23 de diciembre de 2013

EL PP APRUEBA POR SORPRESA LA SEGUNDA CONTRARREFORMA LABORAL

Con un contrato para que los empresarios dispongan a placer de los trabajadores

 

Eugenio Fernández.Canarias-semanal.org

El pasado viernes, el Consejo de Ministros del Ejecutivo Rajoy aprobaba, por sorpresa, la segunda contrarreforma laboral que había sido previamente reclamada a España por la Troika - FMI, BCE y CE - y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.  Una nueva vuelta de tuerca de la legislación ideada para incrementar los beneficios empresariales mediante la disminución de los salarios, el abaratamiento del despido y la imposición de mayores tasas de explotación y precariedad en el trabajo.

UN "CONTRATO FLEXIBLE" PARA DISPONER DE LOS EMPLEADOS A PLACER
La nueva regulación prohibirá que los trabajadores contratados a tiempo parcial realicen horas extraordinarias, recuperando una disposición que ya existía hasta que fue eliminada en 2012.  Sin embargo, haciendo bueno el dicho de que "hecha la ley, hecha la trampa", las horas extraordinarias se sustituirán por las llamadas "horas complementarias" que, a diferencia de las primeras, no se pagarán como un suplemento.

Habrá dos tipos de horas "complementarias", que podrán realizar los trabajadores que estén contratados para realizar al menos diez horas semanales de promedio anual de forma temporal o indefinida.

Las "pactadas", que podrán suponer un máximo del 30% de la jornada del trabajador.  Un porcentaje que podrá ampliarse hasta el 60% si así lo contemplan los convenios.  Los empresarios tendrán que dar un preaviso a los trabajadores para que realicen estas horas que, no obstante, se reduce de 7 a 3 días.

Por otro lado, habrá también horas complementarias catalogadas como "voluntarias", que se podrán imponer sin ningún tipo de preaviso.  Es decir, que el empresario podrá reclamar al trabajador que se quede en su puesto de trabajo durante más horas, no remuneradas como en el caso de las extraordinarias.  El Ministerio encabezado por Fátima Báñez señala, a este respecto, que el trabajador siempre podrá negarse y que la empresa no podrá penalizarle.  Una consideración que, teniendo en cuenta las facilidades para el despido incluidas en la primera contrarreforma laboral, solo es posible interpretar como un intento de mejorar ante la opinión pública la imagen de la nueva legislación.

Con estas modificaciones, un trabajador a tiempo parcial podrá hacer una jornada de hasta el 90% de una jornada laboral ordinaria a tiempo completo, pese a estar contratado oficialmente para un menor número de horas.  Es decir, que con un contrato de 25 horas semanales será posible trabajar 30, 35 ó 40 horas, según las necesidades o deseos del empleador.

La segunda contrarreforma también desarrolla el llamado "contrato de apoyo a emprendedores", fuertemente subvencionado por el Estado, que establece un año de prueba durante el cual el despido es absolutamente libre y gratuito. Tras la entrada en vigor de la nueva legislación también podrán beneficiarse de él los empresarios que contraten a tiempo parcial.


CON MÁS PODER PARA LAS MUTUAS PRIVADAS CONTROLADAS POR LA PATRONAL
El
 Ejecutivo Rajoy, además, da un paso más para fortalecer el poder de las mutuas privadas controladas por la patronal.  Con la legislación actual, las mutuas podían proponer el alta de los trabajadores al sistema público de salud.  El médico, sin embargo, tenía quince días para responder y si no lo hacía se entendía que la propuesta de alta se rechazaba.


Ahora, la contrarreforma de Bañez habilitará a las mutuas para revisar las bajas por contingencias comunes desde el primer día.  En el caso de que los médicos de la Seguridad Social no contesten a su propuesta de alta en el plazo de cinco días, ésta se impondrá de forma automática.

22 de diciembre de 2013

LA CONFIANZA, EL CAPITALISMO Y LA IDEOLOGÍA

Maciek Wisniewski. Telesur
1) Según sus apologetas, el capitalismo –desde los "padres fundadores" (Locke, Smith, etcétera) hasta hoy– es un sistema basado en la "confianza". No obstante, es un argumento fuera del contexto de la economía moderna, guiada no por la vieja ética mercantil o inversión a largo plazo, sino por la ganancia cortoplacista, especulación, volatilidad de mercados, “casino banking” y transacciones engañosas. En el capitalismo tardío la "confianza" no es un valor premiado, ni caracteriza las relaciones de trabajo o de mercado. Es un concepto vacío –parte de la mitología capitalista– y una herramienta ideológica en tiempos de crisis.

2) Para Ulrich Beck los fundamentos de nuestra sociedad son el "riesgo" y la "incertidumbre" ( La sociedad del riesgo, 1992). Igual para Zygmunt Bauman: la "confianza" era propia de los tiempos del "capitalismo sólido", no "líquido" (La modernidad líquida, 2000). ¿Cómo confiar en “runaway capital” o en “runaway factory”? Promover los conceptos anacrónicos, separados de la realidad, crear confusión sobre las bases y conflictos reales en el capitalismo fue la operación ideológica del "fin de la historia". No en vano su gurú –Francis Fukuyama– también era uno de los ideólogos de la "confianza" (Confianza: los valores sociales y la creación de la prosperidad, 1995).

3) Si bien la crisis demostró que la "confianza" no era el fundamento del sistema –los bancos en vez de fomentarla recurrían a estafas masivas, no existía "conocimiento pleno" que pudiera justificarla, etcétera–, según los ideólogos del capital el problema fue la "crisis de confianza", y "se necesitaban recortes para restablecerla". Así, la frenética búsqueda de algo inexistente se volvió una base real para la austeridad (eliminación de gastos sociales, elevación de la edad de jubilación, etcétera), que puso en riesgo la existencia de millones de personas.

4) Fue un predilecto leitmotiv de economistas y políticos: en 2009, a principios de la crisis, el primer ministro polaco Donald Tusk, en su discurso de toma de posesión, haciendo una suerte de exorcismos –y repeliendo los ataques de los "fondos buitres"–, dirigiéndose principalmente a los "mercados", no a los ciudadanos, usó la palabra "confianza" 43 veces (¡sic!).

5) El dogma "es una crisis de confianza y hay que restablecerla" infectó también a la izquierda keynesiana: según Larry Elliot, la crisis estalló por la "pérdida de confianza" y hacía falta "más optimismo" (The Guardian, 8/7/12). No era un problema de modo de acumulación, ni la caída de la tasa de ganancia, sino un "pesimismo irracional que destruyó todo", una "psicologización de la economía", que cubría los mecanismos estructurales. La misma "receta" que se escuchaba de los sicólogos de negocios que poblaban los medios: "¡Tomémonos de las manos, mirémonos con confianza en los ojos y permitamos que el capitalismo nos haga felices de nuevo!" Uff...

6) Hay incluso algunos liberales conscientes de que la visión del capitalismo basado en "confianza" y "ética" weberiana es un espejismo. Dice Michael Walzer que "hoy la peor forma de corrupción no proviene del ámbito político, sino económico, caracterizado por un mercado desregulado..." (Philosophie Magazine, nº 26/2009). Basta ver una encuesta realizada entre los gerentes de Wall Street, según los cuales la deshonestidad es la base del éxito (por ejemplo, la práctica de "producir" los derivados, que consistía en mezclar los activos seguros con tóxicos) y los altos salarios incitan a prácticas ilegales (La Jornada, 11/6/12).

7) Aunque los destacados keynesianos y premios Nobel critican el fetiche de la "confianza" y la austeridad como productos ideológicos –Stiglitz: "Los mercados y los economistas de derecha han entendido el problema al revés: creen que la austeridad produce confianza, y que la confianza produce crecimiento. Pero la austeridad socava el crecimiento, empeorando la situación..." ("La crisis ideológica del capitalismo", en: Project Syndicate, 6/6/11); Krugman: “(…) el hada de la confianza no nos salvará de las consecuencias de nuestra locura” (El País, 28/3/11)– también acaban en la psicologización. Viéndolo todo como una "locura" e "irracionalidad", fruto de nuestros "espíritus animales" (Keynes), fallan en identificar el verdadero origen de la crisis, de sus "soluciones" y objetivos: la caída de la tasa de ganancia y el ataque al mundo del trabajo para restablecerla (Michael Roberts, The Next Recession Blog, 12/9/12 y 20/11/13).

8) Dicha postura es llevada al extremo por otro keynesiano y otro premio Nobel (2013), Robert J. Shiller: representante de la "economía conductual" ("los acontecimientos en la economía se explican por las conductas irracionales de inversionistas y consumidores"), que a pesar de criticar la "confianza" ("su exceso ocasiona burbujas y crisis", Polityka, 5/7/09), ve al mercado como una arena de puras emociones (Animal spirits, 2009). Nada de la búsqueda de ganancia, explotación o papel de trabajo. A pesar de gozar de la fama de un crítico, es apologeta de mercado ("para los problemas de mercado, más mercado") y su afán de "democratizar el capitalismo" lo pone al lado de sus ideólogos como Hernando de Soto (¡sic!).

9) Uno de los más patéticos intentos de restablecer la confianza –no tanto para hacer negocios, sino en el sistema mismo– fue "El manifiesto capitalista" (¡sic!), de Fareed Zakaria (Newsweek International, 12/6/09). “El fantasma está recorriendo el mundo: el retorno del capitalismo…”, escribía su autor, asegurando que la causa de la crisis fue el éxito del sistema (Schumpeter), que éste saldrá "reforzado" y que la única falla estaba en el sector financiero, no en el resto de la economía (vieja práctica de separar el capitalismo "bueno" del "malo", por la que Marx ya criticaba a Proudhon). Recordaba también que según el ya citado Shiller, para "hacer el mercado más estable se necesita incluso más derivados" (¡sic!). Y desde luego, más capitalismo. Y más ideología.