17 de septiembre de 2015

EL DESAFÍO DEL ENCUENTRO COMUNISTA DEL 26-S

Por Antonio Marín Segovia, Marat, Nicolás García-Pedrajas, Vigne

Los blogueros comunistas que firmamos este artículo, comprometidos con el proceso que se abre el sábado 26 de Septiembre en Madrid para la creación de un espacio de encuentro comunista con vocación permanente, somos conscientes de los desafíos que dicha convocatoria ha de afrontar.

Nuestra aportación mediante este texto no es la de presentarnos como representantes del grupo promotor de dicho encuentro sino la de meras voces ocasionales que, siendo miembros del citado grupo, quieren contribuir a la necesaria reflexión que ha de producirse antes, durante y después de la mencionada fecha.

Entre esos desafíos no se encuentra el éxito en número de asistentes a la reunión del sábado 26 de Septiembre. Sabemos desde hace días que el interés que ha suscitado y la conciencia entre amplios sectores de comunistas del Estado español de la necesidad de una propuesta como ésta ha impulsado a muchos de ellos a confirmar su asistencia.
Pero el proyecto de crear un espacio de encuentro comunista, algo nuevo porque no nace impulsado por partidos de este pensamiento, sino desde la base y en gran medida por quienes hoy no están en un partido pero creen en la necesidad de que los comunistas sin y con carné se organicen, piensen, debatan, elaboren, mantengan entre sí relaciones de fraternidad y trabajen colectivamente con  la clase trabajadora en defensa de sus intereses, del derribo del capitalismo y de la construcción de una sociedad socialista, carece de antecedentes similares y de carta de navegación ya construida sino que ha de ser desarrollada entre tod@s nosotr@s.

El que entre quienes promovemos está convocatoria haya tanto quienes en el pasado militaron en alguna organización comunista, como quienes no lo han hecho nunca pero se sienten tales, como de personas que aún mantienen vínculos partidarios comunistas diversos, creemos que puede tener las virtudes de que ninguna organización en particular pretenda apropiarse de esta iniciativa y de que pongamos todo el esfuerzo para evitar cualquier tentación sectaria.

De igual modo, que la propuesta tomase inicialmente forma entre comunistas madrileños es algo puramente circunstancial, ya que fue en Madrid donde nació, en un primer momento, la convicción de la necesidad de este proyecto. Esto ha dejado a día de hoy de ser así y comunistas de distintas tierras del Estado español han hecho suya la iniciativa y se han incorporado al grupo promotor. Es de desear que en otros territorios que aún no lo han hecho vayan conformándose grupos de naturaleza hermana a este. Somos conscientes de que hay muchas personas con dificultades de desplazarse a Madrid y de que existen lugares en los que conformar grupos de comunistas conscientes es particularmente difícil. Sabemos que el grupo promotor estudia el modo que dé respuesta a esas aspiraciones. De momento, el ritmo de los tiempos y las capacidades humanas, siempre limitadas, sugiere que quienes se sientan aislados en sus territorios aporten al menos un apoyo difusor de la convocatoria y de los textos que la han secundado y avalado y se pongan en contacto con el equipo que coordina el proyecto (encuentrocomunista@yahoo.es).

Todo lo anterior plantea, en nuestra opinión diversos retos de distinta naturaleza; unos de tipo interno (propios del proceso), otros de tipo externo (cómo llegar a nuestra clase y abrir paso de nuevo al discurso comunista, en gran medida desaparecido durante todo este período de la crisis capitalista).

Retos de naturaleza interna
El primero de ellos tiene que ver con el modo en que quienes asistamos a dicha jornada, motor de arranque de un trabajo posterior que ha de ir construyéndose de modo progresivo y trabajoso, llegamos a la misma. Si lo hacemos en clave de asistir a un acto-mitin de afirmación comunista habremos fracasado desde el minuto 1. Este acto no puede ser concebido como una liturgia en la que los “sacerdotes” oficiantes declaman las bondades de la ideología comunista y los fieles asistentes aplauden y repiten fervorosamente partes del mantra ritual. El marxismo que nos une, como visión laica de la política, requiere de nosotros que abordemos esa reunión como una actividad de trabajo, reflexión y propuesta colectiva por parte de quienes asistamos a la misma: convocantes y convocados.

Otro desafío es el de comprender, asumir, interiorizar y definir bien entre tod@s qué es eso del espacio de encuentro comunista que queremos construir, cómo lo entendemos, qué implicaciones puede tener, en qué puede ayudar a devolver las ideas comunistas al protagonismo necesario y hoy perdido, de qué modo puede abrir paso a una nueva cultura de cooperación, apoyo mutuo y habituación a trabajar y luchar juntos los comunistas tengamos o no carné de partidos marxistas preexistentes.

Y a la vez creemos que debiéramos sortear el riesgo de confundir la defensa de nuestra ideología con el ideologismo reduccionista que calma los ánimos pero que no construye, que se encierra en sí mismo, que no llega a quienes debemos hacer comprensible nuestro proyecto de sociedad, que nos pudiera dividir (centrarnos en lo que nos une, apartar de momento lo que nos separe e impida avanzar) y que no extrae del marxismo todo su potencial emancipador de la explotación y la alienación humanas ayer, hoy y mañana.

En el lado opuesto está también la cuestión de diferenciar lo que dice ser comunista de lo que realmente lo es. No nos sirven las propuestas constituyentes, ni la interpretación de que la historia se cambia desde las instituciones burguesas, ni el lenguaje postmoderno y claudicante que renuncia al hilo rojo de nuestra identidad compuesto por conceptos como clase, lucha de clases, destrucción, que no reforma, del capitalismo o dictadura del proletariado, por citar sólo algunos ejemplos. No creemos compatible declararse comunista y seguir los modelos de las nuevas formaciones socialdemócratas europeas y españolas. No nos sirve tampoco el electoralismo, ni el ciudadanismo ni las apelaciones a conceptos amorfos como “la gente” o a mitos como el supuesto 99% contra el 1%, pretendiendo que ignoremos que la explotación capitalista tiene entre ese 99% su porcentaje de delegados de clases medias patrimoniales y empresariales que no necesitan ser grandes plutócratas para oprimir a la clase trabajadora.

Tenemos también por delante la necesidad de evitar caer en los vicios que se han ido instalando en la cultura política de muchas personas durante estos años: el ciberactivismo (con sus foros de entretenimiento y de debate por el debate) y las adhesiones de aluvión. La lucha está en la calle, la transformación social se hace en el mundo real y ello exige altos grados de compromiso y esfuerzo personales, incluso en la formación política de los militantes. No se trata de hacer bulto, de ser muchos sino de cualificarnos, de capacitarnos, de dedicarle tiempo y trabajo a la militancia y a la lucha de clases.

Debemos también abordar el reto de señalar a modo de apunte (una primera jornada no da para más) dónde están las palancas transformadoras de una lucha anticapitalista, y no sólo antineoliberal, hoy y de detectar que reivindicaciones conectan con las necesidades reales de nuestra clase. Ese primer apunte ha de servirnos de pivote y base inicial para un desarrollo analítico y propositivo posterior. Y, muy importante, es fundamental que entendamos que el acto del 26 de Septiembre no es una convocatoria circunstancial sino el inicio de un camino y de una tarea de largo recorrido, si existe voluntad colectiva para ello, por delante.

Retos de naturaleza externa
Hacer llegar nuestro discurso a nuestra clase exige tanto una capacidad didáctica y un mensaje sencillo y comprensible como un compromiso activo con sus necesidades y problemas, así como una presencia en sus principales luchas.
De nada nos serviría convertirnos en un grupo de propagandistas si no experimentamos y vivimos con la clase trabajadora su propia realidad y somos instrumento que contribuya y refuerce su autoorganización.

Debemos ser capaces de ser ejemplo útil que lleve a que los sectores oprimidos y golpeados por la crisis del capital sientan que los comunistas somos gente distinta, una fuerza que sea percibida como algo completamente diferente y ajeno a los partidos burgueses del sistema o a los reformismos que sólo quieren actuar como paliativos de los peores efectos de la crisis pero sin cambiar nada esencial de las causas ni del sistema que la ha creado.

De nada nos serviría reunir en torno a nosotros a unas decenas o centenares de militantes conscientes y luchadores si no somos capaces de traspasar el círculo inmediato de los ya convencidos para actuar como semilla de conciencia política entre nuestra clase, despertar de la misma, acumulación de fuerzas y rebelión. L@s trabajador@s deben llegar a ver en nosotros los comunistas el puño con el que ellos mismos golpean sobre sus enemigos de clase.

Ello va a exigirnos que seamos capaces de afirmarnos en nuestra identidad, que a la vez seamos abiertos en la relación con amplios sectores de la clase trabajadora menos consciente, que contemplemos el marxismo como teoría para iluminar nuestra tarea y no como farola a la que abrazarnos y, algo muy importante, que seamos conscientes de que las ideas no viven sin organización y que el coordinarnos y organizarnos del modo más eficaz y, a la vez, útil en relación con el tiempo que vivimos, es una necesidad imperiosa a la que tendremos que responder en un segundo encuentro.

Dar respuesta positiva a todos estos retos no es garantía infalible de éxito pero nos acercará, seguramente, un poco más a él. Ese es el gran desafío que se abre ante nosotros el mismo día 26 de Septiembre y a partir de él.

16 de septiembre de 2015

LOS PODEMITAS, COMO POLLOS SIN CABEZA

Por Marat

Una serie encadenada de estupideces propias de quien, ya no es que hayan perdido la coherencia política porque nunca la tuvieron, sino que incluso son patéticamente ridículos en su propia incoherencia nos ha regalado la menguante secta podemita en los últimos días.

Tras enseñar Pablo Pablito Pablete su casa a la reina de la casquería fina Ana Rosa Quintana, al estilo Mariano Rajoy o Pedro Sánchez y sus pretensiones de parecer “personas normales”, ese estilo tan poco sobrio y discreto que debe acompañar a cada dirigente político para no banalizar su imagen como mero producto de marketing para consumo en los supermercados electorales, el Señor de la Divina Coleta nos obsequió con la defensa del oligarca e inductor del terrorismo de las guarimbas venezolanas, que llamó a desconocer en su día los resultados de las elecciones democráticas en aquél país –Leopoldo López- y que desencadenaron 43 muertos en la patria del finado Presidente Chávez. Sigue la estela del gatazo gordo Felipe González, asesor de multimillonarios y "empleado" de lujo de Gas Natural.

"A nosotros no nos gusta, venga de quien venga, que se condene a alguien por hacer política. En política las diferencias se tienen que resolver a través de procesos electorales", dijo el sheriff de los podemitas el pasado 11 de Septiembre. No me sorprende que haya quien por otros motivos, seguramente menos justificados, encuentre paralelismos entre Pablo Iglesias y el fascista de las 2000 abdominales José María Aznar.
Muy poco después Juan Carlos Monedero, Don Politologón, en un alarde que lo mismo podía ser de verso libre que de reparto de papeles, al estilo de como hacían en el pasado González y Guerra, para contentar a la despistada dirigencia bolivariana sobre lo que en realidad es Podemos, decidió insultar en una única declaración pública a la izquierda abertzale vasca y a los sectores populares que apoyan al legítimo gobierno venezolano.
A la primera lo hizo –insultar- al comparar al fascista protogolpista, e inductor del crimen político, Leopoldo López y a la ya extinta kale borroka. Se podrá disentir de la estrategia violenta que la izquierda abertzale vasca empleó aquellos años de “socialización del dolor”. Yo lo hago. La mayor parte de la actual izquierda abertzale lo hace tácita, aunque no expresamente. Pero equiparar a la izquierda soberanista vasca con los fascistas asesinos de venezolanos es, como poco, algo propio de un sujeto inmoral, indecente y canalla. Detengo aquí mis epítetos para no descender al nivel de este fascista que llama fascistas a los demás.

Y de paso, Wallet (Monedero-Billetero)  insultó la inteligencia de la dirigencia bolivariana y del pueblo venezolano al tratarlo de imbéciles y desinformados respecto a la identidad política de la izquierda abertzale vasca, que podrá ser más o menos criticada, por ejemplo en la deriva de una parte de ella hacia el reformismo socialdemócrata, pero que fue durante parte de la larga noche del franquismo una punta de lanza contra el fascismo español y por la recuperación de las libertades.   

En un desdoblamiento de personalidad digna del doctor Jekyll y Mr Hyde, el disminuido (electoralmente) Pablito el pasado martes 15 de Septiembre declaraba: "un extremista, no sólo lo digo yo, lo dice la oposición moderada venezolana. Y yo creo que está bien que defienda sus ideas, y sin embargo en Venezuela hemos visto muchas veces a líderes opositores alentar golpes de estado" ¿En qué quedamos, Pablito, López es un condenado “por hacer política” o alguien condenado por “alentar golpes de estado”?

Los oportunistas, los trepas, los populistas son “gente” sin principios ni convicciones que, como el padre ideológico de Pablito, Zapatero, hablan en función de los sondeos preelectorales y, como estos no le van bien ni por su ala derecha (grande) ni por su ala izquierda (mucho menor y menguante a gran velocidad), hacen declaraciones políticas antagónicas en su contenido para contentar a unos y a otros, demostrando finalmente que no sabemos si estamos ante una parodia de político o ante Cantinflas haciendo de político.


Pablito, el mal remedo de Corbyn español, tiene un ego de dimensiones descomunales que, sin duda, debe estar compensando carencias que habrían hecho las delicias del padre del psicoanálisis, Don Sigmund.

Su artículo en El País, diario del régimen al que tanto criticaba el Señor de los Círculos en el pasado, y al que últimamente se está aficionando bastante como columnista del mismo, que en su edición en papel se tituló “El Pablo Iglesias Británico”, siendo cambiado posteriormente en la digital por el titular de “¿Por qué todos hablan del Pablo Iglesias británico?”, tras la queja de Pablito por lo que él consideraba manipulación por parte de este medio del texto con el encabezamiento entregado por él al diario, y finalmente modificado, es una evidente muestra de lo que muchos psiquiatras y psicólogos denominan “delirio narcisista”.

El problema de los políticos con delirio narcisista, patología tan bien retratada por el inigualable Chaplin en la escena del globo terráqueo de “El gran dictador”, es que resultan, además de grotescos, esperpénticos e hilarantes, peligrosos porque carecen de freno en su insana pulsión de alimentar a su Narciso de bolsillo.


Ni el titular manipulado por El País ni el original entregado por Pablo Iglesias que firma como Pablo Iglesias un texto en el que se interroga “¿Por qué todos hablan del Pablo Iglesias británico?”  hacen buen servicio al Pablo Iglesias español. Hace que se delate a sí mismo, es patético al compararse con un político laborista con más de 30 años de trayectoria coherente como parlamentario y pone el burro delante(él)  como elemento con el que supuestamente “todos” comparan a Corbyn.

Corbyn es un socialdemócrata –más de izquierda que Pablo Iglesias y los discípulos de su secta ni de izquierdas ni de derechas pero que nadie se engañe, no va más allá de ser eso, un socialdemócrata-, con conexiones ideológicas y de clase en los sindicatos (Trade Unions), al contrario que Pablito que lo tiene con ese engendro amorfo llamado “la gente” o con ese “escondeclases” sociales llamado los “ciudadanos”. Corbyn hace 30 años que mantiene la misma línea socialdemócrata, a la izquierda del social-liberalismo del Labour Party que instauró Tony Blair (ni Gordon Brown ni Ed Miliband cambiaron esa orientación), mientras que Pablito pasó en menos de dos años de decir que era comunista –decía-, luego bolivariano, después ni de izquierdas ni de derechas, ahora socialdemócrata modelo escandinavo,…¿mañana?

Y llegó la división de los circulines cuando Alexis Tsipras y Syriza evidenciaron los límites ideológicos, de campo de juego dentro de los límites de respeto a las reglas de la institucionalidad que imponen los sistemas políticos burgueses a quienes los respetan y, por supuesto, de coherencia.

Según cuenta el digital progre “El Diario” bajo el titular “Dos diputados autonómicos de Podemos viajan a Atenas para apoyar a Unidad Popular, la escisión de Syriza”, la tribu podemita está dividida en cuanto a qué socios apoyan en Grecia.

Mientras los trotskolights de Anticapitalistas (antes Izquierda Anticapitalista), corriente de opinión-grupo de presión para el logro de sofás de políticos profesionales, apoyan a la escisión de Syriza, Unidad Popular, Pablito y el ínclito Errejón apoyan a Tsipras y Syriza por su “coraje al convocar elecciones”. Mejor le hubiera ido a ese coraje si lo hubieran empleado en defender a la clase trabajadora griega contra sus oligarquías locales y europeas.

Lejos  quedó aquel “Aguanta Alexis” del tuitero Pablito, cuando muy pocos veníamos avisando de que Syriza y el hijo del constructor Tsipras venderían a la clase trabajadora griega y a su país y cuando, poco antes del referéndum y justo después, quedo patente ya para muchos que lo que decíamos muy pocos meses antes se había cumplido.
Según Jesús Rodriguez, de Podemos y Anticapitalistas, "apoyar a Tsipras ahora es una locura. El apoyo a Tsipras nos va a hipotecar, nos va a dificultar que ganemos las elecciones porque lo que ha hecho Tsipras es consolidar el discurso dominante del bipartidismo de que no hay alternativa, de que no hay posibilidad de cambio". El hombre derrota por la herida electoral, antes que por la ideológico. Y aclara ante la pregunta del periodista sobre si Podemos sigue apoyando a Tsipras y Syriza: "que yo sepa no se ha discutido en ningún órgano y lo que se ha expresado son opiniones de dirigentes. Pero la mayoría de los sectores o están con Unidad Popular o se ponen de perfil". Es la incoherencia, el cinismo y la hipocresía de quienes en lugar de ideología y principios tienen ambición.

Yo no sé lo que se meten en vena o por la nariz los podemitas y los miembros de su sanedrín pero no quiero de eso; sienta mal.

Tras ver su recorrido último tengo la tentación de cambiarles el nombre y pasar a denominarles “podeminis”. Minis en expectativas electorales, minis en ideología, minis en coherencia, minis en decencia política, minis en inteligencia personal y colectiva, minis en fin. Y con estos quieren fundirse los claudicantes PCE e IU. Otros que tal bailan.

Mientras tanto, en la campaña de las elecciones catalanas, la derechuza mediática española emplea a los podeminis como ariete en defensa de la españolidad de Cataluña. Quien tenga dudas sobre lo que digo que vea el lenguaje etnicista, lerrouxista y guerracivilista en un mitin preelectoral de Pablito de la semana pasada en Cataluña: "esa gente que no se avergüenza de tener padres andaluces o abuelos extremeños tiene que sacar los dientes". Y los podemitas y su Cristo del Santo Narcisismo no se quejan por el tratamiento que les da la Brunete mediática en esta campaña de Santiago y Cierra Eggggpaña, se dejan querer. Veo a Marhuenderrrrr e Inda cualquier día hablando del ejemplo patriótico de los podeminis y sus líderes, que no dirigentes.
 
Por cierto, aunque considero respetables todos los tipos de juegos sexuales, siempre que sean consensuados, el nivelón político que ha trasladado Pablito a la campaña de las elecciones catalanas con su respuesta a Lluis Llach (seguro que ya no pone "L´estaca" en sus actos), con aquello de "Parece que a Lluis Llach también le interesa el sexo. Pues bien, si quiere le vamos a dar sexo a Mas, le vamos a dar látigo en esta campaña", me ha creado una imagen visual entre el Mesías de la Coleta y el burgués Mas que he tenido que desterrar rápidamente con una inmersión por Internet en un capítulo de "Perdidos", para evitar tener pesadillas nocturnas de las que te despiertan gritando horrorizado y cubierto de sudor fío. 

En cualquier caso, y dado que Pablito parece obsesionado por las "delicias" del BDSM y otras parafilias, le recomiendo este kit de juegos que acabo de encontrar en la red y que tiene el color corporativo de los podeminis.