3 de diciembre de 2015

CUNHA PUSO EN MARCHA UN GOLPE BLANDO EN CONTRA DE DILMA

Eric Nepomuceno.Página/12

En una misma jornada, el Congreso nacional ha sido escenario de una victoria esencial para Dilma Rousseff y de una noticia que, aunque esperada, puso al país patas arriba. Con la serenidad cuidadosamente ensayada para la circunstancia, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, del PMDB, que se supone sería el principal aliado en la base de apoyo al gobierno, convocó una rueda de prensa para anunciar que había decidido aceptar un pedido de apertura de juicio político –el impeachment– contra la presidenta.

No por coincidencia, el anuncio de Cunha fue hecho exactamente cuando el presidente del Senado, Renan Calheiros, del mismo PMDB, confirmaba que un proyecto de ley enviado por el Ejecutivo había sido aprobado por amplia mayoría. Ha sido quizá la mayor victoria de Dilma en el Congreso desde que se inició su segundo mandato, hace once meses. Gracias a esa aprobación, su gobierno fue autorizado a cerrar las cuentas de 2015 con un hueco descomunal, un déficit de 120 mil millones de reales, lo que significa un agujero de estruendosos 31.500 millones de dólares (al cambio de ayer). De no haber sido aprobada la modificación en el Presupuesto Nacional, Dilma Rousseff estaría incumpliendo la Ley de Responsabilidad Fiscal, lo que pondría su mandato en altísimo riesgo.

No hubo tiempo, sin embargo, para celebraciones. Renan Calheiros anunciaba el resultado de la votación cuando, en otra parte del Congreso, Eduardo Cunha comunicaba su decisión de acatar un pedido de impeachment acusando a Dilma precisamente de haber cometido crimen de responsabilidad fiscal por haber gastado, en lo que va del año, más de lo que había sido autorizado por diputados y senadores.

Cunha, quien enfrenta un juicio en el Consejo de Etica de la Cámara de Diputados, habló de manera serena e insistió, en tres ocasiones, en que la suya había sido una decisión “estrictamente técnica”. También repitió dos veces que no sentía “ninguna felicidad” por haberla adoptado. Minutos después, en su cuenta de Twitter, el mismo Cunha divulgaba alegres mensajes, asegurando que había escuchado “los pedidos de la calle”. De decisión estrictamente técnica, ninguna palabra.

Tan pronto supo de la medida adoptada por Cunha, Dilma se reunió con su núcleo duro y decidió hacer un rápido comunicado a la Nación, a través de una cadena nacional de radio y televisión. En escasos tres minutos, la presidenta manifestó que recibió “con indignación” la medida “contra el mandato que me fue concedido democráticamente por el pueblo brasileño”, aseguró que su gobierno “no practicó actos ilícitos” y rechazó cualquier fundamento en el pedido de impeachment aprobado por Cunha.

En un clarísimo mensaje al presidente de la Cámara de Diputados, que enfrenta procesos en la Corte Suprema por haber practicado evasión fiscal, lavado de dinero, fraude contra el fisco y recibido coimas millonarias, Dilma Rousseff dijo, con semblante claramente contrariado, que “no existe sobre mí ninguna sospecha de desvío de recursos públicos, no mantengo cuentas en el exterior y jamás oculté del conocimiento público la existencia de mis bienes personales”.

Luego de las palabras de Dilma, algunos de sus asesores más cercanos admitieron, en conversaciones reservadas (o casi), que “ha sido mejor así”. Se explica: el gobierno estaba virtualmente paralizado en manos de una Cámara de Diputados presidida por Cunha, que desde hace al menos siete meses actuaba de manera pendular, como forma de chantajear tanto al gobierno como a la oposición. Al gobierno lo amenazaba con aceptar un pedido de impeachment si no era atendido en sus insistentes pedidos de apoyo para mantenerse en su puesto, principalmente después de que sobre él se desató una tormenta de denuncias acompañadas de pruebas contundentes. A la oposición la amenazaba con no aceptar ninguno de los pedidos de impeachment, a menos que le asegurasen la tan requerida protección. Será más fácil, dicen los asesores, derrumbar en el Congreso la iniciativa de Cunha.

Controlando al menos cien diputados en una Legislatura de 513 que es la de peor nivel –político, intelectual, ético y moral– de los últimos treinta años en Brasil, Cunha se movió como pez en el agua hasta hace poco menos de tres meses, cuando creció de manera consistente el volumen de acusaciones contra él. Dueño de una larga carrera de escándalos, Cunha llegó a la presidencia de la Cámara gracias al apoyo de las bancadas más retrógradas, y por haber sido siempre un excelente captador de recursos –casi nunca lícitos– para ayudar a financiar campañas ajenas, además, claro, de las suyas. Con eso logró contar con la lealtad absoluta de muchos diputados inexpresivos, que lo siguen y obedecen con la fidelidad de los perros bien entrenados y alimentados.

A partir de ahora, el trámite seguirá lo que determinan las leyes, y será largo. Primero, se arma una Comisión Especial para analizar la eventual admisibilidad del pedido de impeachment. Esa comisión es formada obedeciendo a la proporcionalidad de los partidos en la Cámara. Si la comisión mantiene el pedido, el tema será llevado al Pleno, donde necesitará la aprobación de dos tercios, o sea, 342 diputados. Para impedir que eso ocurra, el gobierno tendrá de alcanzar 171 votos. Si no los consigue, Dilma Rousseff será alejada del puesto mientras se analiza el tema en el Senado, que tiene la palabra final. En tal caso, asume el vicepresidente Michel Temer. El gobierno necesitará igualmente del voto de dos tercios de los senadores.

Es muy poco probable que el gobierno, ya en la primera etapa, es decir, en la Cámara, no logre los 171 votos necesarios. Algunos analistas dicen que eso es casi imposible. De todas formas, mientras tramita el proceso –cuyo plazo es difícil de calcular, una vez que la ley establece un determinado número de sesiones para cada paso, y las sesiones no tienen fecha rígida para ocurrir–, la tensión será permanente. Con el país atravesando un cuadro económico especialmente grave, ese nuevo ingrediente en una crisis política que ya era bastante seria no hace más que dejar entrever un 2016 muy duro.

2 de diciembre de 2015

¿PERIODISMO DE GUERRA O AUTOPROMOCIÓN?

Denis Grigoryuk. euskalherria-donbas.org

Se ha puesto de moda regresar a Donetsk. Es la nueva tendencia. Pero no se puede volver y que cada uno continúe tranquilamente con su existencia. No, eso no es suficiente. El objetivo no es solo volver a Donetsk. Convencidos de que con la guerra en Donbass no solo es posible ganarse la vida sino también promocionarse, aparecen los halcones, gente de personalidad creativa que se amontona para volver igual que se amontonaba para salir en junio, cuando la batalla en Donetsk había decaído.

Al principio de la guerra, muchos huyeron de Donetsk. Alegaron que habría política de tierra quemada y ese no era lugar para desarrollar su potencial creativo y su sutil forma de expresión. No era su guerra, decían. Sentados en sus cómodos apartamentos alquilados, o en casa de familiares, observaron desde lejos los trágicos eventos de Donetsk y Lugansk. No se encontraron bajo los bombardeos, no experimentaron la falta de agua, de suministro eléctrico, el bloqueo del sistema bancario, el desabastecimiento de alimentos, medicinas y otras consecuencias de la guerra. Se encontraban en ciudades en paz, donde veían las noticias.


En algún momento se acordaron de Hemingway y de Orwell, que escribieron sobre la guerra civil española y se hicieron famosos por ese trabajo. Con esa idea en mente, las personalidades creativas decidieron venir a Donbass y trabajar por el bien de las Repúblicas. Evidentemente, esta idea apareció después de la firma de Minsk-2, cuando Donbass comenzó a mostrar la apariencia de paz, es decir, no había grandes ataques en una buena parte del territorio sino tan solo en los lugares más cercanos al frente y las localidades adyacentes.

De vuelta a su Donetsk, ¿fueron hasta el frente para comprobar las delicias de la guerra? No. ¿Para qué, si se puede ver la guerra por televisión y escribir grandes poemas? Nadie irá a verificar dónde estabas en realidad cuando ocurrió la masacre. Lo más importante es estar en el momento adecuado y utilizar la oportunidad. ¿Hay alguna diferencia en la calidad del trabajo? Por supuesto. Quienes estuvieron en peligro y sobrevivieron de milagro ven los hechos de forma diferente y eso queda reflejado en su trabajo. No necesitan palabras bonitas para describir la guerra. Unas pocas mordaces palabras son suficientes para que quede todo claro.

Es insultante que algunos se aprovechen de la desgracia de Donbass. Que busquen otra forma de promocionarse y hacerse famosos. La forma más sencilla es subirse a la ola informativa y convertirse en un escritor militar. Es mucho más difícil interesar a los lectores con la literatura civil.

Durante las grandes batallas, cada persona mostró su verdadera identidad. Cada cual actuó de forma diferente, según su naturaleza. Pero, por desgracia, siempre hay suficientes parásitos.