27 de enero de 2011

LA DEUDA PÚBLICA DE ESTADOS UNIDOS SE ACERCA AL PUNTO DE NO RETORNO


Marco Antonio Moreno | elblogsalmon

De acuerdo a las últimas estimaciones, la economía de Estados Unidos crecerá este año un 3,0% versus el 2,4% de los países europeos. Sin embargo, el peligroso nivel de endeudamiento que tiene la primera economía del planeta  puede echar por tierra la recuperación económica. Las previsiones anteriores para el crecimiento de Estados Unidos estaban en torno al 2,5%. Pero el nuevo plan de estímulo por 900.000 millones de dólares le permite un salto adicional de medio punto porcentual.


¿Es razonable endeudarse un 6% del  PIB  para obtener un beneficio de apenas el 0,5 por ciento? Como puede apreciarse, los multiplicadores no están funcionando en la economía y esto demuestra que las debilidades son profundas y  la proximidad al círculo de acreción, o punto de no retorno, se hace cada día más evidente. El déficit fiscal de Estados Unidos superó el 10% y la deuda pública llegará en marzo al tope permitido por el Congreso: 14,3 billones de dólares, igualando al PIB  del país. La gráfica toma el período 1940-2010 y nótese el fuerte incremento de la deuda a partir de los años 80.

La deuda de Estados Unidos es  dos veces mayor a la deuda de toda Europa, y el déficit fiscal de los 17 países del euro alcanzará un promedio de 4,6 por ciento de la producción económica en 2011, frente al 6,3 por ciento el año pasado. A modo de ejemplo, el déficit del Estado español cerró el 2010 con una cifra  menor a lo esperado, producto del riguroso ajuste presupuestario.
El alto déficit que vive Estados Unidos ha dejado de ser un problema transitorio y ha pasado a ser estructural, lo que puede significar un aumento de los bonos del gobierno, una situación que puede incrementar el costo de refinanciación de la deuda y hacer vivir en carne propia a Estados Unidos el ya conocido drama griego. Esto, en circunstancias normales, claro. Por eso la Reserva Federal y el Tesoro han aplicado dos estrategias para evitar el trauma de un colapso mayor en la economía estadounidense.

Por una parte, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner solicitó al Congreso aumentar el límite de la deuda pública fijado en 14,3 billones de dólares. La deuda pública de Estados Unidos llega hoy a 14,07 billones de dólares (ver gráfica y ver el  reloj de la deuda de EE.UU, y tocará su techo en marzo. A partir de ese momento la crisis puede entrar en nueva fase cuando se demuestre la insolvencia de Estados Unidos. La Oficina de Gerencia y Presupuesto de la Casa Blanca estima que la deuda pública llegará el año 2015 a 19.683 mil millones de dólares.  Esta deuda no incluye la enorme deuda de los estados, municipios y distritos.

A su vez, la Reserva Federal, ha iniciado un ambicioso plan para ocultar sus déficit de tal manera de dar total elasticidad a sus pasivos, en lo que deja a Estados Unidos bajo una  dictadura monetaria para intentar revertir la crisis.

25 de enero de 2011

ESPAÑOLITO, ¿NO TE DA VERGÜENZA?: 27 DE ENERO A LA CALLE!!

SE RUEGA PACIENCIA HASTA LA MITAD DEL VÍDEO


INQUILINOS EN HUELGA EN VARSOVIA


Sebastian Frei / Varsovia (Polonia) Martes 25 de enero de 2011.  Número 142
 

LIBERALIZACIÓN. Más de 10.000 edificios nacionalizados en 1946 están en proceso de ser reprivatizados por parte de los herederos de los antiguos propietarios.



POLONIA: LAS REPRIVATIZACIONES DE EDIFICIOS PÚBLICOS HAN PROVOCADO UN INCREMENTO ESPECTACULAR DEL COSTE DEL ALQUILER

Un Comité de vecinos de la capital polaca ha asumido la lucha contra privatizaciones, gentrificación y alquileres abusivos e impulsa una huelga de inquilinos.

Sebastian Frei / Varsovia (Polonia)
Martes 25 de enero de 2011.  Número 142
Las condiciones de vida en el barrio de Praga son duras. Jakub, del Comité de Defensa de Inquilinos, cuenta que hay casas sin calefacción, putrefactas y húmedas. Jakub explica que hay personas que calientan sus pisos con fuegos abiertos, lo que es causa frecuente de incendios; además, “el aire en los pisos húmedos perjudica la salud, provoca enfermedades respiratorias, por eso los más desesperados abren las ventanas en vez de calentar el piso, incluso en invierno, ya que es preferible el frío antes que la humedad” denuncia este vecino del barrio de Praga.
En octubre de 2010 dio comienzo una huelga de alquiler para denunciar las consecuencias de la privatización de la vivienda pública en Polonia. La huelga, convocada por el sindicato ZSP, es sólo una faceta de la lucha de inquilinos en este barrio, ubicado en una zona céntrica de Varsovia. El Comité de Defensa de los Inquilinos surgió en 2009 gracias al impulso un grupo de vecinos que había evitado la privatización de su edificio mediante protestas públicas. A partir de entonces, los activistas de este movimiento, al que se han sumado cientos de inquilinos, convocan asambleas en el barrio y prestan apoyo a vecinos afectados por las privatizaciones y los desalojos.

La huelga se planteó como una reacción al incremento de alquileres que ha llegado a ser del 300%. Agnieszka, una vecina que se encuentra en huelga desde un año, cuenta que en un mes el precio de su alquiler subió de 800 zloty, unos 200 euros, a 3.500. Tal incremento es ilegal, pero los inquilinos tienen que protestar por escrito en un plazo de 30 días, hecho que muchos de ellos desconocen. Como explica Jakub, del Comité de Defensa de Inquilinos, la convocatoria de huelga “trató de forjar una postura colectiva y ofensiva para hacer frente a una situación que muchos están afrontando solos. Según algunos sondeos, en determinadas zonas de Varsovia, un 60% de los inquilinos no es capaz de pagar el alquiler, pero prefieren no llamar la atención”.
Desalojos ilegales
Cada activista del Comité tiene sus propias experiencias en la reprivatización del mercado inmobiliario. La propietaria del piso de Mateusz le cortó la calefacción y la luz, además de impedirle el acceso al retrete. La arrendadora alegó presuntas obras, que jamás se llevaron a cabo, como causa de las molestias. En una entrevista con la televisión local, tras el desalojo ilegal de otro inquilino, esta misma propietaria declaró que éste “no es humano, no es una persona”.
Este desalojo ilegal no es un caso aislado. “Un día nos encontramos con una mujer totalmente apática sentada en el patio de su casa junto a sus muebles; había sido desalojada y no sabía adonde ir”, cuenta Laura. Aunque un desalojo sin aviso previo ni orden judicial es ilegal, los propietarios salen impunes porque la ley no prevé ninguna sanción en su contra.
No todos los inquilinos pueden ser desalojados. Maciej, quien tampoco puede pagar el alquiler, comparte un piso con sus dos hijos y su nieta. Como está prohibido el desalojo de niños, las autoridades tuvieron que ofrecerle un piso, de una sola habitación, para las cuatro personas. Ahora la familia no sólo vive en condiciones infrahumanas, sino que también convive con la amenaza de la separación: el Gobierno considera que el hecho de compartir una habitación con tres personas es perjudicial para el desarrollo de la niña y podría ordenar su ingreso en un orfanato.
Los inquilinos afrontan esta situación mediante bloqueos, manifestaciones, campañas y ejerciendo presión política sobre la administración central y el Ayuntamiento. Laura resume los diversos resultados de estas acciones: “Ha habido victorias, derrotas y algo a medio camino entre las dos cosas. En comparación con los miles de afectados no somos muchos activistas, pero los movimientos sociales lo tienen difícil en Polonia, porque todo lo colectivo recuerda a la época comunista y es rechazado de antemano”. Además, los activistas denuncian el bloqueo informativo por parte de los grandes medios de comunicación, “que suelen informar sobre casos aislados escandalosos, pero no critican la política neoliberal del Gobierno”.
A pesar de las dificultades, los activistas han conseguido pisos en buen estado para algunos inquilinos, la cancelación de desalojos e incluso la anulación de la privatización de un edificio. A esto se suma que la presión política ha conseguido que el Parlamento rechazara una ley que hubiera liberalizado aún más el mercado de la vivienda. Además, tanto en otros barrios de Varsovia como en otras ciudades polacas, están surgiendo movimientos similares.

EL AÑO QUE VIVIREMOS PELIGROSAMENTE

Michael T. Klare. TomDispatch.com


El aumento de los precios de las materias primas y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan la estabilidad global

Introducción del editor de TomDispatch

Era un muchacho pobre de 26 años que trataba de sobrevivir y de pagar por la educación de sus hermanas. Enfrentaba cara a cara casi todos los días y de manera humillante la profunda corrupción del régimen tunecino, en forma de sobornos que no se podía permitir sólo para mantener su pequeño puesto y el poder de una burocracia de impedírselo a su antojo. Frustrado, para protestar, se empapó en gasolina y se inmoló por el fuego (aunque la muerte tuvo lugar días más tarde).
Su nombre era Mohamed Bouazizi; provenía de la ciudad de Sidi Bouzid, de la cual jamás habéis oído hablar; y la suya es una historia terrible. Ahora se le conoce en todo Oriente Medio como el hombre que inició la revolución tunecina e indudablemente formará parte de la historia, junto con Thich Quang Duc, el monje budista que se sentó tranquilamente en una calle de Saigón en junio de 1963, e inició una tormenta de fuego política al inmolarse para protestar contra un gobierno sudvietnamita respaldado por EE.UU.; y Jan Palach, el estudiante checo que hizo lo mismo en la Plaza Wenceslao de Praga en enero de 1969 como reacción ante la invasión soviética de su país. En los tres casos, otros siguieron sus dolorosos ejemplos. En los tres casos la cosa terminó mal, tarde o temprano, para los que estaban en el poder.
En todo el Oriente Medio actual, aumentan las inmolaciones y nerviosos autócratas respaldados por EE.UU. escuchan el estruendo que viene desde abajo, como el de los manifestantes que se dice que corean: “¡Somos los próximos, somos los próximos, Ben Alí, dile a Mubarak que es el próximo!”
Tras los eventos de Túnez, como en los recientes disturbios en Argelia, Jordania y otros sitios, está el creciente coste de cosas indispensables para la gente. En Argelia, los jóvenes manifestantes que incendiaban edificios también coreaban: “¡Traednos azúcar!”. Como señala Michael Klare, colaborador regular de TomDispatch y autor reciente de Rising Powers, Shrinking Planet, hemos entrado en la era de las revueltas por los recursos, y no hay vuelta atrás. Tom
El año que viviremos peligrosamente
El aumento de los precios de las materias primas y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan la estabilidad global
Michael T. Klare
Preparaos para un año escabroso. Desde ahora los precios en aumento, las fuertes tormentas, las graves sequías e inundaciones y otros eventos inesperados pueden causar estragos en el tejido de la sociedad global, produciendo caos e inquietud política. Comencemos por un hecho simple: los precios de los alimentos básicos ya se acercan o exceden de sus niveles máximos en 2008, el año en el qu estallaron fuertes disturbios en docenas de países de todo el mundo.
Por lo tanto no es sorprendente que los expertos en alimentos y energía comiencen a advertir de que 2011 podría ser el año en el que viviremos peligrosamente, y lo mismo podría ser en 2012, 2013, etc., en el futuro. Hay que añadir los costes disparados de los granos que mantienen viva a tanta gente empobrecida, un aumento similar de los precios del petróleo -que de nuevo se acercan a niveles no vistos desde los meses de punta de 2008–, y ya se pueden escuchar los primeros ruidos del peligro inminente de que colapse la débil recuperación económica. Y esos crecientes precios de la energía agregan más leña al descontento global.
Los precios de los alimentos, combinados con inmensos niveles de desempleo juvenil y una profunda desconfianza hacia gobiernos autocráticos y represores, han provocado disturbios y protestas masivas en Túnez que, para sorpresa del mundo, expulsó al presidente dictador Zine al-Abidine Ben Alí y a su corrupta familia. Y muchas de las tensiones sociales evidentes en ese país están presentes en todo Oriente Medio y en otros sitios. Nadie puede predecir dónde ocurrirá la próxima explosión, pero con el continuo aumento de los precios de los alimentos y otras presiones económicas, parece inevitable que haya más levantamientos. Puede que sean las primeras revueltas por recursos que capten nuestra atención, pero no serán las últimas.
En pocas palabras, los modelos de consumo global comienzan ahora a desafiar los límites de los recursos naturales del planeta. Las poblaciones siguen aumentando y de Brasil a India, de Turquía a China, también aparecen nuevas potencias. Con ellas viene la avidez por una vida más semejante a la estadounidense. No es sorprendente que la demanda de materias primas básicas esté aumentando significativamente, incluso mientras los suministros disminuyen en muchos casos. Al mismo tiempo el cambio climático, que en sí es un producto del uso desenfrenado de la energía, se agrega a la presión sobre suministros, y los especuladores apuestan a una tendencia progresivamente peor de la situación. Si se suman todos estos factores, el camino futuro aparece cada vez más escabroso.
Paneras sin pan
Comencemos por los alimentos, la materia prima más importante y volátil. Los precios de los alimentos disminuyeron en octubre de 2008, después del comienzo de la crisis financiera global, pero parece que fue una anomalía. El índice global del precio de los alimentos de diciembre de 2010, elaborado por la Organización de Agricultura y Alimentos (FAO) de la ONU, llegó a un récord de 215, un punto más que en la primavera de 2008. (En ese índice, basado en un “paquete” de alimentos básicos, una base de 100 representa los precios medios del período 2002-2004.) De hecho, algunos productos alimentarios, incluidos el azúcar, aceites comestibles y grasas, se venden ahora a precios sustancialmente superiores a los de 2008; otros, incluidos los productos lácteos, granos, y carne, se acercan peligrosamente a niveles récord.
Al comenzar el año 2011, los expertos en alimentos temen que, en pocos meses, los precios de los alimentos básicos aumenten por encima de umbral de 2008 y permanezcan allí, causando extremas penurias a gente pobre en todo el mundo. “Estamos a un nivel muy elevado”, dijo, preocupado Abdolreza Abbassian, economista de la FAO. “Estos niveles condujeron en el período anterior a problemas y disturbios en todo el mundo”.
Abbassian y sus colegas están especialmente preocupados por el aumento del coste del maíz, el arroz, y el trigo, los cultivos principales para miles de millones de personas en muchos de los países más pobres. Según la FAO, a finales de 2010, los precios internacionales de maíz y trigo ya se acercaron a su nivel máximo de 2008 (unos 260 y 340 dólares por tonelada métrica, respectivamente).
Los analistas atribuyen el aumento en los precios de granos a la creciente demanda en las naciones desarrolladas y en desarrollo, junto a una serie de eventos catastróficos relacionados con el clima y la especulación por parte de los inversores. Una extrema sequía y feroces incendios destruyeron el verano pasado un gran porcentaje de la cosecha de trigo en Rusia y Ucrania, mientras fuertes inundaciones en India y la inundación de un 20% de Pakistán dañaron partes importantes de la producción de granos de esos países. Al mismo tiempo, un clima inusualmente cálido y seco limitó la producción en una serie de áreas agrícolas cruciales.
Lo que hace tan preocupante el panorama actual son las señales de que la severidad y la frecuencia de sucesos meteorológicos extremos parecen estar aumentando. Sólo en las últimas semanas varios sucesos semejantes apuntan a serios problemas de suministro en el futuro. Los más significativos han sido las lluvias e inundaciones sin precedentes en Australia, que sumergieron un área más del doble de tamaño que California, causando estragos significativos en los cultivos de trigo. Australia es uno de los principales productores de trigo del mundo. Condiciones inusualmente secas en la región central de EE.UU. y Argentina también sugieren futuros problemas en la producción de granos y maíz. Es demasiado temprano para predecir el tamaño de las cosechas de granos y maíz de este año, pero muchos analistas advierten de que habrá una escasez de suministros, junto con altísimos precios.
Los analistas de las tendencias dominantes y los funcionarios gubernamentales se muestran reacios a atribuir este atropellamiento de sucesos climáticos extremos al calentamiento global. Inmensas variaciones en las precipitaciones pueden ser normales, especialmente en sitios como Australia, susceptibles a oscilaciones de la temperatura del océano como El Niño/La Niña, y los políticos temen asumir la responsabilidad de un problema tan masivo como el cambio climático. Pero la teoría del cambio climático ha sugerido hace tiempo que la tendencia al calentamiento –2010 empató con 2005 como año más caluroso registrado y nueve de los diez años más calurosos han tenido lugar en la última década– vendrá acompañada por un aumento en la frecuencia y severidad de las tormentas. Es difícil escapar a la conclusión de que los recientes sucesos, incluidas las inundaciones australianas, están vinculados al aumento de las temperaturas globales.
Vuelve la crisis de la energía
Los crecientes precios de los alimentos están siendo impulsados por inversiones especulativas así como por el aumento del precio del petróleo. En parte como respuesta a la disminución del valor del dólar, algunos inversionistas están colocando su dinero en futuros alimentarios (junto con el dólar y la plata) como un seguro especulativo. Al mismo tiempo el precio del petróleo se mueve hacia la marca de 100 dólares, haciendo que sea cada vez más rentable para los agricultores que pasen de la producción de maíz para el consumo humano a producirlo para fabricar etanol, lo que a su vez reduce la cantidad de superficie agrícola dedicada a los alimentos básicos. El petróleo tendría que caer por debajo de 50 dólares por barril para que el cultivo de maíz como producto alimentario sea competitivo con la producción de etanol –y no es probable que eso suceda-. Por lo tanto, incluso si se produce más maíz este año, habrá menos disponible para fines alimentarios y el precio de lo que quede tenderá a subir.
El precipitado aumento de los precios del petróleo ha sorprendido a los expertos. No hace mucho, el Departamento de Energía de EE.UU. (DoE) proyectaba una banda de fluctuación de precios entre 70 y 80 dólares por barril en 2011, pero al comenzar el año el petróleo ya empezó a venderse a más de 90 dólares el barril y algunos analistas predicen que llegará a 100 dólares antes de fin de año. Algunos hablan incluso de 150 dólares el barril y de precios de gasolina en la gasolinera de 4 dólares o más. Si los precios suben por encima de 100 dólares, los gastos de consumo globales podrían sufrir otra caída vertical.
“Los precios del petróleo entran en una zona peligrosa para la economía global”, dice Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de Energía (IEA). “Las facturas por importación de petróleo se están convirtiendo en una amenaza para la recuperación económica”.
Como en el caso de los alimentos, el creciente coste del petróleo es producto de la creciente demanda, suministro insuficiente e inversiones especulativas. Según las últimas proyecciones de la IEA, el consumo global diario de petróleo en 2011 será de un promedio de 87,4 millones de barriles, un aumento de cerca de dos millones de barriles en comparación con el primer trimestre de 2010. Gran parte de la demanda adicional proviene de China, donde una nueva clase media compra automóviles a un ritmo récord, así como de EE.UU., donde los consumidores hasta ahora cautelosos vuelven lentamente a sus costumbres de conducción previas a 2008.
En días en los que la industria petrolera vive tasas de producción en decadencia en muchos campos petrolíferos existentes y descubre que es cada vez más difícil aumentar la producción, incluso dos millones de barriles adicionales por día podrían representar una imponente amenaza (y se espera más demanda en los próximos años). En EE.UU., por ejemplo, se ponen muchas esperanzas en la exploración petrolera en las aguas profundas del Golfo de México y mar adentro en Alaska, pero después del desastre de BP, ésta parece una perspectiva vana. La producción en México y en el Mar del Norte, dos sitios preferidos en los últimos años, enfrenta una aguda disminución, mientras otros productores claves, incluidos los de oriente Medio, se esfuerzan por mantener los actuales niveles de producción en los campos existentes.
Muchos analistas de la energía creen que el mundo se encuentra (o pronto llegará) en el pico del petróleo –el momento en el cual la producción global de petróleo llega a un máximo nivel diario sustentable y comienza una disminución irreversible a largo plazo-. Otros afirman que siguen siendo posibles mayores niveles de producción. Sea cual sea la realidad, en este momento la industria petrolera descubre que cada vez es más difícil, e incluso más costoso, aumentar la producción por encima de los niveles actuales. Esto, combinado, con la insaciable demanda, hace que los precios suban a las nubes.
En estas circunstancias, a los especuladores los vuelve a atraer el mercado petrolero como una apuesta bastante interesante. Tales especuladores ayudaron a aumentar los precios del petróleo a un récord de 147 dólares por barril en 2008, pero huyeron del mercado cuando los precios se derrumbaron al orientarse la economía estadounidense hacia la catástrofe. Ahora vuelven. “Los fondos de alto riesgo y los inversionistas privados están comprando instrumentos financieros vinculados al precio del crudo, y al hacerlo ayudan a aumentar los precios del petróleo”, informó el Wall Street Journal a finales de diciembre.
La mayoría de los analistas espera un aumento de los precios durante esta primavera o verano cuando los automovilistas estadounidenses vuelvan a las calles. “Tendremos una recuperación primaveral que nos llevará a entre 3,10 y 3,50 dólares por galón de gasolina en las estaciones de servicio de EE.UU.”, predijo Tom Kloza, analista petrolero jefe de Oil Price Information Service.
El aumento del precio de la gasolina, a su vez, afectará a los consumidores precisamente cuando muestran señales de volver a abrir sus billeteras. No menos preocupante es que países importadores de petróleo como EE.UU., Japón, y muchos de Europa, se enfrentarán a facturas crecientes por las importaciones de combustible, debilitando aún más unas economías que ya padecen una profunda debilidad.
Según algunos cálculos, los precios del petróleo agregaron otros 72.000 millones de dólares al gigantesco déficit de la balanza de pagos del año pasado. Europa tuvo que pagar otros 70.000 millones de dólares adicionales por el petróleo importado y Japón 27.000 millones. “Es una historia muy significativa”, dice Fatih Birol de la IEA sobre los últimos datos del precio del petróleo. “2010 hizo sonar las primeras campanas de alarma y los niveles de precio de 2011 podrían llevarnos a la misma crisis financiera que vimos en 2008”.
Aumentos de los precios de los alimentos que llevan a disturbios, protestas, y revueltas, crecientes precios del petróleo, un inmenso desempleo mundial y una recuperación colapsada. Todo parece el conjunto perfecto de condiciones previas para un tsunami global de inestabilidad y turbulencia. Sucesos como los de Argelia y Túnez nos dan sólo una idea de lo que podría parecer ese remolino, pero dónde y cómo volverán a estallar, y de qué forma, es una incógnita. Pero estamos seguros que todavía no hemos visto cómo podrían ser las revueltas por los recursos que, en los próximos años, podrían alcanzar una intensidad que apenas podemos imaginar en la actualidad.
Michael T. Klare es profesor de estudios de Paz y Seguridad Mundial en el Hampshire College. Su último libro es Rising Powers, Shrinking Planet: The New Geopolitics of Energy (Metropolitan Books).
Copyright 2011 Michael T. Klare
Fuente: http://www.tomdispatch.com/post/175345/tomgram%3A_michael_klare%2C_resource_revolts/#more

23 de enero de 2011

LA RECUPERACIÓN SE ALEJA, LA CONVULSIÓN AMENAZA



Lo que nos espera en 2011 y después es “una turbulencia excepcional cuando los días del orden económico global que conocimos se acaban, posiblemente de manera destructiva”


El estado de ánimo dominante en los círculos económicos liberales al aproximarse el fin de 2010, en contraste con los pronósticos cautelosamente optimistas sobre una continua recuperación a finales de 2009, fue la desmoralización, si no la desesperanza. Los halcones fiscales han salido ganando en la lucha política en EE.UU. y Europa, alarmando a propugnadores de los gastos como el premio Nobel Paul Krugman y el columnista del Financial Times Martin Wolf, quienes ven la restricción presupuestaria como una receta segura para matar la indecisa recuperación de las principales economías.

Pero incluso mientras EE.UU. y Europa parecen dirigirse hacia una crisis más profunda a corto plazo y al estancamiento a largo plazo, Asia del Este y otras áreas en desarrollo muestran señales de desconexión de las economías occidentales. Esta tendencia comenzó a principios de 2009 con la fuerza del masivo programa de estímulo chino, que no sólo posibilitó que China volviera a un crecimiento de dos dígitos, sino que además lanzó a varias economías vecinas, desde Singapur a Corea del Sur, de la recesión a la recuperación. En 2010, la producción industrial de Asia había recuperado su tendencia histórica, “casi como si la Gran Recesión nunca hubiera tenido lugar”, como dijo el Economist.
EE.UU., Europa y Asia parecen seguir caminos separados. ¿Realmente?
En las principales economías, la indignación por los excesos de las instituciones financieras que precipitaron la crisis financiera ha sido reemplazada por la preocupación por los masivos déficit creados por los gobiernos para estabilizar el sistema financiero, detener el colapso de la economía real y evitar el desempleo. En EE.UU., el déficit representa más de un nueve por ciento del producto interno bruto. No se puede decir que sea un déficit desbocado, pero la derecha estadounidense se las arregló para lograr que el temor al déficit y a la deuda federal fuera una mayor fuerza en la mente del público que el temor a un estancamiento más profundo y al crecimiento del desempleo. En Gran Bretaña y en EE.UU. los conservadores fiscales obtuvieron un claro mandato electoral en 2010 mientras que en la Europa continental, Alemania, más enérgica, advirtió al resto de la Eurozona de que ya no subvencionaría los déficit de las economías más débiles del sector sur como Grecia, Irlanda, España, y Portugal.
En EE.UU., la lógica de la razón cedió el paso a la lógica de la ideología. La impecable justificación de los demócratas de que los gastos al estímulo eran necesarios para salvar y crear empleos no pudo con el acalorado mensaje de los republicanos de que más gastos al estímulo, sumados al paquete de 787.000 millones de dólares del presidente Obama de 2009, constituirían otro paso hacia el “socialismo” y la “pérdida de la libertad individual”. En Europa, los keynesianos argumentaron que el aflojamiento fiscal no sólo ayudaría a las economías con problemas de Europa meridional e Irlanda, sino también a la propia maquinaria económica alemana, ya que esas economías absorben exportaciones alemanas.
Como en EE.UU., la justificación sólida salió perdiendo frente a la imagen provocadora, en este caso el retrato diseminado por los medios de alemanes ahorradores que subvencionan a mediterráneos hedonistas e irlandeses derrochadores. Alemania aprobó de mala gana paquetes de rescate para Grecia e Irlanda, pero sólo con la condición de que griegos e irlandeses sean sometidos a salvajes programas de austeridad descritos por nada menos que dos antiguos altos ministros alemanes, Frank-Walter Steinmeier y Peer Steinbrueck, en el Financial Times, como representantes de un grado de dolor social “desconocido en la historia moderna”.
Desconexión resucitada
El triunfo de la austeridad en EE.UU. y Europa seguramente eliminará esas dos áreas como máquinas de recuperación para la economía global. ¿Pero está Asia verdaderamente en otra línea, que permitiría aguantar, como Atlas, el peso del crecimiento global?
La idea de que el futuro económico de Asia se haya desconectado de las economías centrales no es nueva. Estuvo muy de moda antes de que la crisis financiera arrastrara a la economía de EE.UU. en 2007-2008. Pero resultó ser un espejismo ya que la recesión en EE.UU., de la cual dependían China y las otras economías del Este Asiático para absorber sus exportaciones, provocó una repentina y aguda caída en Asia desde finales de 2008 a mediados de 2009. Este período produjo imágenes en la televisión de millones de trabajadores itinerantes chinos, despedidos en zonas económicas costeras, que volvían al campo.
Para contrarrestar la contracción, China, presa del pánico, lanzó lo que Charles Duma, autor de Globalization Fractures, caracterizó como un “violento estímulo interno” de 4 billones de yuan (580.000 millones de dólares). Esto ascendió a cerca de un 13% del producto interno bruto en 2008 y constituyó “probablemente el mayor programa semejante en la historia, incluso en períodos de guerra”. El estímulo no sólo devolvió a China al crecimiento de dos dígitos, también impulsó a las economías del Este Asiático que habían llegado a depender de ese crecimiento a una fuerte recuperación, incluso mientras Europa y EE.UU. se quedaban estancados. Este notable cambio de rumbo condujo al renacimiento de la idea de la desconexión.
El gobernante Partido Comunista de China reforzó esta noción reivindicando un cambio de política fundamental hacia la priorización del consumo interno por sobre el crecimiento impulsado por las exportaciones. Pero esta afirmación es más retórica que real. De hecho, el crecimiento impulsado por las exportaciones sigue siendo el ímpetu estratégico, de ahí la continua negativa de China de permitir que el yuan suba de precio, a fin de mantener la competitividad de sus exportaciones. China, como señala Dumas, se encuentra “en el proceso de pasar masivamente del estímulo benevolente de la demanda interna a algo que se parece de cerca al negocio de costumbre entre los años 2005-2007: crecimiento impulsado por las exportaciones con un poco de sobrecalentamiento.”
No sólo analistas occidentales como Dumas han destacado este retorno al crecimiento basado en las exportaciones. Yu Yongding, un influyente tecnócrata que sirvió en el comité monetario del banco central de China, confirma que ciertamente es un retorno al negocio de costumbre: “Como la relación entre el comercio y el PIB y de las exportaciones con el PIB de China exceden respectivamente un 60% y un 30%, la economía no puede seguir dependiendo de la demanda externa para sustentar el crecimiento. Por desgracia, con un gran sector exportador que emplea a muchos millones de trabajadores esta dependencia se ha hecho estructural. Eso significa que la reducción de la dependencia del comercio de China y del excedente comercial es mucho más que un asunto de ajustar la política macroeconómica.”
La retirada hacia el crecimiento dirigido por las exportaciones, en lugar de ser simplemente un caso de dependencia estructural, refleja un conjunto de intereses del período de reforma que, como dice Yu: “se han transformado en intereses creados, que luchan enérgicamente por proteger lo que tienen”. El lobby de la exportación, que incluye empresarios privados, gerentes de empresas estatales, inversionistas extranjeros y tecnócratas del gobierno, es el lobby más fuerte en Pekín. Si la justificación de los gastos de estímulo ha sido superada por la ideología en EE.UU., en China la justificación igualmente impecable de un crecimiento centrado en el mercado interno ha sido derrotada por intereses materiales.
Deflación global
De modo que la desconexión no es una tendencia probable ya que los dirigentes chinos han preferido hacer que el futuro de la economía china dependa de la demanda estadounidense y, en cierta medida, europea. Pero el contexto ha cambiado desde la “cooperación” previa a la crisis entre el consumidor estadounidense y el productor chino. No sólo porque los estadounidenses están profundamente endeudados, sino porque las reducciones presupuestarias impulsadas por los halcones de la política fiscal reducirán aún más sus ingresos.
Por cierto, lo que analistas como Dumas describen como “reversión a lo usual”, la economía orientada a la exportación de China, entrará en conflicto con los esfuerzos de EE.UU. y Europa de acelerar la recuperación adoptando la propia fórmula de China: promover las exportaciones mientras aumentan las barreras a la afluencia de importaciones. El resultado probable de la promoción competitiva de esta mezcla volátil de impulso de la exportación y protección interna por los tres sectores principales de la economía global en una época de comercio mundial estancado, no constituye una expansión global sino deflación global.
Como ha escrito Jeffrey Garten, ex subsecretario de comercio bajo Bill Clinton: “Aunque tanta atención se ha concentrado en la demanda de consumo e industrial en EE.UU. y China, las políticas deflacionarias que envuelven a la UE, la mayor unidad económica del mundo, podrían socavar gravemente el crecimiento económico global… Las dificultades podrían llevar a Europa a redoblar su concentración en exportaciones al mismo tiempo que EE.UU., Asia y Latinoamérica también apuestan su economía a más ventas en el extranjero, exacerbando tensiones monetarias que ya son fuertes. Podría llevar a una resurrección de políticas industriales patrocinadas por el Estado, que ya crecen en todo el mundo. Y en conjunto, estos factores podrían avivar el virulento proteccionismo que todos temen.”
Lo que nos espera en 2011 y más allá, advierte Garten, es “una turbulencia excepcional cuando los días de decadencia del orden económico global que hemos conocido se acaban, posiblemente de manera destructiva”. Proyecta un pesimismo que captura cada vez más sectores de una elite global que otrora presagiaba la globalización pero que ahora ve como se desintegra ante sus ojos. Este estado de ánimo de fin de siglo no es monopolio de Occidente. Yu Yongding también afirma que “ahora el modelo de crecimiento [de China] casi ha agotado su potencial”. La economía que con más éxito se dejó llevar por la ola de la globalización, China “ha llegado a una coyuntura crucial: sin dolorosos ajustes estructurales, el impulso de su crecimiento económico podría desaparecer repentinamente. El rápido crecimiento de China se ha logrado a un coste extremadamente elevado. Sólo las futuras generaciones conocerán el verdadero precio.”
En contraste con la aprehensión de personajes del establishment como Garten y Yu, muchos progresistas ven turbulencia y conflicto como acompañantes necesarios del nacimiento de un nuevo orden. Los trabajadores han estado ciertamente en movimiento en China, donde las huelgas en compañías extranjeras seleccionadas en 2010 llevaron a importantes logros en los salarios. Por cierto, ha habido manifestantes en las calles en Irlanda, Grecia, Francia y Gran Bretaña.
A diferencia de China, sin embargo, marchan para preservar los derechos que les quedan. Y ni en China ni en Occidente ni en ningún otro sitio esta resistencia va acompañada por una visión alternativa al orden capitalista global. Una discusión de mayor alcance de condiciones económicas alternativas debería tener lugar mientras la crisis económica global entra a su cuarto año. Pero el debate todavía está atrapado entre la estéril posición de gasta-y-estimula y la de recortar el déficit. Lo que pasará en el futuro no es simplemente visible en los rescoldos de lo viejo. Todavía no, por lo menos.
…….
Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro de la Cámara de Representantes de las Filipinas, del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South. Es autor de The Food Wars.


Este artículo fue publicado originalmente en Foreign Policy In Focus.
 

20 de enero de 2011

DE LA TRAICIÓN DE CLASE CONSIDERADA COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES





Con licencia de Thomas de Quincey, que ha inspirado el título de este artículo. 

Marat


Historia de una infamia relatada por sus actores: Paganini (Gobierno, patronal, FMI) y sus asalariados de la traición de clase (CCOO y OGeTe):

"La historia se repite dos veces, la primera como tragedia (Huelga General del 29-S a la que los asalariados de la traición de clase fueron diciendo que era "una putada tener que convocar una Huelga General"), la segunda como farsa" (tras una Huelga General hecha para traicionar la lucha y lograr convertirse de nuevo en "interlocutor necesario").

La escenificación de "desacuerdos" de CCOO y OGeTe en sus escabrosas escenas del sofá con el Gobierno no es otra cosa que un intento de representar un sainete de púdica doncella esquiva a los requerimientos lúbricos de Don Juan (Gobierno, patronal, FMI) para su adocenada y apesebrada base de memos desmovilizados.

La conjura de los miserables daña del modo más indecente al auténtico sindicalismo de clase y abre las vías a la derecha PPera para que su futura cirugía de caballo golpee a los trabajadores como el mazo de Thor y lo haga entre la resignación social más desoladora que pueda imaginarse.

A menudo el caballo de Troya no es un regalo envenenado del enemigo declarado sino la traición de los que habitan dentro de la fortaleza sitiada.

Cubrir de salivazos el rostro de los canallas y a sus apologetas sería el acto más benévolo que podrían tener hacia ellos los trabajadores. Todo mi desprecio a esa caterva de pancistas y a sus apologetas con carné pero sin sangre.

Por insuficiente y mejorable que pueda ser el sindicalismo combativo de quienes sí se movilizan, hay en su voluntad de lucha infinitamente más dignidad que en las burocracias bienpagadas, en los delegados sindicales y las bases que callan, en los partidos de esa izquierda nominal que, desorientados y angustiados, se sorprenden de la traición de los mayoritarios pero no rompen con ellos, denunciando públicamente su ignominia. 

Roma sí paga a traidores y lo hace bien, sea en especie (locales), en dinero sucio (con frecuencia alrededor de los momentos de negociación o “conflicto” pactado), bien en sinecuras particulares pero a todo cerdo le llega su San Martín.

La vileza de la que están haciendo gala acabará teniendo sus consecuencias porque hasta los más serviles y rastreros de quienes justifican el engaño y el apuñalamiento de los derechos de los trabajadores a manos de estos esbirros liberados del capital, hasta quienes los critican fieramente en petit comitè pero suavizan calculadamente sus condenas en público, acabarán pagando las consecuencias de la vileza de estos sEndEcatos verticales.

Se puede ser imbécil y cómplice de la traición mientras salga gratis pero la represión social que nos espera a todos con las nuevas leyes del Dracón liberal y las que vendrán después les alcanzará también a ellos, incluso a esos “sindicaleros” de comités de empresa de la función pública. También allí habrá despidos cuando los indecentes “mercados” exijan nuevos sacrificios humanos al dios Moloch. No hay bastante pesebre para tanto cabestro.

Es hora de comprender que quienes han unido su propia supervivencia y sus destinos al de este sistema que nos masacra son tan destruibles como el propio sistema al que sirven entregando a quienes en otro tiempo fueron sus hermanos. Ellos no son de nuestra clase. Ellos no son nuestro instrumento de lucha sino uno más de los aparatos que sustentan el sistema, lo legitiman y nos amordazan, después de desarmarnos y ponernos a los píes de los caballos del capital.

Aducir que no debe llamarse a abandonarlos en masa porque en ellos está la mayor parte de los trabajadores organizados y no hay sindicatos alternativos lo bastante fuertes para sustituirlos es, consciente o inconscientemente, tan criminal como defenderlos o justificarlos. Hace tiempo que esos organismos están muertos, sin  sangre que circule por sus venas. En ellos sólo vegetan los que viven de parasitar a la clase trabajadora. No son organizaciones nuestras. Son otra cosa: nuestros enemigos, Actúan contra nosotros, nos apuñalan por la espalda, nos venden por 30 monedas no de plata, sino de cobre. Sus bases no son otra cosa que una burguesía mental y castrada para la lucha, mansos que ni siquiera los matadores al servicio del capital (gobiernos) quieren para un simulacro de lucha de clases porque deslucen la faena.

La lucha sindical y social ya no puede hacerse con ellos sino también contra ellos, los peores esquiroles.

COMPARSA LOS PARIAS. DEDICADO A LOS QUE TRAICIONAN A LA CLASE OBRERA

19 de enero de 2011

SÓLO HAY UN CAMINO PARA IMPEDIR LAS AGRESIONES SOCIALES: LA LUCHA Y ORGANIZAR LA HUELGA GENERAL


¿Qué ha ocurrido para que las direcciones de CCOO y UGT se hayan tragado tanto la provocación de Zapatero, como sus propias palabras y advertencias? ¿Qué sucedió en la aireada reunión “secreta”?



La inquietud se ha disparado entre amplios sectores de la izquierda social y política ante el curso de las negociaciones entre gobierno y sindicatos, ampliada posteriormente  a la patronal CEOE, y que pretende la complicidad de la mayoría de los grupos con representación parlamentaria.
El giro negociador ha provocado desconcierto, desconfianza, desmoralización y rechazo. No es para menos si tenemos en cuenta que pocos días antes, en el acto de cierre de la manifestación sindical de 18 de diciembre contra la reforma de las pensiones,    los dirigentes de CCOO y UGT reafirmaron la oposición sindical a cruzar las líneas rojas de la reforma, en particular el retraso de la jubilación a 67 años con carácter obligatorio, y Toxo amenazó con una nueva Huelga General en enero.
Apostar al proceso de negociación  para detener el proyecto de reforma de pensiones del gobierno es cuanto menos iluso y conlleva graves riesgos de todo tipo, sobre todo, cuando el propio Gobierno busca sin ambages la derrota y rendición de la oposición sindical a las reformas antisociales. Hasta la fecha el Presidente   Zapatero ha repetido machaconamente su determinación de reformar el sistema de pensiones y elevar la edad de jubilación a 67 años, es más, ante el nuevo foro que reúne la gran Banca y las grandes empresas, y que contó en la ocasión con la presencia de un representante del imperio, proclamó de manera servil que el gobierno llevará adelante la reforma haya o no acuerdo con los sindicatos… 
¡Que provocación de Zapatero a los sindicatos que en esos días se reunían con voluntad declarada de llegar a un acuerdo!
¿Qué ha ocurrido para que las direcciones de CCOO y UGT se hayan tragado tanto la provocación de Zapatero, como sus propias palabras y advertencias? ¿Qué sucedió en la aireada reunión “secreta”  entre Zapatero, Valeriano, Cándido y Toxo antes de finalizar 2010? ¿Qué amenazas y chantajes se realizaron para que se haya producido este cambio de actitud en Cándido y Toxo?
Que el Presidente del gobierno capitulara en la pasada primavera ante las presiones de los grandes poderes económicos europeos e internacionales, incluida la imperial llamada al orden de Obama, y en un giro de 180 grados se lanzase a un programa de ajuste antisocial y de reformas regresivas como es la reforma laboral, no impidió, a pesar de los titubeos iniciales, que CCOO y UGT convocaran y organizaran la Huelga General   del pasado 29 de septiembre.
¿Qué nuevos datos y circunstancias han surgido para aparcar tanto la Huelga general anunciada para Enero como la manifestación estatal prevista para el 22 del mismo mes en Madrid?  La explicación que en medio de una negociación no procede la movilización no es de recibo, y desde luego, la desconvocatoria de la manifestación no tiene justificación cuando además el Sr. Presidente ejerce su nuevo talante chantajista y provocador.
Entre las posibles “nuevas circunstancias” que circulan “vox populi” está la amenaza de retirada de los subsidios y ayudas del Estado a los sindicatos, pero ello no es nuevo y a su pesar se convocó la pasada Huelga General. En cualquier caso   es un factor disuasorio nada despreciable   en manos del Estado burgués, de sobras   conocido por un movimiento sindical que a lo largo de su historia ha defendido el principio de autonomía e independencia sindical, aunque en los últimos tiempos ha relajado su observancia y con ello se ha debilitado y expuesto a las presiones de los poderes del sistema. Conviene recordar que la fuerza de los sindicatos reside en el apoyo de los trabajadores/as, en su nivel de conciencia y capacidad de movilización,  y en consecuencia defraudar la confianza de la clase trabajadora tiene un coste mucho mayor que perder los subsidios estatales.
Entre las nuevas circunstancias hay quienes señalan la perspectiva del “rescate” de España por la Unión Europea ante la crisis de la deuda soberana, que afecta también a otros países de la periferia como Portugal y amenaza de manera creciente a Italia, Bélgica, etc., y que podría desencadenar un colapso de la propia Unión Europea.
Se especula que para evitar dicho “rescate” y la intervención de la Unión Europea sobre la economía española con un paquete de medidas de ajuste y recorte social todavía más duras, los sindicatos han entrado a negociar la reforma de las pensiones,   en un marco de negociación más amplio –reforma laboral, negociación colectiva (ultraactividad convenios), la cuestión energética, industrial, políticas activas de empleo, etc.
Conceder visos de fundamento a esta especulación rechina con los análisis y declaraciones que han realizado los propios sindicatos cuando cuestionan, con toda razón, que una reforma de pensiones que el gobierno justifica para garantizar su viabilidad en el futuro a largo plazo, 30 a 40 años, no tiene efectos para salir de la crisis ni a corto plazo ni a medio plazo.
En efecto, pero además, ninguno de los temas que se han situado en la mesa de negociaciones, tiene efectos inmediatos o significativos para superar la crisis económica. 
Así pues, las direcciones de UGT y CCOO deberían considerar las terribles consecuencias que sobre su propia credibilidad y la de sus organizaciones, así como los efectos desmoralizadores sobre la clase trabajadora,   y sobre la unidad de la izquierda   tendría  un “Pacto de Estado” trufado de renuncias y claudicaciones, y sazonado con algunas concesiones. Efectos  que se verían agravados si además no pudiera evitarse el “rescate” de España o el colapso de la UE como consecuencia  de la agudización y estallido  de la crisis  financiera española y europea, o por un rebrote de la crisis en EEUU o en otra región económica del planeta.  Tampoco las concesiones que pudieran obtenerse (mantener la ultraactividad en los convenios, etc.) estarían garantizados ante una nueva ofensiva antisocial de los poderes económicos y de la UE…
En las condiciones que se negocia, y tras los últimos vaivenes de los dirigentes de CCOO y UGT, es lógico que crezca el desasosiego sobre su comportamiento ante   tal cúmulo de presiones y chantajes desde tantos lugares y tan variopintas, en definitiva si serán capaces o no de conservar la lucidez y la lealtad a los intereses de la clase trabajadora.
Nadie espera que se comporten como salvadores, y menos de una crisis que ha sido provocada por el desorden neoliberal.
Nadie les exige un comportamiento de hombres de estado para el que no han sido elegidos.
Se espera y se les exige  que defiendan los intereses de la clase trabajadora, con el apoyo y participación de millones de trabajadores y trabajadoras, en activo y en paro, de numerosos ciudadanos/as y gentes solidarias.
El presidente Zapatero al enfatizar su giro antisocial con la frase “cueste lo que le cueste” expresaba  su disposición a inmolarse en beneficio de los objetivos del neoliberalismo económico. En ese suicidio político anunciado se dispone a arrastrar a la todo lo que pueda tras de sí, en primer lugar a su propio Partido al que las encuestas sitúan en caída libre. El Presidente se ha convertido en un sujeto peligroso que hace cenizas todo lo que toca y no repara en nada en su pretensión de parecer un gobernante responsable. El riesgo que la negociación del Pacto de Estado termine por arrastrar a CCOO y UGT a la pira de Zapatero no debe subestimarse.
Por ello, lo más razonable y honesto, cuando Zapatero  obediente a  Botín sigue con su mantra provocador de la jubilación obligada a los 67 años, es dar por rotas las negociaciones ante esa presidencial falta de voluntad negociadora, levantarse de la mesa y organizar de inmediato la movilización general   sostenida de la clase trabajadora y de la ciudadanía solidaria, convocar las manifestaciones y la Huelga General, para derrotar los planes antisociales del Gobierno, de la patronal, de la derecha política, y de la Unión Europea.
El Gobierno del PSOE debe saber que sus “contrarreformas no pasarán” y/o serán su tumba política por mucho tiempo. Las movilizaciones convocadas  para los próximos días en diversas ciudades del estado español  y las convocatorias de Huelga General el día 27 de enero, particularmente  en Euskadi y Galicia, deben señalar el camino.

Firman:
Pedro Montes y Diosdado Toledano, miembros de la Coordinadora de Socialismo 21