4 de noviembre de 2013

CONTRA LA QUINCALLA IDEOLÓGICA

Por Marat

Vengo desde hace mucho denunciando el discurso de la disidencia controlada, de la falsa indignación middle class, del reformismo que pretende vender la burra de que los únicos problemas a los que se enfrentan quienes son castigados con la cura de caballo de las políticas antisociales y de austeridad son la banca, el Estado, los “políticos” en general (donde muchos quincalleros meten a todos los partidos sin distinción), la corrupción y el expolio de lo público.

Si así fuera, bastaría con fomentar los buenos sentimientos cívicos y solidarios entre la “ciudadanía” y lograr que esa buena y filantrópica intención fuera mayoritaria para conseguir que la realidad que ahora vivimos revirtiera y el mundo fuera más humano, equitativo y bello.

Pero las cosas son un poco más complicadas.

La realidad es otra muy distinta a la que cacarea esa patulea.

Los bancos son sólo una parte del sistema económico, en el cuál han cambiado las relaciones laborales en el conjunto de las empresas hasta retroceder en derechos de la clase trabajadora hasta mucho antes de la crisis actual.

Los derechos a una jubilación digna van camino de ser eliminados bajo la excusa de una insostenibilidad del sistema público de pensiones por la inversión de la pirámide de población, cuando es un 27% de paro, la economía sumergida y los intereses de las corporaciones especializadas en planes de pensiones privados sus destructores enemigos.

No son los ciudadanos en genérico los que están perdiendo derechos sociales. Por universales que hayan sido la sanidad, la educación y el derecho al sistema público de pensiones, lo cierto es que no fueron concebidas para las clases medias patrimoniales y empresariales sino para los asalariados con el fin de crear una forma de salario indirecto que permitiese evitar los cracks sistémicos de la economía (al ayudar a que aquellos permitiesen ahorrar en las necesidades básicas para permitir el consumo de masas), como sucedió en la crisis del 29 del pasado siglo. Y son esas clases trabajadoras las más afectadas, con la voladura de lo público, sobre todo en un contexto de bajada continuada de los salarios.    

Los Estados-nación han perdido su capacidad de intervención sobre las economías nacionales y mundiales desde que se inició su desregulación mundial:

  •      En los años 70 con el fin de la paridad del dólar, que permitía la convertibilidad entre las monedas, con una paridad fija frente al dólar. Ello facilitaba cierta estabilidad en el sistema monetario mundial.
  •      En los 80 con la llegada de Thatcher y Reagan a los gobiernos, que se encargarían de poner en práctica las recetas ultraliberales de Friedman y Hayek, desregulando el sistema financiero mundial, las relaciones laborales, a la vez que reducían la intervención estatal en la economía, el gasto público y la presión fiscal.
  •      En los 90 con la desregulación del comercio mundial, a través de un GATT, que pasaría luego a llamarse OMC. A ello debe unirse la autonomía de los bancos centrales nacionales y del BCE respecto a las instituciones políticas de los Estados y de las supranacionales de la UE. Y no debemos olvidar que el Tratado de Maastrich consagró un déficit no superior al 3% y una inflación inferior al 2%
  •      La cuarta y última desregulación se produjo, ya sin necesidad de que los Estados aprobasen los cambios, con la autonomía de lo financiero sobre su función de financiar la economía productiva (industrial, de servicios,…) y convertirse el mercado financiero mundial en un fin en sí mismo, con el único objetivo de beneficiar a los grandes especuladores mundiales a través de un proceso muy complejo de ingeniería financiera, que no entienden ni sus propios diseñadores.

Si la desregulación de la economía mundial y su autonomía sobre los Estados-nación es tal, de poco sirve culpar a los gobiernos de hoy respecto a las estrategias de ayer, sobre todo si tenemos en cuenta que los Estados se han convertido en presos del capital financiero que, después de rescatarlos para evitar una quiebra mundial todo el sistema capitalista, tienen que acudir a la deuda privada de los bancos para proveerse de fondos económicos mes a mes.

No estoy diciendo que los Estados-nación y sus gobiernos carezcan de responsabilidades en el actual estado de las cosas. Lo que afirmo es que una vez producidas las desregulaciones una y dos, hace ya casi 30 años, poca oposición podían ya presentar Estados y gobiernos frente al poder económico mundial. Por encima del hecho de que los Estados representan intereses económicos de clase y bajo el capitalismo, lo son todos, en mayor o menor medida del propio sistema económico y de las burguesías dominantes, lo cierto es que no se entiende que los Estados y los gobiernos atenten contra sus legitimidades y arriesguen explosiones sociales peligrosas para la estabilidad del sistema político si no es porque están sometidos al juego del “Estado-gobierno prisioneros”.

Desde los propios Estados, el único modo de enfrentarse al riesgo de una cadena de Estados fallidos, que ya vemos producirse en los eslabones más débiles del sistema imperialista mundial, a través de conflictos interétnicos e interreligosos, sería una coordinación de aquellos a nivel mundial para imponer una cierta recuperación de la regulación de sus economías nacionales y mundiales. Pero como hemos visto ya, en las sucesivas reuniones de los G-20 y de los G-8 eso no ha dado fruto alguno. Sería ingenuo concluir que sólo por falta de voluntad pues ello atenta contra sus estabilidades fiscal y política, a corto, medio o largo plazo. Los Estados son ya enormemente débiles para combatir la desregulación económica mundial, por encima de la voluntad real que tengan, que sin duda no es mucha. Para cambiar las reglas del juego tendrían que ejercer una violencia tal sobre los principios del libre cambio mundial, los “derechos” de propiedad y de especulación que podría hacer saltar por los aires al propio capitalismo como sistema o arrostrar un retroceso hacia los nacionalismos proteccionistas o autárquicos cuyo resultado es impredecible. Y ni los Estados son partidarios de un modelo socialista, ni siquiera de capitalismo de Estado, ni la inmensa mayoría de la indignación y la disidencia controlada tampoco. Se conforman con la vuelta a los años dorados de las mal llamadas clases medias (aquellas que no son propietarias de medios de producción)

Atacar hoy al Estado y con mucho más entusiasmo a los políticos y los partidos, sin distinción alguna -ahora la indignación ya mete en la “genialidad” aquella de “la misma mierda es” a la socialdemocracia de IU. Quien con ellos se acostó, IU, recibe en la boca toda su meada- y hacer silencio cómplice con el mundo empresarial es abonar el camino a lo que algunos llaman populismo en Europa y que es mero fascismo: hace unos años los Jörg Haider en Austria, Pim Fortuyn en los Países Bajos, los hermanos Kaczynski en Polonia o Jean Marie Le Pen en Francia. Hoy los Beppe Grillo en Italia, los Marie Le Pen en Francia, los Nikolaos Michaloliakos en Grecia, los Nigel Farage en UK, las Siv Jensen en Noruega, los Jimmie Åkesson en Suecia, los Timo Soini en Finlandia o los Gábor Vona en Hungría, los Eduard Limónov en Rusia o los freaki-fascistas 2.0 del Partido X. Y mientras tanto las izquierdas descabezadas, en estado de estupor “ciudadanista”, parálisis mental perpetua y negación y rechazo hacia su vieja identidad de clase y de lucha de clases.

La desviación de la ira social hacia objetivos que no afecten a la naturaleza real del sistema capitalista produce desclasados idiotas y fascistas y en esas andamos.

La crítica al sistema político sin un cuestionamiento absoluto al sistema económico en lo referido a la transferencia de rentas del trabajo a las del capital, a las relaciones sociales de producción y con el escaqueo de ponerse etiquetas de antineoliberal o de anticapitalista sin definir sin vaguedades ni demagogia cuál es el sistema económico que se propugna es, además de una falacia, quincalla engañabobos. Ya está bien de basura ideológica como la llamada “economía del bien común”, de ese telepredicador  a tanto por conferencia llamado Christian Felber, aupado por empresarios y fundaciones globalistas, que se postula como alternativa al “capitalismo de mercado” (¿hay algún capitalismo que no sea de mercado?) y a la “economía planificada” (¡cuánta pirueta ideológica, estilo Attac, para no hablar de socialismo). El problema de los Felber y de los papagayos del “bien común” se llama socialismo y harán lo posible para que el deseo del mismo no prospere. Por eso nos hablan, cuál candorosas beatas, de valores en los que esa “economía” se basa tales como “confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad, generosidad y compasión”. Pero ¿es que en casi 200 años de opresión de unas clases sobre otras y de lucha de clases no hemos aprendido a reconocer a los Felber y a sus mercancías averiadas para consumo de borregos y desclasados?

Por favor, que esa porquería ya nos la vendieron en su día los sindicatos católicos –y no hablo de la evolución de la HOAC- sino de aquellos que crearon en su día hijos de traficantes de esclavos como el segundo Marqués de Comillas, que ideó organizaciones que integraban patronos y trabajadores, como barrera frente a la combatividad de la CNT y la UGT de la época.

Es llamativo que uno de los mayores especuladores capitalistas del mundo como George Soros, que ha arruinado a países enteros, sea un impulsor de la economía del Bien Común, esa expresión de marketing, con capacidad de apelar a emociones blandas y fáciles antes que a la racionalidad que cuestiona el orden capitalista. La máxima de siente a un pobre en su mesa, para que no le robe su hacienda, se hace verdad con esta mierda ideológica.

Sirva de referencia el hecho de que esta “teoría” (ideología en el sentido más peyorativo de la palabra) del Bien Común es una evolución del principio de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que, de nuevo, es una evolución laica de la “caridad filantrópica” del empresario bienintencionado que, con una mano te da unas migajas de la mucha plusvalía, si señores, plusvalía, que con la otra expropia a los trabajadores. Las comunidades indígenas en Latinoamérica recuerdan muy bien el cambio modernizado de espejitos en la “cooperación” de Repsol con ellas por petróleo del mismo modo que los explotados en cochambrosos talleres de Asia conocen la práctica "respetuosa" de El Corte Inglés respecto a sus condiciones de trabajo Pero eso sí, las grandes corporaciones que aplican su “bien común” de la Responsabilidad Social Corporativa hacen bellísimas memorias anuales de sus bienintencionadas RSC.

Señores del bien común. La filfa que ustedes venden es tan vieja como el falso socialismo inglés, conocido como socialismo fabiano, el pensamiento humanista de Stuart Mill y una parte de la escuela utilitarista, o el llamado socialismo utópico del siglo XIX. Pura conciliación de clases, con sopa boba y fundaciones hoy para que los oprimidos y humillados no acabemos expropiarles sus empresas y ponerlas a funcionar en régimen de propiedad colectiva autogestionada, mientras a ustedes les ponemos a trabajar de verdad, como nosotros, con un salario de mierda.

Digan lo que digan, proclamen lo que proclamen los bucaneros del bien común, el modelo que pretenden, solapadamente, es la sustitución del llamado Estado del Bienestar, en fase de misa de difuntos, por la acción narcotizante de las damas de la caridad.

Hablar de corrupción sin plantearse cortar los hilos de la misma, encarcelando a los corruptores y persiguiendo la actividad delictiva y corruptora de las empresas es hacer fascio-liberalismo algo que, como demuestran los nuevos fascismos europeos, es perfectamente compatible: liberales en lo económico, fascistas en lo político. Ya se acabaron los tiempos del fascismo paternalista de los años 20 y 30 del pasado siglo, sencillamente porque ya no necesitan robar parte de las masas sociales a los bolcheviques, dado que estos últimos han traicionado su legado.

Hoy no hay apenas corrupción en las instituciones sin venta de lo público, contrataciones de servicios con la administración a dedo o con falsos concursos y pelotazos empresariales increíbles. No digo que fuera del capitalismo no pueda haber corrupción pero afirmo que el capitalismo no puede existir sin ella. Desconfíen de aquellos países que en el manipulado ranking de Transparencia Internacional están más abajo que España. Simplemente en muchos de ellos han legalizado esa corrupción a través de leyes que dan carta de naturaleza jurídica a los lobbys.   

Por último, no puedo dejar pasar el hacer mención a los necios que jalean todo lo que medios pseudoprogres (en realidad empresas más dañinas que el grupo Prisa porque éste ya ha sido desenmascarado) les ponen delante de la vista. Me refiero a medios como La Sexta, El Diario o Público que, amparándose en una falsa indignación teledirigida promueven indecentes subproductos de la peor estofa ideológica como el Partido X, creado para mantener viva la llama del descompuesto cadáver del 15M y antipartido, antipolíticos y antitrasnformación social de las auténticas relaciones de poder, las económicas,  o a sujetos de tan nefasto efecto político como el “economista indignado”, el señor Gay de Liébana, que nos endosa como ciencia su ideología liberal y reaccionaria, mientras que la embobada “cla progre” se traga toda su inmundicia como si fueran pasteles de La Mallorquina y le aplaude como un torero en una tarde inspirada en Las Ventas.

Una vez que se ha vendido bisutería como gemas preciosas y se ha abonado el terreno para que la semilla caiga en tierra fértil, la cosecha está asegurada.

Lo que el señor Gay de Liébana vende es bajada de impuestos (ya sabemos que sin ellos no hay Estado social que valga. Otra cuestión muy distinta es en qué se empleen esos impuestos o de qué rentas deben provenir fundamentalmente), ataque al Estado, al decir que el dinero debe estar sobre todo en manos de empresarios y “ciudadanos” (otra vez la indecente palabra que camufla las clases sociales que hay en su interior), propuestas de reducir más el Estado y priorizar el mercado (más desregulación y más recortes). Y si no me creen,  lean la reseña sobre el libro Una alternativa liberal para salir de la crisis: más mercado y menos Estado” del anarcocapitalista de la Escuela Austriaca de Economía, Juan Ramón Rallo, que aparece en el último recuadro y vean quién es el autor. Si se toman ustedes el esfuerzo en investigar por sí mismos vean quiénes son los otros “personajes” que hacen reseñas sobre tal exabrupto ideológico, que no económico.

Este sujeto, Gay de Liébana, pedía un rescate para España y un gobierno técnico no hace mucho. 

Claro como, en su “opinión”, todos los políticos son corruptos e inútiles, es bueno que la política esté en manos de empresarios, que justamente son los técnicos que él propone. Y los analfabetos políticos le aplauden hasta con las orejas.


Por hoy ya es bastante.

28 de octubre de 2013

A PROPÓSITO DE SIRIA, DE LA QUE ÚLTIMAMENTE SE HABLA MUY POCO

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

Quiero aportarles un artículo sobre las razones por las que Siria ha dejado de ser noticia, un interesante vídeo de la agencia RT, que entrevista al periodista argentino Alberto Rabilotta sobre la insurgencia siria y un mapa sobre la extensión de Al Qaeda en el mundo.
Creo que los dos últimos materiales explican mejor que el primero las razones por las que Siria ha dejado de ser noticia en los mentideros del Imperialismo y de sus delegaciones y porqué el Presidente Obama aceptó la oferta del Presidente Putin de no atacar Siria si el Gobierno de este país entregaba sus arsenales de armas químicas.

Que USA es un Imperio declinante no se le escapa ya a nadie, ni siquiera a sus más despreciables epígonos. Su endémica crisis económica y fiscal, la incapacidad de la Presidencia de aunar las voluntades políticas de la nación, cada vez más un gallinero cuyos miembros cacarean mensajes divergentes y hasta opuestos en lugar de integrar la polifonía de voces bajo la comandancia suprema de la batuta del director de orquesta,  la creciente desafección de algunos de los socios del pilar occidental de la OTAN (v.g. Reino Unido) a seguirle en sus aventuras bélicas de más que pronosticable fracaso (tras los cenagales de Afganistán e Irak), las más que sospechosas filtraciones sobre espionaje a casi todo el Planeta, siguiendo la estela del extraño fenómeno de Wikileaks, las gargantas profundas del soldado Manning y del espía Snowden,…Todo apunta en la dirección de la decadencia de la moderna Roma.

Obama, lejos de ser el Julio César de una nueva era de esplendor imperial que muchos esperaban, terminará su mandato siendo, si no un Rómulo Augusto en los días del ocaso, sí una variante reeditada del último Bush, aunque sin la imagen de paleto tejano sino más bien de patán de la política con apariencia de elegante patricio, a lo Morgan Freeman pero más joven.

Los tiempos de declive suelen dar dirigentes mediocres. Es el caso de Obama. A pesar de su apariencia de personaje sutil no es otra cosa que un producto de marketing con un slogan simplón y carente de contenido concreto, al que cada uno podía poner su propio significado, sin que, en consecuencia tuviera ningún compromiso con un proyecto real, al modo en que el slogan “Por el cambio” del Felipe González de 1982 no era sino un reclamo para cualquier política.

Tras la aparente inteligencia y perspicacia del Presidente Obama nos hemos encontrado a un gobernante sin una estrategia clara en Oriente Medio, a una diplomacia errática, sin el menor atisbo de previsibilidad en la acción política, algo tan necesario en la interlocución entre superpotencias, toda vez que USA tiene enfrente a países como Rusia o China, con los que está obligado a llegar a acuerdos.

La política exterior norteamericana está atrapada entre la conciencia de sus fracasos en la zona, el insostenible coste de sus aventuras militares, la presión del complejo militar-industrial y de los halcones de la Casa Blanca, junto a la que ejerce el lobby sionista en Washington y el más que evidente descontrol de sus aliados yihadistas sirios.

Por brutal que parezca la imagen del Presidente Putin en su accionar de política doméstica (Chechenia, oposición, prensa,…) está claro que la diplomacia rusa está a años luz de la torpeza estadounidense. El giro ruso respecto a Siria, proponiendo que USA aceptase la entrega de armas químicas del régimen de Al Asad, ha sido una salida airosa al peligro del avispero en el que iba a entrar, una vez, más el sistema imperial estadounidense, a punto de convertir a la acción militar contra Siria en la aviación de Al Qaeda.

Demasiados informes de medios cercanos a los intereses USA venían con multitud de pruebas advirtiendo de que la oposición democrática siria era una ficción y que lo que en realidad se estaba produciendo en Siria era la rebelión del fundamentalismo internacional más criminal contra un gobierno laico y progresista que tiene el apoyo de la mayoría de la población. Tanto que hasta otros fundamentalistas islámicos más moderados como el Hezbolá libanés o el régimen iraní habían optado por apoyar al gobierno de Al Asad como quizá última frontera contra la locura terrorista y asesina de Al Qaeda.

Y es que una cosa es utilizar a los talibán en Afganistán para derrotar a la desaparecida URSS, como hizo el vaquero Reagan, y otra muy distinta es seguir engordando a quienes consideran a USA como el Gran Satán al que hay que destruir y que ahora se niegan, contra las peticiones de su protector norteamericano, a sentarse en la mesa de negociación con el gobierno sirio, a pesar de haberlos derrotado éste militarmente de forma ya indiscutible.
EEUU ha tenido que probar la receta libia, después de contribuir a derrocar y permitir el inhumano asesinato del coronel Gaddafi , con el ajusticiamiento por hordas de Al Qaeda del Magreb de su embajador en Trípoli, para empezar a preguntarse si su estrategia de ir provocando estados fallidos en el mundo islámico no acabaría por crear a un Leviathán que convirtiese el horror del 11-S en cosquillas de monja.     

Ese, y no otro es, en mi opinión, el motivo por el que el ataque contra Siria por parte del imperialismo yankee no se ha producido ya y del silencio de los mentideros a sueldo del Imperio sobre la situación en dicho país, después de verter tanta mierda contra el régimen de Damasco.

Sin más, les dejo con los materiales informativos prometidos. Espero que todos ellos les ayuden a hacerse una composición de lugar sobre el giro de la política internacional respecto a Siria.

TERMINÓ CONFLICTO ARMADO EN SIRIA
Lorenzo Gonzalo. Canarias-semanal

Por supuesto el título del artículo no es real. Sin embargo las noticias que hablaban de desconcertantes matanzas, envenenamientos masivos de la población por un despiadado ejército renuente a la rendición que les hubiese costado la vida a todos sus soldados, han desaparecido de los periódicos como por arte de magia.

El 12 de septiembre de este año 2013 se reunieron en Suiza, el ministro de exterior estadounidense (le dicen secretario de estado) John Kerry y el ruso Serguei Lavrov.
Como resultado de aquellas conversaciones Rusia, quien hasta entonces se oponía a toda acción en contra del gobierno sirio, ofreció una solución: aceptar la propuesta siria de entregar sus armamentos químicos.

Desde entonces se trabaja tenazmente para disponer del temible arsenal. La parte más difícil será destruirlo. Esto quizás sea imposible dentro de los parámetros actuales, puesto que Estados Unidos de Norteamérica cuenta con los mayores arsenales de esta aberrante invención humana y aún no ha podido desaparecerlos convenientemente.

En la antigüedad, desde hace más de dos mil años, se usaba aceite en ebullición para lanzarlo sobre las empalizadas del contrario, acompañado de flechas encendidas. 

Lamentablemente el ser humano, en sus afanes por sobrevivir, ha luchado por el control de territorios y más tarde, con el surgimiento del egoísmo y su desarrollo estimulado por los triunfos, apareció el desvarío de Poder de los más destacados, conduciendo a pueblos enteros a posiciones inadecuadas, sin fruto alguno para esas mayorías.

Como colofón, los poderosos se han arrogado el derecho de efectuar la clasificación ética de los armamentos.

Discutir el uso de armas químicas y su eliminación es necesario, aun cuando estas son parte de la historia humana y a pesar de vivir en un mundo plagado de arsenales atómicos en manos de ejércitos temibles. Pero esto no justifica en modo alguno, la intervención de los territorios donde se generan esos conflictos, utilizando precisamente armas más letales aún que las mismas que se emplean como razones para intervenir.

El mundo no puede tolerar matanzas regionales pero mucho menos puede admitir el exterminio de una región por otra o su sometimiento indefinido a terceros poderes.

Las armas químicas de hoy fueron inventadas por Estados Unidos y otras naciones, incluso entregadas en grandes cantidades por Washington a Sadam Hussein y diversos países de Medio Oriente, en la época que fueron sus aliados. Sobre Vietnam fueron lanzadas toneladas de bombas incendiarias (NAPALM), convirtiendo a miles de vietnamitas en antorchas humanas, con todas las secuelas de una muerte horrenda en unos casos o de una sobrevivencia miserable en otros.

Quienes quieran enterarse en detalles del significado de las armas químicas, les recomiendo que lean los artículos escritos en este sentido por el periodista Jorge Gómez Barata.

Las jugadas del Presidente Obama, amenazando con intervenir bajo el nuevo término imperial titulado “ataque limitado”, su dilación para ejecutar dicha acción, la utilización del Consejo de Seguridad de la ONU y a su propio Congreso como cortinas de humo y las evidentes conversaciones no declaradas con Rusia previas a la propuesta siria de entregar el arsenal químico, dio al traste con una solución del conflicto sin intervenciones militares. 

Pero lo resuelto es la problemática internacional creada por Estados Unidos de Norteamérica, no el conflicto interno sirio, donde Washington y otras potencias también han tenido una gran responsabilidad.

Por consiguiente, nada de lo acordado pudo haber detenido los combates. Las noticias alarmantes que veíamos a diario se han esfumado ante nuestros ojos atónitos, como si se hubiese tratado del conejo de un mago ante un teatro plagado de ojos infantiles.

Acostumbrados a las respuestas agresivas militaristas que definen la política exterior estadounidense, todas las cadenas noticiosas apostaban por la intervención y preparaban a la opinión pública para semejante desenlace. Pero ahora resulta que las noticias de aquel el conflicto, la manera morbosa de presentar acontecimientos que son concomitantes de esas patéticas desviaciones de la humanidad, de repente han cesado.

Como por arte de magia, tal pareciera que el acuerdo imperial entre homólogos (salvando las distancias entre Rusia y Estados Unidos), hizo que las partes depusieran los fusiles.

En realidad no ha sido así. El conflicto armado continúa, pero los rebeldes de hoy, que son los mismos rebeldes de ayer, no cuentan con la cobertura de esa prensa, porque se trata en su mayoría de fanáticos islámicos, radicales aislados del mundo internacional en que vivimos, quienes de alcanzar el poder de un país como Siria, desencadenaría un cúmulo de sucesos que posiblemente pudieran ocasionar un conflicto bélico total en esa región. Por tanto esos rebeldes ya no son necesarios en la primera página del periódico y ni siquiera en la segunda.

El escándalo previo al acuerdo, fue para calmar a Israel quien estaba temeroso de tener un vecino desafecto al sionismo, con es tipo de armamento.

La prensa como siempre ha jugado su papel de desinformación, siguiendo dictados de quienes poseen los fusiles, de quienes pagan o de quienes les amenazan.

Es bueno que se haya encontrado una salida a la crisis internacional siria, con lo cual se abre el camino para que ese gobierno encuentre una solución a su problema interno.

Esperemos que la cordura, presente en ciertos momentos en la Administración estadounidense actual, quien se diferencia de las anteriores más por el discurso que por sus actos, convierta ese gesto en práctica futura.

Pero es bueno señalar que Siria continúa enfrentando un conflicto instigado por una marginalidad política que, a contrapelo de las posibilidades actuales para alcanzar mejores integraciones regionales, intenta interponerse a ese cauce integracionista obligado, convertido en la actualidad en un requerimiento de todas las regiones del mundo.

Si la prensa actualmente no menciona la guerra civil en Siria, es porque la misma solamente acostumbra destacar aquellos conflictos que interfieren con los grandes consorcios internacionales, cerrando sus páginas a otras realidades que deben ser del conocimiento de todos, porque de algún modo todos contribuimos a los problemas y también a la búsqueda de soluciones.

Desde que comenzara octubre del 2012 han ocurrido bombardeos en Damasco y en la ciudad de Alepo, con un saldo aproximado de cincuenta muertos. En la aldea de Al Metras, en la provincia de Tartus han habido 30 muertos. También con posterioridad al acuerdo de destruir los arsenales químicos en el me de setiembre, los enfrentamientos continuaron. Nunca han cesado y el gobierno sirio continúan defendiendo el Estado.

Los rebeldes y el gobierno se enfrascaron en una batalla en el Frente Al Nusra, muriendo allí 20 terroristas ligados a Al Quaeda.

Decimos esto porque las soluciones halladas para resolver las problemáticas imperiales, no deben ser óbice para acallar conflictos que de algún modo, por su humanidad o deshumanización y por pertenecer a nuestra época, nos compete a todos.

El mundo de hoy es un pañuelo y Medio Oriente es una gran porción de esa prenda que, para ser práctica, se requiere entera.

Así lo veo y así lo digo.





Las zonas de influencia de Al Qaeda están marcadas en rojo