3 de diciembre de 2012

INICIATIVA DE CLASE SE CONVIERTE EN ASOCIACIÓN


Iniciativa de Clase ha presentado el pasado lunes 26 de Noviembre su documentación en el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior.

Iniciativa de Clase nace con el fin de intervenir en la lucha de clases, defendiendo los intereses de los trabajadores, su unidad, su independencia y la centralidad de clase en las luchas frente al capital, su Estado y los movimientos sociales que defienden posiciones interclasistas que niegan el protagonismo de los trabajadores en el combate social, en un intento por desviar sus objetivos como clase.

Hoy el capitalismo, en la peor crisis de su historia, ataca salvajemente las conquistas que tanto sacrificio nos ha costado conseguir a lo largo de la historia del movimiento obrero. Frente a estos planes, la clase trabajadora necesita que sus organizaciones abandonen la política de consenso, de aceptación de las medidas que está imponiendo la Troika y que se pongan en cabeza de la batalla, unidas contra los objetivos del capital. Así lo vienen reclamando constantemente los millones de trabajadores que continuamente se manifiestan en nuestro país y en toda Europa. Así lo muestran las Huelgas Generales que se han desarrollado en España, Grecia y Portugal.

En esta lucha INICIATIVA DE CLASE quiere poner todo su esfuerzo por encontrar vías que ayuden a la clase trabajadora a combatir en un terreno favorable a sus intereses y que sirva para lograr que los intereses de nuestra clase sean fielmente expresados.

Sin embargo, tenemos que constatar, y no con satisfacción, que los dirigentes de las organizaciones políticas y sindicales que debieran representar los intereses de la clase trabajadora han elegido otro rumbo totalmente opuesto y que va desde el consenso institucional hasta el intento de ocultar la necesidad de confrontación directa con el capitalismo mediante la disolución de la lucha de clases en un movimiento ciudadanista inocuo para el poder económico del capital.

Si los capitalistas y sus instituciones han optado por empobrecer y esclavizar a los trabajadores para devolvernos a condiciones de vida y de trabajo del siglo XIX, la única posición consecuente posible, desde quienes nos reclamamos defensores de nuestra clase, es elevar la lucha de clases hasta una posición política en la que no quepa el pacto social sino el enfrentamiento total entre capital y trabajo.

Es en estos planteamientos de lucha donde nos van a encontrar los militantes del movimiento obrero que quieran acompañarnos.

Desde Iniciativa de Clase somos conscientes de que en la lucha por lograr estos fines encontraremos muchos enemigos. En el inicio del debate sobre nuestro proyecto ya pudimos comprobarlo. Lejos de amedrentarnos, esos ataques nos reafirman con más fuerza en nuestras posiciones de defensa incondicional de la clase trabajadora.

Al constituirnos como asociación no es el Ministerio del Interior, firme represor de las luchas de los trabajadores, el que nos legaliza. Serán los propios trabajadores quienes lo hagan pero ratificar nuestra organicidad nos ayuda en nuestra voluntad de ser portavoces únicos de nuestras propuestas, sin que ninguna otra voz que la de INICIATIVA DE CLASE pueda hablar en nuestro nombre.    


Madrid, 3 de Diciembre de 2012



23 de octubre de 2012

LA SOCIALDEMOCRACIA FRACASÓ

Sebastián Premici. Página 12

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

He aquí la gran contradicción estratégica de quienes apuestan porque los países más golpeados por la crisis capitalista en la UE salgan del euro.

El propio ponente en las Jornadas Monetarias organizadas por el Banco Central, profesor John Weeks apuesta, a la vez que teme las consecuencias de regreso de la ultraderecha y los nacionalismos a la UE, porque dichos países abandonen el euro

Cuando se contempla la crisis capitalista fundamentalmente desde el monetarismo y lo financiero acaba por tomarse la parte por el todo y el efecto por la causa.

Es el capitalismo en su conjunto lo que está en crisis y la UE los sufre fundamentalmente por causas estructurales del propio sistema económico y por las políticas de contención del gasto público y antiinflacionistas que se diseñaron en Maastrich en su día.

La ausencia de una política fiscal común, de una garantía bancaria europea, la desregulación del sistema financiero, practicada en los años 70 del pasado siglo por Reagan y Thatcher, y el excesivo peso alemán en el BCE contribuyen a los problemas del euro y sus efectos sobre el euro, la UE y los países del Sur.

Pero el auténtico problema no está en lo fiscal y lo financiero sino en el agotamiento del capitalismo como sistema, que ya no es capaz de sostener ondas largas de crecimiento económico y cuyas crisis sucesivas se van acumulando cada vez con mayor rapidez, agravando el problema sistémico, y eso no sólo en la UE sino a nivel mundial.

La salida del euro de los países del sur de Europa precipitaría la muerte de la UE y con ello el renacimiento de las políticas proteccionistas en cada país (¿a quién exportar si todos los países de la UE se vuelven proteccionistas?), de los nacionalismos y daría un empuje brutal al ya renovado auge de los fascismos en el continente.

No es posible una UE dando pasos atrás en su proceso de unión. Ello significaría tomar acta de un fracaso.

Nada nos dice este economista keynesiano de qué efecto tendría sobre las recuperadas monedas nacionales el ataque especulativo que se produciría sobre aquellas que, aunque pudieran jugar con la devaluación de las mismas, al contrario que el euro, serían mucho más vulnerables al sostenerse sobre economías más debilitadas que las de la Europa del norte, mucho más rica.

Si es posible, en cambio, una redefinición de abajo a arriba de toda la política económica de la UE que apueste por la protección de los trabajadores y por un nuevo internacionalismo que se enfrente a la Europa de los mercaderes y las grandes corporaciones empresariales y financieras a la vez que imprima una nueva relación más igualitaria entre los países que conforman la Unión.

Pero ello exige otra izquierda, no la que tenemos, una izquierda internacionalizada y con una práctica política mucho más radical y más irrespetuosa con los grandes poderes económicos, unas fuerzas sindicales combativas, un cambio en la correlación de fuerzas entre trabajo y capital.

Eso no es ni siquiera una izquierda revolucionaria, ojalá, es simplemente la vuelta a una izquierda que lo sea.

A corto-medio plazo es el camino más difícil porque esa izquierda no existe en la UE, ni siquiera es minoritaria. Simplemente aún se la espera.

Pero si esa opción no aparece y se despliega en la UE con toda su energía y voluntad insumisas, la respuesta la darán otros y la Historia ya nos ha enseñado qué tipo de respuesta es esa y cómo la da.

Por cierto, la socialdemocracia apenas existe en Europa más que en algunos países nórdicos (algunos de los cuáles no están en el euro) y ya muy adulterada. El resto de lo que llaman socialdemocracia es social-liberalismo, algo bastante distinto.

Sin más, les dejo con la evidencia de una flagrante contradicción.

La socialdemocracia fracasó

El prestigioso catedrático británico John Weeks evalúa que la Unión Europea se convirtió en el instrumento de Alemania para gobernar Europa. Afirma que el fracaso de la UE significará el reverdecer de los nacionalismos de derecha.

“La crisis económica en Europa habla en realidad del fracaso de las políticas de la socialdemocracia. Los principales problemas de los países de la región tienen que ver con los condicionamientos que aceptaron para entrar al euro. En este contexto, la Unión Europea se convirtió en el instrumento de Alemania para gobernar Europa.” Este crudo diagnóstico corresponde al economista británico John Weeks, de la Universidad de Londres, quien estuvo en el país para participar de las Jornadas Monetarias organizadas por el Banco Central y de una charla organizada por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo (Cefidar). El académico sostuvo que lo más recomendable para los países de la región que están en crisis es salir del euro en forma conjunta, con el objetivo de que cada uno pueda comenzar un proceso de implementación de una política fiscal propia. El académico también advirtió que el fracaso de la UE como bloque de contención significará el reverdecer de los nacionalismos más extremos de las derechas europeas.

La UE, direccionada por Alemania, reaccionó a la crisis económica y financiera con una serie de planes de rescate que en la práctica significó un ajuste fiscal. El desempleo en el bloque asciende al 10,5 por ciento y en la Eurozona al 11,4 por ciento. Esto significa que hay más de 25 millones de personas sin trabajo. En España y Grecia la desocupación es del 25 por ciento. “Los alemanes dicen que no se puede gastar tanto como en 2008 y 2009, pero es al revés. Hay que incrementar el gasto público. La reducción de salarios en algunos países no ayudará en este proceso, tampoco la reducción general del gasto público con la intención de pagar la deuda contraída por ellos mismos”, sostuvo Weeks tras su paso por el país.

Entre el 2000 y 2008, el resultado primario de España fue positivo. Pero una vez ingresado en la crisis, el país ibérico alcanzó un déficit de 5 por ciento de su PBI y luego del pago a los bancos (rescate), al 12 por ciento. “Cuando España entró en un proceso de rescate, los bancos recibieron recursos para salvarse. Pero en realidad terminaron especulando con esos fondos, lo que provocó un aumento de la inestabilidad española. El crimen de la socialdemocracia (continuado por el actual partido de gobierno) fue la salvación de los bancos”, sostuvo el académico inglés.

En el caso de Italia, Weeks sostuvo que no existe un problema de tasa de interés ni un peso relativamente fuerte de la deuda. De hecho, Italia era uno de los países con excedente primario antes de la crisis. En este sentido, el punto neurálgico para Italia habría que buscarlo en las claudicaciones al momento de ingresar en la Zona Euro, al igual que Grecia. “La deuda bruta y neta de Italia es la misma de los últimos 20 años. Por eso el problema está en su tasa de crecimiento, que durante los últimos quince años fue del uno por ciento en promedio”, afirmó.

Las directrices neoliberales aplicadas en la UE sostienen que las políticas públicas de los gobiernos restringen, limitan y distorsionan la habilidad de las personas para tomar decisiones, la misma retórica que se aplicó en la década de 1990 en la Argentina. Por eso para Weeks uno de los problemas fundamentales del actual contexto pasa por la definición de la “economía”. Hace doscientos años, esta ciencia (social) era definida como “la asignación de recursos limitados para necesidades sin límites”. “La economía debería ocuparse de cómo movilizar recursos para el bienestar social. Esta fue la gran contribución de Keynes”, agregó Weeks.

Para este crítico de las visiones ortodoxas y neoliberales la solución a la crisis europea podría encontrarse en una salida conjunta del euro por parte de aquellas economías más afectadas (España, Italia, Portugal, Grecia e Islandia). Entre todos representan el 45 por ciento del PBI de la UE. “Las consecuencias del fracaso de Europa es el empobrecimiento de la clase obrera. Pero más complejo aún es el reverdecer de los nacionalismos europeos y la alta conflictividad que empieza a asomar de la mano de las derechas”, concluyó el académico.