas y otros artefactos de desplazamiento “sosteniblecomo los patinetes eléctricos, todos ellos dedicados a que la clase trabajadora vuelva a emular la película neorrealista Ladrones de bicicletas”, de Vittorio de Sica. Y al trabajador que necesite el vehículo para trabajar, y no sea eléctrico, que le jodan y que aguante al imbécil del patinete delante de sus morros mientras intenta sortear al tonto de la bici -exceptuando al desgraciado que trabaja montado en ella para llevar una pizza a algún simpático ciudadano que prefiere que le llegue a casa al coste humano y peor pagado que sea- y el patinete.

Tampoco es que este gobierno haya sido excesivamente social-liberal. No ha actuado demasiado recortando lo público y devolviendo, vía impuestos, algo de gasto social. De lo público ya no quedaba mucho que privatizar y del gasto social poco que dar. No hablemos del Ingreso Mínimo Vital, el gran éxito del exvicepresi. Sería cruel mencionar esos éxitos. Pero hay que reconocer al Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, señor Escrivá Belmonte, que lo ha hecho de puta madre. Se ha quitado a más de 2 millones de personas de las estadísticas de la pobreza por la vía de ignorar su mierda de Ingreso Mínimo Vital. Como ha gestionado tal engendro, queda olvidado.

De comunismo más bien poco. No ha habido colectivizaciones. Las expropiaciones forzosas las desconozco. De tomas de fábricas por el proletariado no estoy informado. En cuanto al adoctrinamiento de los hijos quisiera que alguien de los segmentos ideológicos de VOX, PP y C´s me expliquen cuántos colegios concertados han dejado de pillar cacho por culpa de este gobierno social-comunista.

Si fuera de izquierda me avergonzaría de pensar en el magro éxito de este gobierno nacional.

Dejémoslo en que soy comunista y eso es algo muy diferente a ser de izquierda o de derecha. Otro día se lo explico, después de haberlo hecho unas cien veces.

Y ahora volvamos a Díaz Ayuso. Esta señora acusa a la izquierda de cosas que a los marxistas nos enorgullocerían y a la reacción le pondría en su peor presente y futuro.

La señora Díaz Ayuso representa la siembra del odio.

Es la repetición de Aznar, el payaso de la mascarilla. El acomplejado que nunca fue otra cosa que el que dijo aquello de "Los que idearon el 11-M no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas" pero sostuvo que el atentado del 11M era ETA, después de haber llamado al engendro Movimiento Vasco de Liberación.

Ese personaje es el mismo que ha ido llevando su Fundación cada vez más hacia el fascismo, el mismo que dice que si el PP fuera lo bastante patriótico no haría falta VOX.

Esa señora ha recibido del gobierno español casi 1.500 millones del Fondo Covid-19 y ha destinado a ese objetivo 700 millones ¿Qué ha hecho con el resto?

Cuando la señora Ayuso habla de libertad se inventa un enemigo que no existe pero su libertad es la que crea enfermos en nombre del derecho a la libre empresa de la fiesta. Y los enfermos del bicho siguen subiendo.

Quizá haya que explicar que tanto ella como su alcalde (es su alcalde, su muñequito) han dependido de Vox durante todo el tiempo en el que se han dedicado a negar la pobreza en Madrid, a admitir que, si existía, era culpa del gobierno nacional, a atacar a los que venían de fuera antes y aprobarlos luego, a ser el fascismo que hace que en las próximas elecciones el oficial (Casado) quede por debajo del auténtico (Franco)

Ser de Vox es muy fácil. Basta con odiar a la izquierda. convertir lo que es la lucha de clases, que es el derecho de la clase a defenderse del capital, en una cosa llamado "marxismo culturalque nunca tuvo nada que ver con el marxismo. Y organizar el odio.

Eso significa, para esa gentuza, que no debemos hablar de lucha de clases sino de chorradas feministas estilo Montero -a lo Rociito- y sus identidades de género y de algún feminismo de clase que consiste en ver si se colocan las que otros llaman las nuestrasen algún sitio que mañana cobrará por ver sus noticias. Se puede empezar por cuestionar a Lidia Falcón, defenderla luego y acabar por rechazarla sin que nadie te pregunte a qué juegas y de qué modo eres incoherente.

Del mismo modo en el que la derecha alemana propició el ascenso del nazismo (von Papen)   , incluyendo sus alianzas, cabe preguntarse por el papel de Díaz Ayuso en la ideología que defiende, más allá de la velocidad a la que lo haga.

Ayuso es la inteligente (lo del borracho con accidentes automovilísticos, Miguel Ángel Rodríguez, es otra cosa) y los que no han entendido que Iglesias acertaba en algo, se equivocan mucho.

Y C´s es la putilla necesaria en el proceso de una descomposición hacia ninguna parte. De su origen hacia la locura de lo que han sido. Háganselo ver.

No voy a votar. Hace mucho que no lo hago. Lo necesario es otra cosa. Ustedes verán lo que hacen.

No les hablaré de defender nada. Me quedo con mi idea de abrir camino hacia la organización por afinidad. Cuando quieran.

PD:: Esto seguro que no va a determinadas páginas a las que no di permiso para publicar mi anterior artículo. 


19 de junio de 2015

POR EL DERECHO DE ALFON A SER UN JOVEN FELIZ

Por Marat

Habré cruzado con Alfon no más de 3 minutos de conversación. Un rato antes de hacerlo estuve mirándole fijamente y percibiendo en él la expresión gestual de un muchacho absolutamente normal que parece mirar a la vida como tantos chicos de su edad lo hacen: con sed irresistible de vivirla.

Se encontraba entonces en la libertad que queda entre condena y condena, entre privación del aire fresco y privación de nuevo de éste. Jugaba a las bromas de tantos chavales con sus “colegas” y se notaba en el juego el cariño mutuo que de un lado y otro se profesaban.

Me gustó ese Alfon. Irradiaba la luz de quienes saben lo que son y el peso que ello conlleva sin perder la limpieza de la mirada. Los cachorros masculinos tienen esa ternura torpe que se les escapa sin querer. Son menos delicados y a la vez más directos que las hembras de nuestra especie que dan su amor de modo que nos desarma a los aspirantes a hombres.

En Alfon la manifestación de la fuerza bruta a la que llaman justicia había decidido hacer ejemplo. De Vallecas, joven, comunista, querido por los suyos, que son muchos más que su familia, ejemplar en sus acciones solidarias, buscador de un mundo más justo e igual. Había que dar una hostia (las hostias son con hache, el resto son cobardías de quienes no se atreven a llamar las cosas por su nombre) paradigmática en carne joven que valiese para todos l@s muchach@s que se atreven a decir NO y lo hacen desde su condición de habitantes de barrios obreros, de nacidos en familias de clase trabajadora, que no son ni “ciudadanos”, ni “gente” ni nada extraño que se disfrace, sino aspirantes conscientes a entrar en el mundo de la explotación laboral que rechazan el orden establecido de las cosas.

Más tarde, después de alguna conversación directa, hablé telefónicamente con Elena Ortega, su madre, al inicio de mis proyectos de defensa de las libertades y de lucha contra la represión. Pretendía contar con Alfon para la presentación de una plataforma (PDLD) que fue la chispa de las primeras denuncias y de otras iniciativas posteriores (Coordinadora Paremos la Criminalización de la Protesta Social) que marcaron el inicio, desde una posición de clase, del rechazo frontal a las políticas liberticidas y criminales y contra los derechos a la palabra por parte del PP. Entonces Elena me dijo eso de “no vamos a participar en ningún acto contigo porque eres del Frente Cívico”. Me quedé a cuadros. Llevaba ya mucho tiempo denunciando lo que significaba el anguitismo y sus “civismos”. Justo fue a dar con un anti-ciudadanismo y antitransversal en lo ideológico y a condenarle como si fuese otra cosa. Aunque pudiera haber devuelto a Elena una respuesta que le interrogase sobre pasadas militancias, no estaba preparado para tal arremetida. Alguien le había comido la oreja y el coco con una falsa información. Justamente quien, tras haber proyectado el caso Alfon al estrellato de los represaliados por el gobierno del capital, habría de fallarles, como ha fallado de modo extraño a pacientes desatendidos y en peligro de muerte por la sanidad. Lo dejo ahí.

A la primera no lo lograron. Los meses que estuvo en prisión ni le doblegaron ni domaron ni hicieron de Alfon otro Alfon. Seguía siendo un chaval comunista. Malas noticias para los hijos de puta. Entonces incluso grupos parlamentarios se pronunciaron por su libertad. Los medios “progres” (¡qué asquerosos son!, tanto como El País o El Mundo) defendieron su inocencia. Ahora no sé muy bien qué está pasando pero empieza a ser sospechoso por parte de ciertas “izquierdas” que Alfon deba comerse el marrón de su pérdida de libertad antes de que se pronuncien contra la brutalidad injusta de un gobierno fascista que ha decidido joderle la vida a un chico para que el resto aprendamos a “mamarla”. ¿A qué juegan los parlamentarios, concejales y diputados autonómicos? Están constituyéndose, vale prostituyéndose, como es habitual en ellos.

Hubo un tiempo en el que Alfon dijo algo así como que no quería ser un modelo para los demás. Creo que había dejado claro que simplemente se había comportado como un joven comunista (el mundo y el ayuntamiento de Madrid están llenos de mierdas que insultan tal proyecto) con ganas de vivir. Eso es lo que debemos reivindicar como propio de él: su risa y su deseo de un mundo más igual, que no puede ser la mierda que nos ofrece el capital a través de sus cómicos.

Veo a Alfon y pienso en mi hijo, Otro de tantos chavales que miran al mañana y dicen "esto es una puta mierda". ¿De verdad puedo añadir valor a su rabia, a una ira nada  tuitera sino llena de la furia de quienes se saben hijos del agobio y de unos padres que no saltaron de clase en ninguno de los prometedores años del desarrollo? NO.

Cuando contemplo esa mirada sólo me sale la ternura de papá moñas que dice "quieren joder a mi chico". Si ustedes fueran padres por un instante, reales o mentales, me entenderían.



Las madres son lo mejor que recibe en herencia cada ser humano. Andan por ahí unas Madres Contra la Represión que desde el primer día amaron al niño Alfon. Son maravillosas. Y no sólo defienden a nuestro chaval sino a muchos otr@s chic@s que han de ser defendidos porque en su poligonero modo de decir NO nos hacen mejores. Hombres, seguid  a estas chicas porque saben expresar el amor, eso que ha de ser parte fundamental de la revolución comunista. 

Alfon va a pringarla de nuevo. Ya tiene 23 años. Le llevan jodiendo desde hace dos. Seguramente sonarán en su juvenil cabeza y en su corazón como si fueran 20. La actitud criminal del gobierno del PP y de sus jueces mamapollas es repugnante, como lo ha sido contra todos los sindicalistas, trabajadores y luchadores que durante estos años han combatido al capital y no se han limitado a hacer manitas al aire en las plazas o a pedir transparencia.

La mochila de Alfon ya huele. Hay un montón de hijos de la gran puta en la policía, la guardia civil y en los juzgados que pretenden llenar de amonal el derecho a la resistencia y, por medio, un gobierno del capital que ha decidido que aprendamos en Alfon a respetar la mierda de su sistema capitalista.

Estar con Alfon ya no puede ser cosa de comunistas o de libertarios. Estar con Alfon, un chaval del barrio, tiene que ser cosa de amigos y de colegas. Apoyar a Alfon es estar con los nuestros.

Su libertad nos exige verle de nuevo riéndose libre en su barrio de Vallecas.