15 de octubre de 2010

LAS CACEROLADAS CONTRA BANCOS Y POLÍTICOS RESUENAN EN ISLANDIA

LOS ISLANDESES SALEN A LA CALLE CONTRA LA CRISIS ARMADOS DE HUEVOS, LECHUGAS Y CACEROLAS

ALBERTO Arce / Reykjavik (Islandia)
La crisis ha sacado a los islandeses a la calle para practicar el cacerolazo contra los bancos. Lanzan lechugas a los políticos y depositan las llaves de los coches ya embargados en las puertas del parlamento.

Periódico Diagonal
Viernes 15 de octubre de 2010.  Número 135



La cacerola también ha llegado a Islandia. Cocinada a golpes de un descontento popular, con pocas especias, sin banderas ni partidos, la protesta que quita el hambre pero no alimenta. Se sostiene sobre el fuego lento del desempleo y la ejecución hipotecaria. Si el cacerolazo argentino se gestaba cantando, los islandeses han elegido aullar desde las cocinas de las casas que pierden. Los huevos, lechugas y barras de pan que los políticos esquivan, protegidos tras carreras y paraguas, en su ceremonial camino desde el Parlamento a la catedral de Reykjavik aceleran el vaciado de las despensas. Como si los ciudadanos tuvieran prisa por llegar al límite de sus posibilidades para forzar un cambio en la situación.
Es 1 de octubre, día en el que se abre el periodo de sesiones del año político en el Parlamento, y se impone un “que se vayan todos” rudo y tormentoso. Del Atlántico norte. Sin tambores ni cantos. Aquí, quedarse en la calle significa mucho frío. Varias personas dejan las llaves de sus coches a las puertas del Parlamento, un lugar cada vez más sucio y pegajoso. Entre restos de vegetales, las llaves de decenas de coches que ya nadie puede pagar. “Que se las queden. ¿Sabes que cada día alguien quema su casa para que el banco no se la quede?”.
Un hombre insulta, solo, blandiendo su cartel en una esquina de la plaza, agotando su catálogo de expresiones respecto a la evacuación de excrementos. Su discurso colabora a comprender el enfado que transmite: “Un 9% de desempleo es inasumible para el que fuera uno de los países con mayor nivel de vida del mundo hace cuatro años”, resume.





Miles de casas embargadas
Hay 46.000 familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes, y 13.000 casas embargadas por los bancos. Le gustan las cifras. “Islandia tiene sólo 305.000 habitantes”. Completa su lección de economía en crisis con la cifra de la emigración. 6.090 islandeses han emigrado por motivos económicos desde el estallido de la crisis en enero de 2009. “Por primera vez en décadas, la gente que se va supera a la que llega”.
La policía no puede contener a los manifestantes. Porra al hombro, sprays de mostaza en la mano, se ven claramente superados. Las vallas no han servido para nada. No obstante, nadie tiene intención de provocar disturbios. Tan sólo quieren estar lo más cerca posible de los diputados y ministros para acertar con sus proyectiles vegetales. Un albañil de dos metros y más de cien kilos, casco y herramientas al cinto, se pasea entre la gente con un gorro de lana en las manos. Recoge monedas. ¿Es para financiar la protesta? “No, es para pagar la hipoteca de mi casa”. Un pescador se manifiesta con un desatascador de cañerías en cada mano. “Nuestros políticos son como los desperdicios que circulan por los desagües. No nos los merecemos.
Les preocupan mucho más sus reuniones con el Fondo Monetario Internacional que los trabajadores locales. Han abandonado al país. No nos representan. Tienen que dimitir todos”. Está más triste que enfadado. “Lo he perdido todo. Una vida de trabajo para conseguir una casa y una familia y con 54 años lo he perdido todo. No tengo casa ni familia. Por su culpa. Lo único que he hecho en toda mi vida ha sido trabajar”.
A su lado, un joven disfrazado de caballero inglés de principios del siglo pasado se manifiesta en silencio mientras muestra una copia de V de Vendetta orientada hacia el Parlamento. No tiene más que decir. Cambia de opinión. Se da media vuelta, se baja los pantalones y muestra el trasero. Varias personas más le imitan. Islandia es el único lugar del mundo donde se va a procesar al Primer Ministro por su responsabilidad en la crisis. ¿No les parece suficiente? “No. Las familias políticas comenzaron a tejer su tela de araña en 1944 cuando se proclamó la República y de tanto repartirse el poder y los cargos, la han endurecido tanto que ahora es imposible de romper. Tratan de utilizar como cabeza de turco a una persona para que cargue el sólo con las culpas de todos”.
Dos de los jóvenes que se han acercado a la protesta bien pertrechados con docenas de huevos tienen ganas de hablar. “Nosotros también somos culpables por endeudarnos en moneda extranjera sin ser conscientes de que nuestros bancos no tenían capacidad suficiente para soportar la situación”. Y siguen: “Ni el Gobierno ni los bancos realizaron ninguna previsión, no les importaba nada más que la cuenta de resultados a corto plazo y nos dejamos engañar. ¿Tú sabes lo que pasó en Argentina hace muchos años? Pues aquí ha sucedido algo parecido. Se infla el crédito artificialmente, unos pocos hacen mucho dinero y muchos se joden la vida para siempre”.
¿Cuántos años tienes? “23”. ¿Vas a irte del país? “No. De ninguna manera. Este es mi país”. ¿Por qué estás aquí? “Porque miro a mi alrededor y mis amigos, mi familia, lo han perdido todo. Todo. Yo estoy aquí para demostrar que si nos lo quitan todo, podemos empezar de cero otra vez. Miro a mi alrededor y no soporto lo que veo. Es injusto. "Salvan a los bancos y dejan que la gente se hunda”. La mujer que recoge las llaves de los coches se esfuerza para conseguir que el montón permanezca ordenado. Llama a los fotógrafos para que capturen la escena. Una y otra vez. Dejan de hacerle caso. Está bebida. Excesivamente maquillada, con una lata de cerveza en la mano a estas horas, apenas rebasado el mediodía, grita en medio de la multitud y nadie hace caso.
Desde dentro del edificio, un par de diputadas, inmunes a los insultos y los aullidos, protegidas tras los cristales, sacan fotos de la mujer que recoge llaves de coches embargados para entregárselas a la clase política. Nadie las aceptará, nadie se sentará a escucharla. A fin de cuentas, es sólo una borracha que grita.


CRISIS SIN SOLUCIÓN A LA VISTA

En 2006, Islandia disponía de mayor renta per cápita que Estados Unidos o Reino Unido. En 2007, Naciones Unidas la declaraba “mejor país del mundo para vivir”. Un jueves de octubre de 2008, Reykjavik vivía escenas como las que se vivieron en Argentina en el año 2001, con los ciudadanos haciendo colas ante los bancos para retirar sus ahorros ante el riesgo de que su dinero se volatilizase.
Un tipo de cambio inflado ante el que casi nadie se preocupó porque permitía disfrutar del apasionante mundo de las compras a crédito y el “deme dos” unido a un Banco Central sin capacidad de emitir moneda fiable, llevó a la devaluación de la corona y el desplome de la economía, endeudada en moneda extranjera. A finales de 2010 el país se encuentra sumido en una crisis sin solución a corto plazo.

LA CRISIS Y EL FINAL DE BRETTON WOODS II

Es la terminación del sistema de Bretton Woods II. No será un final tranquilo. Y sí, 2011 puede muy bien ser el peor año de la crisis.


Alejandro Nadal | La Jornada


La asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó con la persistencia de desacuerdos básicos, que son un mal presagio. Ninguna de las dificultades fundamentales de la economía mundial pudo resolverse en estos días. La guerra de las divisas está a la vuelta de la esquina y los peores días de la crisis podrían estar de regreso en unos meses. Hasta se dice que 2008 podría ser un día de campo, comparado con lo que viene en 2011.
En Washington nadie esperaba milagros. Después de todo, el FMI perdió la brújula desde el 15 de agosto de 1971. Ese día Nixon ordenó cerrar la ventanilla de compra-venta de oro y terminó el mundo de los tipos de cambio fijos para el que fue creado el FMI en la conferencia de Bretton Woods en 1944. Al cabo de unos años, el Fondo redefinió su misión como promotor de la liberalización financiera a escala global. Y en este nuevo papel pudo presidir sobre una larga lista de crisis financieras, cada vez más frecuentes y profundas. Como se sabe, en numerosos casos la medicina recetada por el FMI resultó peor que la enfermedad.
Poco a poco se fue consolidando un sistema que recibió en los años noventa el nombre de Bretton Woods II. Al igual que antes, el dólar seguía siendo el referente monetario en la economía mundial, pero en el nuevo esquema, Estados Unidos mantenía una posición de consumidor en última instancia y era subsidiado por China y los países exportadores de petróleo interesados en mantener su propio tren de exportaciones. Mientras hubo crecimiento, las cosas marcharon más o menos de manera estable. Claro, los gigantescos desequilibrios se fueron acumulando y adoptaron la forma de un astronómico déficit en las cuentas externas de Estados Unidos y su dual, las gigantescas reservas del banco central en China.
Este esquema podía durar mientras las tasas de crecimiento hicieran pensar a todos que el porvenir era brillante y siempre lo sería. Pero ese tipo de expectativas terminan por ser desmentidas por la dura realidad. Siempre se supo que Bretton Woods II era un sistema insostenible y que terminaría por reventar. Pero mientras dura el carnaval, nadie se preocupa por la cruda del día siguiente.
Al estallar la crisis, el conocido dilema de Triffin se manifestó con una claridad deslumbrante. El desplome en la demanda efectiva en Estados Unidos dejó un vacío que había que llenar. El caos en el sector financiero imposibilitó a los bancos estadunidenses fungir como intermediarios entre el ahorro y el consumo, y el gobierno tuvo que entrar al quite con sus estímulos fiscales y rescates de las hipotecarias semioficiales.
Pero el estímulo fiscal y la inyección de la Reserva Federal de más de un billón (castellano) de dólares para adquirir bonos del Tesoro terminaron por sacudir al mundo entero. Para colmo, aunque el estímulo fiscal permitió una especie de recuperación, resultó insuficiente. En lugar de mantenerlo y aumentar su volumen, la clase política estadunidense dejará que expire este otoño. La política monetaria, en su esquema de flexibilización cuantitativa, seguirá inyectando liquidez a un sistema que permanece estancado y con altas tasas de desempleo. Encima de todo, la pérdida de valor del dólar no fue suficiente para corregir el déficit comercial.
Hoy las principales economías del mundo están a punto de sufrir una recaída de proporciones alarmantes. En Estados Unidos el sistema bancario no acaba de digerir el desastre del sector hipotecario. El incremento en los costos de operación de los bancos debido a la ejecución de hipotecas vencidas es la peor amenaza del sector bancario. Esta es la cicatriz que dejarán las hipotecas subprime en los estados financieros de los bancos. Lo importante es que para un banco con problemas en la línea de flotación, el incremento en los gastos de operación puede ser el tiro de gracia.
Europa está amenazada por el regreso a la austeridad fiscal de su absurdo Tratado de Maastricht y Japón porque, en el fondo, nunca superó la crisis de los años noventa. La recesión en forma de W para la economía global es casi inevitable. Para las llamadas economías emergentes el problema se agrava porque sus exportaciones se verán afectadas.
Los desequilibrios acumulados en los últimos 20 años tocan a la puerta hoy para reclamar atención. A China se le exige disciplina cambiaria y mayor énfasis en la demanda interna. Pero la percepción en Pekín es que el gigante asiático no puede darse el lujo de perder competitividad en los mercados internacionales. Eso sucedería si aumentan sus costos laborales y se permite la apreciación del renminbi. Por eso China reclama a su vez disciplina monetaria al país que emite los papelitos verdes, que otrora fueron la piedra de toque del sistema monetario internacional.
Es la terminación del sistema de Bretton Woods II. No será un final tranquilo. Y sí, 2011 puede muy bien ser el peor año de la crisis.


Tomado de: www.kaosenlared.net/noticia/crisis-fin-de-bretton-woods-ii