1 de abril de 2014

UN DURO PARA GOBERNAR FRANCIA

El nuevo primer ministro francés, Manuel Valls
Tras el voto castigo para los socialistas en las últimas municipales, el presidente optó por el giro a la derecha. El nombramiento de Valls desencadenó una escisión en el seno de la coalición compuesta por el PS y los verdes.

Eduardo Febbro. Página/12 
Francia votó a la derecha y el presidente socialista François Hollande eligió seguir a los electores que le propinaron al Partido Socialista una de las mayores puniciones electorales de su historia en las elecciones municipales de finales de marzo. Al día siguiente de una derrota inédita donde el PS perdió más de 155 municipalidades de más de 9000 habitantes en beneficio de la derecha, el gobierno del primer ministro Jean-Marc Ayrault en pleno presentó su renuncia. Seguidamente, Hollande nombró como nuevo jefe del Ejecutivo a quien, hasta el domingo, ocupaba la cartera de Interior, Manuel Valls. El cambio es tan radical como incierta la apuesta del mandatario, que optó por un hombre duro, en nada aparentado con la socialdemocracia blanduzca que encarnó hasta ahora durante sus dos años de presidencia. Manuel Valls, que es el ministro más popular del gobierno, es lo que se conoce como un social liberal, o sea, un adepto del laborismo británico y de la figura que enterró al socialismo en Gran Bretaña, Tony Blair. En una breve alocución televisada, Hollande prometió “un gobierno reducido y de combate”. Este último término se plasmó de inmediato en el terreno de lo real. El nombramiento de Valls desencadenó una escisión en el seno de la coalición compuesta por los verdes y los socialistas. Dos ministros verdes del anterior gobierno, Cécile Duflot y Pascal Canfin, respectivamente titulares de la cartera de Vivienda y Desarrollo, anunciaron que no formarían parte del Ejecutivo de Valls. Ambos consideraron que su nombramiento “no es la respuesta adecuada a los problemas de los franceses”.

La derecha socialista aplaude y la izquierda llora. No es para menos. El electorado que llevó a Hollande a la presidencia en 2012 lo abandonó en las municipales, pero el presidente, más allá de sus palabras, ascendió a un social-liberal. Hollande dijo en su discurso que había entendido el “claro mensaje” de las urnas, el cual, según él, es una protesta por “el cambio insuficiente, la excesiva lentitud, la falta de trabajo y la escasa justicia social, demasiados impuestos”. Los hechos, sin embargo, no permiten vaticinar ningún cambio sustancial de la política que implementó hasta ahora. Ese mamotreto de centroderecha que es el pseudosemanario de izquierda Le Nouvel Observateur saluda así el ascenso de Valls: “Se debe justamente al hecho de que François Hollande no piensa poner en tela de juicio esta política de saneamiento de las cuentas públicas, de disminución del costo de la mano de obra y de mejoramiento de la competitividad de nuestro aparato industrial que Manuel Valls se volvió inevitable”. Este canto a la austeridad como receta para salir de la crisis prosigue con un elogio al socialismo liberal que identifica la figura de Manuel Valls: ¿acaso hay alguien mejor que el ex ministro de Interior, heredero del blairismo y socialliberal reivindicado, para encarnar esta purga. El mandatario dejó escapar una lágrima hacia su izquierda cuando prometió un “pacto de solidaridad” y un descenso de los impuestos de aquí a 2017. Con el “pacto de solidaridad”, Hollande busca atenuar las consecuencias de la piedra angular de su mandato, el famoso y polémico “pacto de responsabilidad” mediante el cual se instaura una neta disminución de las cotizaciones sociales que pagan las empresas a cambio de que contraten personal. El pacto también prevé recortes en el gasto público por unos 50.000 millones de euros.

En suma, el presidente que se hizo elegir contra las imposiciones liberales y los recortes teledirigidos desde Bruselas interpretó el voto como un reclamo de más austeridad, más reformas, más autoridad y más obediencia al sistema financiero. Como ocurrió a la derecha cuando Nicolas Sarkozy fue electo en 2007, entre el François Hollande candidato de la esperanza igualitaria y el François Hollande presidente hay un abismo o una tomada de pelo colectiva. Parece que los presidentes que elige Francia tienen, últimamente, la vocación de hacer exactamente lo contrario de aquello a lo que se comprometieron con sus plataformas electorales

Abanderado de la izquierda liberal en el campo económico, Manuel Valls llega a la cima del poder con un respaldo popular amplio (63 por ciento) pero con escasas divisiones propias. En las elecciones primarias que celebró el PS para designar en 2011 su candidato presidencial, Valls sacó apenas 5,6 por ciento de los votos. El nuevo primer ministro es la oveja negra de la izquierda del PS, de los ecologistas y de los aliados del Frente de Izquierda de JeanLuc Mélenchon. Su paso por el Ministerio del Interior dejó un sembradero de polémicas y decepciones. Su forma de actuar frente al tema migratorio y sus alardes públicos con las cifras de expulsiones de extranjeros le valieron el apodo de “sepulturero” de la línea firme pero humanista que Hollande prometió aplicar con el tema de los extranjeros (otro incumplimiento). Las cifras prueban que su acción no fue distinta a la de Sarkozy. En 2013, Manuel Valls ordenó el desalojo de 20.000 gitanos, bastante más que Sarkozy.

Hollande propulsó al primer plano a un hombre en el que se conjugan dos sentidos: eficacia y autoridad. Un traje perfecto para consolar las urgencias neoliberales de Berlín y Bruselas. Tal vez el recién nombrado jefe del Ejecutivo consiga darle cuerpo y alma a un proyecto político y de sociedad y sea mucho más que el vendedor de un catálogo de ajustes, recortes y sacrificios. Pero nada podrá borrar el campo de ruinas en el que está hoy apoyada la presidencia: en 2008, los socialistas administraban 509 municipalidades de más de 10 mil habitantes y la derecha, 433. En 2014 se quedaron sólo con 349, contra 572 para los conservadores. Y por primera vez en su historia, la extrema derecha del Frente Nacional ganó 14. Hollande dilapidó esa fortuna que es la legitimidad popular. Las corrientes progresistas enterraron anoche sus últimas expectativas. Quienes recuerdan la gloriosa noche de la plaza de la Bastilla, cuando, hace dos años, el “pueblo de izquierda” salió a festejar la victoria de François Hollande, sienten que eso ocurrió hace un siglo, en otro país, en otra dimensión de la realidad. Ser de izquierda o moderadamente social demócrata se ha vuelto una infinita serpentina de desencantos.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: No es éste el artículo que yo habría escrito sobre el PSF, Hollande y sus gobiernos cesado y entrante -creo necesario recalificar definitivamente a los Partidos Socialistas como “derecha aún democrática” porque quienes expulsan masivamente inmigrantes, hacen políticas económicas liberales y actúan como gendarmes en África, al servicio de los intereses del imperialismo en unos casos, o de la reaccionaria y cadavérica “grandeur francaise”, en otros, no son socialistas sino pura y simplemente derecha- pero es, en todo caso, un signo de los tiempos en la Vieja Europa que merece la pena conocer. El camino hacia la victoria del fascismo en Europa está alfombrado de las renuncias a ser de las izquierdas. Recientemente el ex comunista Partido Democrático (Italia) de Renzi ha renunciado a cualquier tipo de referencia en la izquierda. En la práctica hacía mucho tiempo que esto era ya así pero explicitarlo tiene una carga simbólica evidente.

30 de marzo de 2014

CRISIS DE LIQUIDEZ PROVOCA LAS PRIMERAS CORRIDAS BANCARIAS EN CHINA

El Blog Salmón

Miles de personas acudieron ayer en masa a retirar el dinero de dos bancos en la provincia china de Jiangsu, ante los rumores de insolvencia que comienza a enfrentar la banca. Fue una auténtica corrida bancaria que recordó las escenas de los años 30 en Estados Unidos. El estallido de la burbuja crediticia y la severa contracción de crédito está obligando a los chinos ultra ricos a vender sus propiedades de lujo en lugares como Hong Kong, y a los depositantes a retirar su dinero. De acuerdo  a South China Morning Post, “los rumores sobre la solvencia del banco provocaron el caos”. Miles de depositantes nerviosos llegaron al banco a retirar su dinero, y el banco no tenía dinero suficiente. Esta imagen de Reuters es elocuente y confirma la creciente ansiedad ante el temido desencadenamiento de impagos y quiebras en China.

La crisis de liquidez se produce justo en momentos en que las perspectivas de la economía china dan cuenta de su debilidad. El índice HSBC-Markit cayó en marzo por quinto mes consecutivo y fue una clara señal de que los descensos reportados en enero y febrero no fueron aberraciones estadísticas ni datos aislados. Hay una tendencia a la baja en la producción industrial inducida por la caída en la demanda global y la deflación generalizada que amenaza con profundizar la crisis iniciada hace siete años.


El índice Markit cayó a 48,1 puntos y es el resultado más bajo desde julio del año pasado. El índice que mide la opinión de los ejecutivos en materia de empleos, nuevos pedidos y precios, cayó a 47,3 puntos, el más bajo en 18 meses. Estas cifras son el resultado de los enormes volúmenes acumulados en China en el período de la euforia. Una serie de informes señalan el exceso de stocks existente en muchos sectores claves como el acero, el hierro, el aluminio, el cemento, el carbón, los paneles solares y la construcción naval, entre otros.

300 millones de toneladas
La crisis que viven las empresas siderúrgicas escapa a la imaginación. Se estima que los stocks de acero llegan a los 300 millones de toneladas, más del doble que toda la producción anual europea. Con este dato queda en claro que el precio del acero puede hundirse a niveles nunca vistos y con ello hundir también el de otros metales. Es un empuje adicional a la ola deflacionaria. Tal vez sea por eso que ayer Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, apoyó la masiva impresión de dinero por parte del Banco Central Europeo, en una escalada que continuaría las acciones de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón. Se pretende atacar la deuda con “más deuda”.

Es probable que China también se vea enfrentada a la disyuntiva de crear nuevos planes de estímulo para enfrentar la desaceleración y asegurar que la tasa de crecimiento se sitúe entre el 7 y el 7,5 por ciento. Un conjunto de acciones selectivas podría suavizar la desaceleración. Sin embargo esta acción aumentaría la deuda y debilitaría el yuan. Además, podría volver a hinchar la burbuja crediticia creando una situación peor para más adelante.

Carry-trade
El gobierno chino se ha esmerado en debilitar el yuan y ayudar a desinflar la burbuja crediticia que ha estallado en China. En la actualidad el cambio está en 6,21 yuan por 1 dólar y este nivel se considera en la “linea roja” para numerosos instrumentos financieros. Si la moneda se devalúa aún más, por ejemplo a 6,40 yuan por dólar, podría causar varios miles de millones de dólares en pérdidas a los bancos occidentales.


Esto es porque muchos inversionistas apostaron a la revaluación creciente del yuan chino y se endeudaron en dólares para comprar activos en yuanes con la expectativa de que el yuan seguiría creciendo y generando ganancias financieras. La situación ahora se ha revertido y el declive del yuan respecto del dólar está generando grandes pérdidas a los jugadores de este “carry-trade” con una masiva crisis de liquidez en el sistema financiero. Si el yuan se sigue devaluando las pérdidas podrían llegar a los 10 mil millones de dólares.

La desaceleración china está teniendo un impacto significativo en los mercados emergentes y el fantasma del debilitamiento de las importaciones de hierro, cobre y otros recursos está generando perspectivas negativas para las economías de Chile, Brasil, Sudáfrica, Indonesia, Colombia, Rusia y Perú. Si la contracción del crédito provoca el colapso de algún banco o alguna corporación industrial importante, se podría desencadenar un tsunami de quiebras con consecuencias a nivel mundial.


MARC FABER ADVIERTE QUE LA DESACELERACIÓN EN CHINA PUEDE PROVOCAR UNA CATÁSTROFE
El Blog Salmón


“La desaceleración en China puede provocar una catástrofe”, advierte el conocido inversionista y gurú Marc Faber, quien anticipa una caótica situación para la economía mundial con el estallido, en proceso- de la burbuja crediticia del gigante asiático. Por eso Faber considera un tanto absurda la complicidad occidental con Ucrania y la crisis de Crimea, en momentos en que el mundo debiera estar atento a lo que ocurre con China. En esta entrevista con Bloomberg, Faber manifiesta su total adhesión al presidente ruso Wladimir Putin, y su enfoque en la crisis de Crimea, dado que “La península de Crimea tiene una importancia estratégica para Rusia, ya que representa un acceso al Mar Negro, y de ahí su paso al Mediterráneo… Para Europa y Estados Unidos, sin embargo, la guerra de Crimea no tiene ninguna importancia estratégica”.

“En todo esto el señor Putin ha estado en lo correcto – apunta Faber-, y lo que debemos hacer es ponernos en su posición. Él no ha hecho absolutamente nada inadecuado… Estados Unidos también intervendría de inmediato si fuerzas extranjeras instalaran bases militares en Haití o Cuba”… Recordamos que la frontera de Ucrania está a solo 250 kilómetros de Moscú, y que Crimea forma parte de Rusia desde 1780, cuando Catalina la Grande la anexó a la república de los Zares. Este mapa de Ucrania muestra la estratégica ubicación de Crimea: 


Por otra parte, advierte Faber, la conexión de Crimea a Rusia enviará una señal a China dado que la República Popular mantiene desde hace algún tiempo un ojo en el Tíbet y otro en Taiwán, y se encuentra en una disputa con Japón por las islas Senkaku. En todo caso, más allá del conflicto de Crimea, la preocupación más grande a la que el mundo debería estar atento es el estallido de la burbuja de crédito en China. Los bonos corporativos del gigante asiático han ido estallando de a poco y su aceleración podría crear gran pánico en los mercados. 

Una gigantesca burbuja de crédito
Existe una gigantesca burbuja de crédito en China que ha comenzado a soltar ráfagas lentamente. Esto trae problemas a los mercados de bienes raíces y a los mercados de materias primas. El primer gran grupo inmobiliario chino ha anunciado recientemente su insolvencia y el default o impago de varias instituciones crediticias está a la vuelta de la esquina, como hemos señalado aquí y aquí. La inmobiliaria Zhejiang Xingrun es una de las que se enfrenta a la insolvencia y en su caída puede arrastrar a otras empresas. Las distorsiones en los mercados de materias primas están estrechamente relacionada con estos acontecimientos y la desaceleración en China. El precio del cobre cayó recientemente a su nivel más bajo desde 2010, y el oro y la plata siguen a la baja.

Faber advierte que las estadísticas chinas no son dignas de confianza. Por eso que la verdadera magnitud de la crisis del crédito en China se hace difícil de evaluar. “Los gobiernos siempre publican sus estadísticas, porque quieren mostrar independencia aunque en realidad controlan las estadísticas para mostrar las cifras que quieren. Como dijo Stalin: “No es importante quién vota, sino quién cuenta los votos, y en este caso son las estadísticas” señala Faber.

Y tiene parte de razón: el mercado de valores de China en la actualidad está obteniendo el peor desempeño desde 2006. La deuda en China ha explotado dramáticamente y el país tiene ahora un nivel de endeudamiento del 215 por ciento del PIB. Todos los signos indican que el aterrizaje brusco de la economía china ha llegado. Y esto puede crear una catástrofe financiera de grandes magnitudes, como apunta Marc Faber.