21 de febrero de 2014

UCRANIA: RESPONSABILIDAD EUROPEA

Tommaso di Francesco. Il Manifesto

La sangrienta parodia del 89 que actualmente transcurre en Ucrania, se entiende a la luz de lo que queda de aquella ideología – “falsa conciencia” – europea luego de  la caída del Muro de Berlin, de lo que sobrevive de los ofrecimientos de occidente a las capitales de Europa occidental del socialismo implosionado e irrepetible. Aquel histórico fin, material, social y político acompañó significativamente la construcción de la unidad europea y sus promesas. 

¿Queda muy poco de la ideología del post 89? Todos los países europeos que la constituyeron y se convirtieron en  miembros  de la Unión, han vivido y viven un coercitivo fracaso de las grandes promesas realizadas al este y al oeste. 

Europa desde que es solo una moneda común se halla para sobrevivir en  permanente conflicto interno, dividida en países virtuosos y viciosos, con tratados generales y políticas institucionales y gubernamentales que defienden los intereses financieros y deprimen a las poblaciones hasta límites de miseria. Reduciendo las políticas de gobierno a la gobernabilidad, sancionando constituciones, centralizando autoritariamente las políticas de gastos y haciendo nuevos recortes al bienestar e introduciendo nuevos vientos de privatización (sin tener en cuenta el fracaso de las precedentes) Sin olvidar que todo ese post 98  no se ha desarrollado “en paz” porque Europa ha utilizado la guerra a través de la OTAN, para compactarse enseguida como lo muestra el caso de los Balcanes y solo hace seis años, con la crisis de Georgia en 2008.

Ahora bien, el Este de Europa alertada y reacia  a creer en las promesas europeas ha reestablecido   hace un tiempo su relación con su ex convertida en enemiga Rusia y directamente con los EEUU, que usan la oportunidad como una espina clavada en el flanco de la Unión europea. ¿Recuerdan  la coincidencia de todos los países del Este contra la opinión de los líderes del viejo continente, sobre la guerra de Bush en Irak en 2004? 

¿Invoca esto la precipitación de una guerra civil en Ucrania? ¿Por qué se ha llegado a este punto sin retorno? Porque, exactamente, la Unión europea en el vórtice de su crisis económica y política dentro de la crisis financiera global ha renunciado, con sus problemas internos, a sus atractivos externos, reduciendo a mera burocracia la ampliación de su proyecto. Efectivamente ¿cómo es posible  proponerse como referente si lo que se ofrece es solo una Europa monetaria que excluye y somete y no una realidad supranacional solidaria como lo había prometido? ¿ Es esta la Europa realizada? ¿Es esta la Europa a la que quiere adherir, a cualquier costo, Majdan en Kiev y en toda Ucrania? En suma ¿es creíble que sea esta una verdadera reivindicación frente a una realidad visiblemente rechazable? ¿En la convicción de que una adhesión implicaría  mayores e insoportables costos sociales en un país dividido entre este y oeste, apretado  por los recortes al bienestar y bajo el hacha del FMI? 

Se considera que el origen del conflicto ucraniano es el rechazo al requerimiento de adhesión a la UE llegado desde Bruselas y rechazado por el presidente Viktor Yanukovich, comprometido en realidad a buscar el equilibrio entre Moscú y Bruselas y el gobierno ucraniano –democráticamente elegido y debidamente cerificado por observadores internacionales de la UE, que recuerda a Gorbachov y Lech Walesa.  Pero ¿cuál es el ofrecimiento que ha hecho la UE para convencer a ese gobierno rebelde que pedía apoyo para su dramática crisis frente a las ofertas que venían de Moscú? Bruselas le ha ofrecido sus “magníficas y progresivas salidas”, es decir nada o tal vez peor, estableciendo lejanas fechas de adhesión y poniendo de relieve sus propias dificultades económicas y diferencias. Siendo así y como reacción el gobierno legitimo de Kiev solicitó y obtuvo   de Vladimir Putin, el hombre fuerte de Moscú, un préstamo de 13 mil millones más un 2% de descuento sobre las importaciones de gas. Aunque ciertamente este esta interesado en mantener el liderazgo ruso pero no en el Caribe, en sus confines sino en una realidad a todos los efectos, rusa. 

Pero las instancias filo europeas fueron establecidas de tal manera que en efecto se disolvieron rápidamente al sol. En la plaza Majdan ha surgido en el seno de la protesta inicialmente social, un extremo nacionalismo descontrolado con un núcleo fuertemente organizado de los movimientos de extrema derecha, antirrusos como antiguamente antisoviéticos que exaltan la mítica figura de su líder Bandera, aliado a los nazis de la Segunda guerra mundial. En Kiev, no existe sin embargo en la plaza Occupy Ucrania, ni Syriza capaz de enfrentar a Alba Dorada. De modo que la impresión es que se ha producido el nacimiento de un movimiento antagónico propio de la izquierda europea e instrumento condicionante, a títulos varios, de los gobiernos occidentales y de la Comisión UE. Mientras se recupera el ícono de Julia Timoshenko, olvidando que no se trata de una disidente política sino de una oligarca mafiosa, zarina del gas ucraniano, encarcelada por haber favorecido, cuando estaba en el poder, a los intereses rusos, con el objetivo de su propio enriquecimiento cuando trataba con Putin sobre los costos energéticos. 

Ahora entre las barricadas y los pelotones paramilitares que ensalzan a Europa  y frente a tantos pedidos – se lamentan demasiado – Europa “solo mira” y no “se precipita a morir por Kiev”. Traten de levantar una barricada o una carpa en Times Square. Lo hizo Occupy y hubo centenares de arrestos. 

Mientras tanto tampoco se mantienen mirando los EEUU. Se mantiene desde diciembre el tour de los senadores republicanos en la plaza Majdan y sobre todo de John Mac Cain ex candidato a la presidencia de los EEUU que no ha dudado en reunirse con los peores líderes antisemitas provocando una dura reacción de la comunidad hebraica estadounidense.. Y desde la Conferencia europea sobre la seguridad John Keery lanzó su “incondicional apoyo” a la protesta, después de haber recibido en Munich al ex púgil Vitali Klischko – cuyo partido  Udar está financiado por la Fundación Adenauer aliada de la CDU – y el ex ministro y ex jefe del Banco Nacional Arsenij Yatsenyuk, el fiel ejecutor de Julia Timoshensko, la enemiga jurada de Víctor Yushenko, el verdadero líder de la “Revolución naranja”. El pueblo de Majdan grita con cierta razón, que Yanukovitch es un “oligarca criminal”: pero ¿qué otra cosa son sino oligarcas criminales de la misma pasta muchos líderes de la oposición que ya no logran controlar las fuerzas de extrema derecha que han convocado, las que se arman y disparan contra las sedes institucionales? 

Con una mirada vengativa por el caso Snowden, los EEUU  están estudiando sanciones diplomáticas  (he aquí una vuelta a la ex Yugoslavia)  Yanukovich ha hecho el resto, primero sancionando leyes liberticidas – muy parecidas a las de Moscú pero tan liberticidas como las de la europeísima Hungría – sobre la prohibición de manifestar aunque luego dio marcha atrás: retiró las leyes opresivas, renunció el gobierno de Azarov y finalmente concedió la amnistía a todos los manifestantes detenidos. A pesar de todo el país, con sus históricos enfrentamientos entre el este y el oeste, y además está ante el precipicio de la secesión y espera la declaración del estado de emergencia. Un precipicio propicio; Occidente y los EEUU no tienen otro modelo que el de Yugoslavia, divide y reinarás, para aplicarle al resto del mundo. Los protagonistas  europeos del desastre yugoslavo, ya soplan sobre el fuego: desde Carl Bildt en Alemania que recibe a la oposición - ¿delegada por quién para representar a la UE? – y amenaza con sanciones. La cumbre de ministros de la UE se iniciará con el tema de la crisis ucraniana. El “deja vu” está al caer. Por de pronto ya pasó por Majdan, Bernard Henry Lévy ¿Para cuándo el bombardeo de la OTAN?

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Tan sólo expondré algunas matizaciones al texto:

  • Gorbachov, último presidente de la Unión Soviética, fue el aprendiz de brujo que abrió la caja de Pandora a los horrores que hoy vemos en el Este de Europa y que pronto se extenderán por toda ella, del mismo modo que el borracho Yeltsin fue su golpista enterrador, disolviendo la URSS por su cuenta.
  • Walesa fue un títere ultrarreaccionario y ultracatólico al servicio del Papa polaco y de los intereses de Wall Street y del Pentágono.
  • ¿No será ya hora de preguntarse si las franquicias mundiales indignadas (15M, Occupys varios) no son parte de esas revoluciones de colores destinadas a lo que confusamente se expresa en el texto como “el nacimiento de un movimiento antagónico propio de la izquierda europea”? ¿Acaso la antipolítica, el discurso antipartidos, el cuestionamiento sólo de las estructuras políticas institucionales (con algún excipiente-adorno económico de pegote), el metadiscurso emocional que anula la racionalidad, la superación del antagonismo izquierda-derecha en el lenguaje político, que hoy reivindican algunos mediáticos candidatos a las elecciones europeas y partidos-movimientos que se autoproclaman herederos de la indignación, la descomposición ideológica de las izquierdas,… no forman parte de toda esta reconfiguración de las hegemonías, del capital y del Imperio, también a nivel geoestratégico?

20 de febrero de 2014

VENEZUELA, REVERTIR EL PROCESO DEMOCRÁTICO

Bachelet saluda sonriente al golpista Leopoldo López
Marcos Roitman Rosenmann. La Jornada

Derrocar gobiernos democráticos, al menos en América Latina, requiere un elaborado plan donde se busca deslegitimar las políticas populares bajo el argumento de ser portadoras de odio social e ideologías ajenas a la idiosincrasia nacional, identificándolas con el marxismo, el comunismo o el socialismo. Dichas ideologías atentarían contra la propiedad privada, la paz, la familia cristiana, la religión católica o la libertad individual, poniendo el peligro la unidad de la patria. Los responsables de tal situación no son otros que los partidos de izquierda, al querer instaurar un orden totalitario cuyo propósito sería aniquilar la oposición y amordazar la prensa. Así se desarrolla el lenguaje de la desestabilización y se urde la trama del golpe de Estado. El postulado es maniqueo. La patria está secuestrada en manos de revolucionarios, sin principios ni moral. Es necesario acudir al rescate. De esta forma se llama a movilizarse, tomar la calle, protestar y rebelarse contra el gobierno. Invirtiendo las tornas, los conspiradores se apropian del discurso democrático y comienzan a practicar la violencia callejera, la descalificación política y la provocación. Buscan tensar la cuerda y obligar al gobierno a tomar decisiones que puedan presentarse ante la opinión pública como parte de la intolerancia y la negativa al dialogo. Buscan cabezas de turco caídas “en defensa de la libertad, víctimas de las hordas chapistas”. Hay que provocar, convocar manifestaciones no autorizadas, hacer declaraciones desconociendo el poder legítimo, practicar el sabotaje, asaltar locales públicos, bloquear calles, paralizar el transporte, poner bombas en centros neurálgicos, etcétera.

En este contexto, la oposición se proclama salvaguarda de los valores nacionales, defensora de la paz, la familia, la libertad individual, la propiedad privada, la libre empresa y la economía de mercado, y sus dirigentes serían la avanzadilla de una cruzada contra el “chavismo y el comunismo marxista, que derrocará el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Se presentan como héroes vilipendiados y mártires redentores. Es el precio a pagar para recuperar la ansiada libertad.

Revertir procesos democráticos como el que vive Venezuela desde 1999 conlleva una hoja de ruta en dos frentes, en el campo de la política interna y el escenario internacional. En el plano exterior, se organizan simposios, conferencias y debates, proyectando una imagen de Venezuela sumida en el caos económico, el odio de clases y la ingobernabilidad. Asimismo, recaudan fondos para promover la desestabilización. En otro orden de cosas, los opositores realizan visitas a sus aliados de la derecha mundial, presidentes de gobiernos, líderes conservadores o representantes de las internacionales. Se busca la complicidad y restar apoyos al gobierno constitucional de Venezuela, frenar inversiones, acuerdos o simplemente torpedear las relaciones institucionales. Nada se deja al azar. Por ejemplo el presidente saliente de Chile, Sebastián Piñera, recibió a Capriles y la entrante Bachelet se deja fotografiar con Leopoldo López. La prensa y los medios de comunicación también juegan su papel. Desvirtuar al máximo la realidad con el fin de crear una opinión internacional favorable al golpe de Estado, haciéndose eco del discurso desestabilizador. En esta ocasión, como en otras, no importa manipular la información, mostrando material fotográfico o videos de archivo correspondientes a la represión en Chile, Grecia o Egipto y ponerlos como si acontecieran en Venezuela.

En esta coyuntura no puede faltar la intervención de Estados Unidos, gendarme de la zona. El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, señala su preocupación por los acontecimientos en Venezuela y el secretario de Estado, John Kerry, asiente al concretar que hacemos un llamado al gobierno de Venezuela para que proporcione espacio político necesario para un diálogo y para que libere a los manifestantes detenidos. Como en los años ochenta del siglo XX, a quienes desestabilizan se les considera “luchadores por la libertad, término acuñado por la administración de Ronald Reagan para adjetivar a los mercenarios y la contra nicaragüense. Asimismo, su embajada alienta y promueve la intervención en asuntos internos. Para ello se vale de sus agregados culturales, militares, etcétera.


En el plano interno, políticos, académicos, periodistas, empresarios, comunicadores, instituciones, organizaciones no gubernamentales y movimientos gremialistas constituyen la avanzada. Ellos se convierten en la mano que mece la cuna. Son portavoces y sujetos de la conspiración; su función, paralizar las actividades productivas, desgastar al gobierno y boicotear las políticas sociales. Deben crear una imagen sobrecargada de violencia e inseguridad ciudadana. En esta labor fabrican rumores que favorecen el acaparamiento de bienes de primera necesidad, fomentando el mercado negro, la desinversión y la especulación. Todo suma en esta campaña destinada a desacreditar al gobierno del presidente Maduro y provocar la repulsa de la comunidad internacional. Especialistas e intelectuales son la guinda del pastel. Se consideran "disidentes", víctimas del socialismo del siglo XXI. Hablan de totalitarismo, corrupción y nepotismo. Bien retribuidos, se les da voz y pasea por las cadenas de televisión privadas, las radios y los periódicos afines de todo el mundo. Sus palabras consiguen caricaturizar la realidad y ridiculizar a sus dirigentes, calificándolos de megalómanos, locos o iluminados. El siguiente paso de esta estrategia es pedir el retorno al pasado, al capitalismo de usura, para sí recuperar sus privilegios. Para ello llamarán a la unidad nacional en pro de un golpe de Estado que los legitime.

Quizá también le interese: http://piensachile.com/2014/02/bachelet-compartio-con-golpista-venezolano-pocos-meses-atras/