22 de septiembre de 2015

¡POBRE GRECIA!

Pedro Olalla. CTXT

“Merkel, Schäuble, Juncker, Tusk, Dijsselbloem, Schulz y Draghi están de enhorabuena: ahora es nada menos que la “izquierda radical” la que defiende su proyecto y la que aplicará el nuevo memorándum”

Por desgracia, estaba ya muy claro que Grecia era llamada el 20 de septiembre a las urnas para legitimar una nueva comparsa de títeres dispuesta a ejecutar los designios de sus acreedores, recogidos en el Acuerdo de Préstamo de 2010 y en el nuevo Memorándum. El NO del referéndum fue interpretado hace semanas como un SÍ, y las elecciones fueron convocadas por la vía rápida con el único fin de ratificar en las urnas esta misteriosa asunción.

Esto explica –aunque no justifica– que el voto mayoritario fuera aplastantemente la abstención (45%). Lo explica, porque refleja el desengaño, la desconfianza y el “castigo” de buena parte del electorado; pero no lo justifica en absoluto porque, mientras no haya una ley electoral que declare nulas las elecciones a partir de una cierta tasa de abstención, la abstención se traduce únicamente en un mayor peso específico de cada voto que entra en las urnas. Y así, el desengaño y el supuesto castigo se ha traducido, por arte matemática, en un Parlamento arrasadoramente pro-rescate, donde no ha conseguido entrar siquiera un nuevo diputado disidente.

Semanas después de un insólito referéndum –el único de los últimos cuarenta años de “democracia”– en el que, con los bancos cerrados y contra todo pronóstico mediático, el 62% de los votantes expresaron un rotundo NO a un nuevo memorándum, gana las elecciones el mismo partido que, haciendo caso omiso al resultado del plebiscito convocado por su propia iniciativa, acaba de firmar el más oneroso de los memoranda y de conseguir que sea aprobado por el Parlamento… ¡gracias a los votos de la oposición! ¡Europa está encantada! Merkel, Schäuble, Juncker, Tusk, Dijsselbloem, Schulz y Draghi están de enhorabuena: ya no es sólo el neoliberalismo, ni el bipartidismo tradicional, ni la vieja democracia cristiana, ahora es nada menos que la “izquierda radical” (sic) la que defiende su proyecto y la que aplicará el nuevo memorándum. ¡Arrepentidos los quiere Europa!

Los votantes que hoy celebran el triunfo de Syriza son quienes creen aún en el discurso cándido de que es posible cambiar Europa desde dentro, de que un amplio frente de partidos de nueva creación conseguirá vencer al núcleo duro del euro y de la Unión y convertir Europa en un paraíso democrático y solidario. Pero los tiros no van por ahí: lo demuestra la intransigencia de las Instituciones y del Eurogrupo en las “negociaciones” del nuevo rescate, lo demuestra la creciente creación de superorganismos y tratados opacos y ajenos al control de los gobiernos y de los ciudadanos, lo demuestra la renuncia a la soberanía aparejada a cada cláusula de los memoranda, y lo demuestra, abiertamente, la reciente negativa en bloque de los países de la Unión Europea –a instancias del Ecofin– a aprobar la Resolución de Naciones Unidas sobre el marco de principios básicos para la reestructuración económica de los Estados endeudados: una resolución muy moderada que trata de salvaguardar en lo posible la soberanía nacional, la legalidad, la transparencia y los derechos de los Estados soberanos ante sus acreedores, y que, hace apenas diez días, el Gobierno de Syriza-ANEL se ha abstenido de firmar, pese a estar supuestamente reivindicando ante sus socios la reestructuración de una deuda inviable.

No sorprende, en el fondo: dicho gobierno tampoco ha apelado, para argumentar su reivindicación, a las declaraciones del propio Parlamento Europeo (14/5/2014) sobre la violación del derecho originario de la Unión por parte de los acuerdos firmados con la Troika; ni ha invocado la reciente declaración del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas acerca de que las políticas de austeridad aplicadas en Grecia contravienen la Carta de Derechos Humanos de la ONU, la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, y otros acuerdos internacionales; ni ha hecho suyos los recelos del propio FMI sobre la viabilidad de la deuda; ni siquiera ha hecho uso alguno del revelador informe de la Comisión de la Verdad sobre la legitimidad de la deuda, encargado por la propia presidencia del Parlamento griego a un equipo internacional de auditores encabezado por Eric Toussaint. La intención, pues, parece clara: adelante con el plan.

La aplicación del nuevo memorándum ya ha sido sancionada en las urnas. Aplicarlo será, a partir de ahora, “dar cumplimiento a la voluntad popular”. El nuevo “presidente” de Grecia será el tecnócrata holandés Maarten Verwey, director general de la Comisión Europea para asuntos de reformas estructurales, y el Parlamento soberano sancionará sus planes, sesión tras sesión, para sosiego de los acreedores y avance del proceso de consumación europea.

Las medidas del nuevo memorándum no tienen nada que ofrecer al pueblo griego: lo prueba la experiencia de los últimos años, y nadie puede ya decir honestamente que dicha afirmación rotunda es sólo ideología o cábala. Todas las onerosas medidas que se han aplicado desde 2010 para afrontar la deuda pública la han elevado del 120% al 180% del PIB, y sigue creciendo. Mientras el PIB sigue disminuyendo, siguen disminuyendo los salarios, las pensiones, las prestaciones sociales, los derechos laborales, la riqueza nacional, la soberanía, la esperanza de vida. Y mientras siguen aumentando los impuestos, y el paro, y la emigración, y la tasa de suicidios, y la tasa de mortalidad. El nuevo memorándum traerá nuevos recortes en salarios, pensiones y gasto social; pero también aumentará la deuda en 83.000 millones más, de los que el 85% irá directamente a amortizar capital e intereses y a recapitalizar a la banca privada; y también aumentará el expolio, pues, ahí donde Grecia está desde hace años sometida al mayor plan de privatizaciones del mundo, ahora se le exige vender nuevos activos por la ingente suma de 50.000 millones de euros; y disminuirá la transparencia, pues se le exige eliminar los mecanismos de control estatal sobre los presupuestos y transferirlo directamente a Europa; y disminuirán, si aún es posible, los últimos reductos de soberanía, pues la firma con el Mecanismo Europeo de Estabilidad implica la acatación sin condiciones de sus directrices.

Grecia no tiene tiempo para esperar a que Europa cambie desde dentro. ¿Cuántas elecciones, cuántos gobiernos, cuántos memoranda han de sucederse todavía para que despertemos de una vez y pongamos fin a esta locura?

20 de septiembre de 2015

DE HACERNOS TONTOS, EMPLEO Y TASAS DE INTERÉS EN ESTADOS UNIDOS

Óscar Ugarteche. Alainet

En América latina vivimos prendidos de la noticia de la tasa de interés de Estados Unidos. La excepción es el Perú donde parece que la noticia que reúne a la opinión pública en esta temporada son las elecciones del próximo año. La razón por la que vivimos prendidos de esa noticia es porque un alza a niveles más normales de la tasa de interés básica americana va a encarecer nuestro costo de la deuda pero va a acentuar aún más la baja en los precios de las materias primas que aumentaron de precio desde el 2003 y luego del 2008, cuando el techo de la tasa básica de interés fue rebajada a 0.25%; lo que con una inflación de 2% aproximadamente da una tasa efectiva de interés de -1.75% convirtiendo el ahorro en dólares en una gran pérdida; pero la toma de préstamos de diversos plazos en un gran regalo.

Para los jóvenes que no habían visto una tasa de interés negativa en dólares antes, esto ha pasado únicamente en los años post crisis del petróleo de los 70 del siglo XX. Eso llevó a un endeudamiento alto para el desarrollo de infraestructura y empresas públicas dado que estando el dinero regalado, no había pierde, como ahora. Lo que siguió a la tasa negativa de los años 70 fue el record histórico de la tasa de interés americano que llegó a 18%, quebrando todo y a todos en el camino, incluida varias visiones teóricas; países socialistas y economías desarrollistas; y empresas, americanas y extranjeras.

Ahora, tras casi siete años seguidos de tasas negativas, la más larga serie continuada de la historia monetaria americana; y casi quince años en total, la más larga de la historia económica (con intervalos positivos en los años del 2003 al 2007) parecería que la economía americana va a intentar regresar a la normalidad. El indicador clave es el empleo.

El empleo en Estados Unidos se mide de un modo diferente al modo Europeo donde el que no tiene empleo está desempleado. En Estados Unidos el que no tiene empleo merece un seguro de desempleo durante un periodo corto. En Estados Unidos desempleado está quien ha estado buscando trabajo las últimas cuatro semanas.  Si se deja de buscar empleo, la estadística del desempleado desaparece.  La persona no está desempleada sino que no trabaja, que no es lo mismo. Al dejar de buscar trabajo deja de percibir seguro de desempleo. El seguro de desempleo cubre 26 semanas de un año que es lo que se puede solicitar como máximo.

La proporción de la fuerza de trabajo empleada en septiembre del 2008 era del 66% de la fuerza de trabajo, definidos como aquellos en edad de trabajar, total de Estados Unidos; en diciembre del 2014 la población empleada fue del 62.7% de la fuerza de trabajo. De este modo el desempleo de agosto del 2008 se calcula sobre el 66% de la fuerza de trabajo que estaba empleada y en diciembre del 2014 sobre 62.7%. Así, no es lo mismo decir que la tasa de desempleo bajó entre el 2008 y el 2014 si hay que agregarle 3.3% de población desempleada que dejó de buscar empleo porque no lo encontró y se desanimó. 
Cuando se lee que el desempleo en agosto 2014 fue de 6.1%, hay que agregarle 3.3% más para hacerlo comparable con la situación en setiembre del 2008. Según el Bureau of Labor Statistics entonces, en agosto del 2014 el desempleo si se incluye ese 3.3% de contracción de la fuerza de trabajo, suma 9.4% versus 6.1% en setiembre del 2008. Hay menos desempleo total, incluido el de los que no buscan ya empleo por desesperanza, en el 2014 que en el 2008. Ajustado a agosto del 2015 esto cambia con 6 millones de personas no contempladas como desempleadas que están buscando trabajo a la que hay que sumar a los 8 millones de desempleados que buscan trabajo. Esto aumenta en 80% el desempleo real en Estados Unidos y se asemeja más a lo que se ve en las calles y en las protestas sociales.

Fuente Bureau of Labor Statistics visto 17 September 2015.

Los datos del recuadro son descendentes desde Agosto del 2014 pero son casi 80% más grandes que los datos oficiales que solo contemplan a los de la categoría (a). El fenómeno es que las personas pierden la esperanza y dejan de buscar trabajo constantemente para poder ganarse la vida en el sector informal. El seguro de desempleo cubre 26 semanas en un año y es una fracción del salario del desempleado. Así se trasladan de la categoría de desempleados en la fuerza de trabajo a la categoría de fuera de la fuerza de trabajo aunque responden en las encuestas del Bureau of Labor Statistics que quieren trabajar. Esto mismo pasó en las economías latinoamericanas de los años 80.

En el marco del 9.4% de la población económicamente activa buscando empleo en agosto del 2008 es que se redujo el techo de la tasa de interés básica a 0.5% primero y a 0.25% después. No hay las condiciones de empleo para regresar las tasas a sus niveles normales históricos, salvo que el nuevo normal del desempleo total sea el 8.5% de la fuerza de trabajo. Lo que no se mide es cuánto de esta fuerza de trabajo está siendo sustituida por migrantes ilegales que tienen un salario infinitamente menor. Estas son buenas razones para no haber subido el techo de la tasa de interés básica el 17 de septiembre, nueve trimestres después del primer anuncio efectuado por Bernanke de que sería bueno subirlas pero “no ahora”, en junio del 2013.

El reflejo de este alto nivel de desempleo total, que no incluye a los migrantes informales, es la dinámica del consumo. El crecimiento de la economía estadounidense históricamente ha sido arrastrada por el consumo. El problema actual es que el crecimiento de esta variable es frágil y volátil, con una tendencia decreciente desde 1980, como se puede apreciar en el grafico debajo.
FUENTE: BEA
Para que pueda la FED estar tranquila que la crisis ya pasó, el consumo debería de regresar a tasas de crecimiento similares a las de los años 90. Esa recuperación aún se ve muy endeble en el 2015.

El otro lado de esto es si la tasa de interés se puede mantener negativa en términos reales por más tiempo. La respuesta es que mientras las expectativas sean que va a subir, los efectos financieros son idénticos, como se ha visto en los precios de los commodities, los tipos de cambio, los índices de bolsa y las tasas de crecimiento del PIB de las economías emergentes. Estados Unidos sin hacer nada, tiene los precios de las materias primas y la energía abajo, el costo de capital en cero y un dólar fuerte. Algún día subirán la tasa de interés, de todas maneras. El lado positivo es que cuando lo hagan ya no nos va a importar en las economías emergentes porque el daño ya está hecho.