27 de febrero de 2013

ITALIA: GRILLO™ FOR DUMMIES

Giuliano Santoro. Kaosenlared

Es un fenómeno complejo que no queremos liquidar con un eslogan. Sin embargo, aquí algunas razones para desconfiar de Beppe Grillo y de su “Movimiento 5 Estrellas”.

Italia siempre ha tenido anomalías que, de diferentes maneras, han terminado infectando otros países. Hace unos años, en el contexto de la crisis económica y de la crisis de la representación política, en este país se empezó a difundir un partido populista liderado por un cómico, que utiliza las redes y parte del lenguaje de los movimientos sociales para abrir una brecha entre los electores que desconfían en los partidos tradicionales y que están abandonados y aislados por el neoliberalismo. Es un fenómeno complejo que no queremos liquidar con un eslogan. Sin embargo, aquì algunas razones para desconfiar de Beppe Grillo y de su “Movimiento 5 Estrellas”.
1. La propiedad de la marca.
El Movimiento 5 Estrellas (Movimento 5 Stelle, M5S) fue fundado el 4 de octubre 2009 por el cómico Beppe Grillo y por el empresario experto en web-marketing Gianroberto Casaleggio. Cuatro años antes, basado en el éxito de los espectáculos de Grillo, surgieron los foros locales de “Los Amigos de Beppe Grillo”, que utilizaron la plataforma de pago MeetUp. La manera de funcionar de este movimiento está organizada por un reglamento escrito por Grillo y Casaleggio, el llamado “No Estatuto” (Non Statuto). En el artículo 3 de este No Estatuto se establece claramente la propiedad de la organización: “El nombre Movimiento 5 Estrellas es una marca registrado a nombre de Beppe Grillo, que es el único titular de los derechos de uso del mismo”.
2. Ausencia de democracia.
Desde la naturaleza de propiedad de la marca se llega a la estructura autoritaria del M5S. En estos años, esta se ha mostrado de dos maneras. Primero, Grillo y Casaleggio trabajaron para qué la pagina webwww.beppegrillo.it fuera el único órgano de comunicación y organización de su movimiento. Un órgano que permite a los lectores de intervenir únicamente escribiendo sus comentarios contestando a los aportes, como un común sitio de información mainstream. El No Estatuto, y después unas reglas dictadas por Grillo, establecieron que está prohibido abrir sedes, construir herramientas comunicativas autónomas y participar en debates en televisión. Por otra parte, los propietarios de la marca siempre evitaron que se pudieran haber realizado asambleas nacionales del Movimiento. Quienes intentaron sacar adelante asambleas, poniendo en relación varios territorios y debatiendo el tema de la organización, han sido expulsados. La decisión sobre la expulsión la toma exclusivamente Grillo y su “personal” (que no se sabe quien son) y realmente significa la prohibición de utilizar la marca, en una perfecta lógica empresaria. Los que fueron purgados cuentan como recibieron un aviso legal, para que no utilicen la marca del M5S, que es solo propriedad de Grillo.
3. La Red utilizada como si fuera la televisión.
Leyendo hasta aquí, alguien podría preguntarse como es posible que tanto autoritarismo puede ser confundido con algo que tiene que ver con “democracia directa” o “democracia líquida”. Para comprendelo, necesitamos ver el M5S en el contexto social y mediático en Italia. Beppe Grillo tuvo éxito con su participación en los programas mainstream de la televisión en la noche de lo sábados. Participó también en diversos anuncios publicitarios. En 1986, cuando obtuvo su máxima notoriedad y el Partido Socialista lo atacó duramente por una broma sobre su Secretario General Bettino Craxi, Grillo dejó de estar regularmente en la televisión y empezó a una gira por todo el país con su espectáculo de teatro. En la década de los noventa, Grillo se mantuvo en una situación de fama en los medios italianos gracias a una buena relación con algunos programas de televisión (primeramente con “Stricia La Notizia”, el telediario cómico inventado por Antonio Ricci – el primer autor de Grillo – que se emite todas las noches en Telecinco, del grupo de canales de Silvio Berlusconi). En el 2004 se encontró con Casaleggio y descubrió la web. Desde ese momento entra en la red reproduciendo el esquema vertical de la televisión y utilizando plataformas de video on demand. Con Grillo, la televisión coloniza Internet. Con él, millones de nuevos usuarios conocen internet en una manera ideológica y dogmática. La hegemonía de la televisión, que caracteriza el corto ventennio de Berlusconi, se muda al espacio web 2.0. La red se transforma en una máquina para construir consenso y conformismo, en lugar de favorecer la participación y el intercambio entre diferentes sujetos.
4. El liberalismo.
La base de la utilización de la Red por parte de Grillo tiene una visión fuertemente liberal: la red para el cómico es el espacio donde se constituye la perfecta competencia entre las ideas, donde se realizará la mejor asignación de los recursos y la justa redistribución de la riqueza, la potenciación de “competencias” y el reconocimiento de la “meritocracia”. Todo esto, según la ideología de Casaleggio, debería pasar sin conflicto social y sin relaciones de fuerza. Es lo que Wu Ming 1, en un articulo del 2011, insertado en un contexto mas amplio ha llamado “fetichismo digital” (http://www.wumingfoundation.com/giap/?p=5241).
5. La primacía de las elecciones.
Grillo ha puesto a disposición su fama, construida por medio de la televisión, en la red. La fuerza de la representación puede llenar el vacío de la representación política. Esta enésima anomalía explica que el Movimiento empezó con la idea de ir “mas allá de la representación”, pero ha terminado legitimando la delegación, el mecanismo electoral, la confianza en el voto como única herramienta para cambiar las cosas. Mirando las actividades y los debates del M5S, puedes darte cuenta como todo en su interior está centrado casi totalmente con la temática del voto y de las campañas electorales. Para quienes participan en el M5S, no se trata de cambiar un sistema que no funciona, sino de sustituir a los gobernantes por “ciudadanos”, los políticos de profesión por “personas normales”.
6. “Ni de derechas ni de izquierdas”.
Al inicio, más allá de las cuestiones organizativas y del estilo comunicativo, el M5S estaba animado por temas principalmente “de izquierdas” como la ecología, la participación de los ciudadanos o la lucha contra los abusos de la clase política. Muchas veces, sus militantes utilizaban símbolos y lemas utilizados por los movimientos sociales globales, como la mascara de Anonymous, las banderas contra el TAV en Val Susa o las imágenes de las calles de las primaveras árabes o de las acampadas del Estado Español. Pero el M5S siempre se ha definido “ni de derecha ni de izquierda”. No es una medida para tomar distancia de los partidos mayoritarios, unificados en la adhesión a las políticas de austeridad. Los análisis del voto demuestran que el M5S ha obtenido su boom electoral, en la primavera del 2012 en Sicilia, recogiendo los votos de los electores de la derecha desilusionados por el partido empresa de Berlusconi y el secesiónismo xenófobo de la Lega Nord. Esto sucede porque, en el nombre de la representación de “todos los ciudadanos”, el M5S hace también suyos temas tradicionalmente de derecha como la desconfianza hacia los migrantes, el rechazo de los derechos de ciudadanía para los migrantes de segunda generación, la petición de la restauración de la soberanía nacional, la protesta contra los impuestos y el gasto publico. En la red hay imágenes de un diálogo entre un exponente de Casa Pound, organización neofascista, y Beppe Grillo. “Los de Casa Pound quieren saber si tu eres antifascista” pregunta el militante de extrema derecha. “Esto es un problema que no me compete”, contesta Grillo. "Las cuestiones importantes son otras", dice el socio de Casaleggio, así que uno de Casa Pound podría ser parte sin problemas de este movimiento. "No habría problemas: Ustedes están aquí igual que nosotros”.





Tradución por Dinamopress. Giuliano Santoro es autor de “Un Grillo Qualunque. Il Movimento 5 Stelle e il populismo digitale nella crisi dei partiti italiani” (Castelvecchi, edición actualizada al 2013).

25 de febrero de 2013

¿SON REVERSIBLES LOS PROCESOS REVOLUCIONARIOS EN AMÉRICA LATINA?


marcos roitman rosenmann. la jornada

Los triunfos electorales de la izquierda son el sello de identidad de los nuevos procesos revolucionarios en América Latina. El único proyecto socialista cuya legitimidad se asienta en la vía insurreccional es Cuba. Cumple medio siglo de existencia y su andadura ha estado sometida a procesos desestabilizadores. Nacida en el contexto de la guerra fría, sufre aún sus consecuencias. Un bloqueo económico, político y comercial, decretado en 1962 por la administración Kennedy, continúa, obstinadamente, siendo el buque insignia de la política exterior de Estados Unidos hacia la isla. El objetivo: aislar, ahogar y hundir la revolución. Los hechos demuestran que ha fracasado. Pero sus consecuencias han sido devastadoras. Igualmente, se trató de poner fin a la revolución enviando mercenarios. La invasión de bahía de Cochinos, en 1961, acabó en derrota. En medio, el sabotaje, el boicot internacional, los intentos de asesinato a dirigentes y una feroz campaña de mentiras. Campaña anticomunista, en la cual participan gobiernos, organismos internacionales, partidos políticos, comunicadores sociales, ideólogos, ensayistas y periodistas. La lista es larga. Se ataca por todos los flancos. Pero ahí sigue. Digna y gozando de buena salud. Desde luego no todo es color de rosa. Existen contradicciones. La revolución cubana está llena de errores, pero también de aciertos. Es lo que tiene construir un proyecto sin recetario. Los cubanos saben perfectamente cuales han sido sus virtudes y sus defectos. No hace falta darles consejos desde la barrera sobre qué hacer, cómo caminar y hacia dónde ir. Son mayores de edad y soberanos. Concluida la guerra fría, se le auguró su fin. De ello ha pasado un cuarto de siglo y sigue. ¿Algo tendrá para los cubanos, que la hace perdurar en el tiempo?

En el siglo XXI han surgido otros procesos políticos cuyo horizonte se enmarca en la revolución democrática, socialista y anticapitalista. Comparten haber nacido en los extramuros de la política institucional y ser resultado de una profunda crisis de representatividad de los partidos políticos tradicionales, sumidos en la corrupción y el descrédito. Son los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia.

Si hacemos historia, en Venezuela Carlos Andrés Pérez, adalid de la socialdemocracia venezolana y latinoamericana, acabó imputado por malversación de fondos. Para evitar el bochorno carcelario acabó exiliándose en Estados Unidos. En Bolivia, el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada siguió el mismo camino, junto con algunos ministros. Hoy radica en Estados Unidos. En Ecuador sucedió otro tanto. Democracia cristiana y socialdemocracia entraron en crisis. Entre 1996 y 2007, triunfo de Rafael Correa, presidentes corruptos, exiliados y golpistas, como Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad, Lucio Gutiérrez, Alfredo Palacios o Gustavo Noboa.

Los tres países nadan contracorriente, en medio de una marea neoliberal de capitalismo depredador y excluyente. Son la excepción que confirma la regla. Han ganado elecciones, sabotaje, intentos de golpes de Estado, sufrido la ira de las trasnacionales y el capital financiero y el acoso de los medios de comunicación social de medio mundo. Una campaña destinada a desprestigiar, caricaturizar a sus dirigentes y desconocer los logros sociales de sus revoluciones. Sólo tienen ojos, oídos y voz para manipular y distorsionar, y señalar el carácter populista de sus medidas. Son ejemplo de cómo desestabilizar países.

Sin embargo, su estabilidad está sujeta al mantenimiento del apoyo popular y las políticas sociales redistributivas, así como a la inversión pública en salud, educación o vivienda. También del grado de organización y movilización política. Sin dichas condiciones los proyectos se verán sometidos a un lento y progresivo desgaste, siendo víctimas de una futura derrota electoral. En ello confía la oposición de derechas para desmantelarlos y acariciar nuevamente el poder político.

Seguramente nadie pude garantizar el destino de los tres gobiernos, menos si su legitimidad está ligada a la confianza ciudadana, el cumplimiento de sus programas y ganar elecciones de forma recurrente. Por ahora han logrado vencer los obstáculos y las resistencias. Pero las derechas se rearman, aprenden, adquieren experiencia en la retaguardia. Pero también disputan la vanguardia. No esperan pacientemente su turno. Salen a la calle, organizan y utilizan estrategias antes patrimonio de la izquierda. Movilizan y construyen plataformas en todos los espacios de la sociedad civil. Asociaciones juveniles, de género, étnicas, culturales, gremiales, ecologistas, antiabortistas, religiosas o empresariales. Se vuelven protagónicas. No se conforman con negociar en la trastienda. Allí obtenían los réditos políticos. Concertaban con las dirigencias políticas y las élites del resto de partidos los cambios y las concesiones a derecha e izquierda. Pactos de caballeros.

Los gobiernos de izquierda venezolano, ecuatoriano y boliviano no han caído en esta dinámica. No han traicionado sus programas, lo cual no descarta estas prácticas políticas ancestrales. Pero dichas costumbres no deben hipotecar el futuro en la nocturnidad de pactos espurios. Es por ello que su fuerza se convierte en su gran debilidad. En cualquier momento las mayorías sociales pueden cambiar de opinión. Sobre todos si son acosadas, hostigadas y llevadas al agotamiento de la paciencia política. Es decir, desabastecimiento, boicot, mercado negro, etcétera. Eso tiene ganar elecciones, que también se pueden perder. Sin embargo, no es lo mismo una derrota cuando está en juego un proyecto democrático, socialista y de justicia social. Las derivas son múltiples. Entre ellas, la involución política y pérdida de derechos ciudadanos, étnicos, económicos y culturales. Volver al pasado no es opción, pero sí una posibilidad para la derecha.

La involución y la reversibilidad son factor de riesgo que debe contemplarse si queremos que los actuales procesos de liberación anticapitalista, soberanía y democracia no sean un espejismo que se disuelva como un azucarillo en el agua. La pregunta es pertinente: ¿se podrán seguir ganando elecciones indefinidamente?